Información y Opinión

Pedro Sánchez: asalto inmoral a la RTVA



El gobierno de Pedro Sánchez fracasa en su burdo intento de apoderarse del control de Radiotelevision española por decreto ley, conviirtiendo lo que debe ser transitorio en un dominio que pretendía durar dos años, hasta las próximas elecciones.

Para el nuevo gobierno, frágil, hipotecado y obsesionado por la propaganda y la manipulación mediática, el control de la radio y televisión pública es vital.
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La TV al servicio de los abusos y estupideces del poder
Un serio revés para el gobierno de Sánchez y para la ambición de poder que lo envuelve. El consejo de administración provisional de RTVE, que surgirá del decreto ley que aprobó el Gobierno el pasado 22 de junio para relevar la cúpula de RTVE, puede durar mucho menos de lo previsto. Las mesas del Senado y el Congreso aprobaron este martes las bases del concurso público impulsado por la nueva ley de RTVE, un proceso paralizado por la publicación del decreto ley y el conflicto en la composición del comité de expertos.

Otro abuso de poder de PSOE y Podemos, que contemplaban prorrogar la "interinidad" de RTVE hasta las elecciones de 2019, ha quedado frustrado, lo que causa gran desasosiego en el equipo de Pedro Sánchez y en Podemos, obsesionados por el control de los medios públicos.

¿Podría alguien intentar convencernos de la necesidad de una televisión estatal? ¿Creen que el que conecta un canal determinado lo hace porque sea público o privado?

La ambiciomN de poder y la obsesión por controlar los medios del actual gobierno ha suscitado un intenso debate sobre la necesidad de que los medios públicos no sean utilizados como plataformas de manipulación y también sobre la conveniencia en democracia de que existan medios de comunicación públicos, que siempre terminan actuando como instrumentos de poder e influencia al servicio de los que gobiernan.

Las televisiones publicas son una aberración de la democracia, una de las muchas forzadas por los políticos, que llevan más de un siglo acumulando poder a costa de debilitar el sistema, limitar la libertad y empobrecer la ciudadanía. En el diseño original de la democracia, los gobiernos no tenían por qué ser propietarios de medios de comunicación. Y así fue durante mucho tiempo. Hasta que el totalitarismo de Lenin lo contaminó todo y los demócratas sintieron envidia del enorme poder del Estado soviético.

Las verdaderas democracias deben renunciar a poseer medios propios y más todavía a utilizarlos para la propaganda y la manipulación. Lo único que podría ser admisible serían unos medios públicos dedicados a promover la cultura plural y a prestar servicios de interés general, siempre supervisados por comisiones independientes, ajenas a los partidos politicos.

Francisco Rubiales

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Miércoles, 11 de Julio 2018
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