El virus de la idiotez está infectando a España y se propaga con velocidad pasmosa. El filósofo francés Maxime Rovere ha entendido el problema de los gilipollas mejor que nadie y sostiene que son el mayor peligro para la humanidad. "La idiotez será siempre la primera causa de muerte entre los humanos", afirma.
Sabía usted que si un ratón entra en su casa y usted, asustado, le golpea con una escoba y le parte una patita puede ser condenado a entre 3 y 18 meses de cárcel?. Es sólo una de las decenas de leyes imbéciles aprobadas por las tribus de gilipollas que mandan en España.
¿Cuántas personas realmente gilipollas ha visto en la tele últimamente? Seguro que ha perdido la cuenta. ¿Cuántas veces ha pensado que estamos en manos de auténticos imbéciles?. Si lo piensas, tienes razón.
Hay países, como España, que del mismo modo que fue líder mundial en propagación y víctimas del COVID, hoy es líder en la infección por el virus de la gilipollez, que se ha hecho fuerte en el gobierno, en el Parlamento, en la Justicia, en la televisión, donde hay programas y tertulias donde sólo hay gilipollas hablando sandeces, en el periodismo, en la enseñanza y en la universidad, convertida en el parque temático de la gilipollez nacional.
Los que okupan viviendas y se las roban a sus legítimos dueños son protegidos por el gobierno y por las leyes. Si eres hijo de una mujer asesinada por su marido, el gobierno te premia con exenciones fiscales y ayudas de todo tipo, pero si es tu madre la que ha matado a tu padre, no tienes derecho a esas ayudas.
El gobierno de los gilipollas oculta los crímenes de los inmigrantes, que cada día hacen España más insegura. Si un español viola a una mujer, le cae encima todo el peso de la ley, pero si lo hace un marroquí, es otra cosa y los medios de comunicación comprados por el gobierno esconden ese delito, mientras el coro de los gilipollas gritan desde el gobierno que hay que ser clementes con ellos porque proceden de otra cultura.
Los gilipollas que mandan en España se saltan muchas leyes y violan la Constitución con frecuencia, pero esos crímenes son ocultados al pueblo. En España, ser una persona normal del pueblo, que además es varón y de raza blanca, es un peligro porque te convierte en una especie de enemigo público. Pero si eres mujer y progresista, casi eres impune.
Hay cientos de españoles encarcelados, victimas de acusaciones falsas de mujeres despechadas, desprotegidos y aplastados por las leyes feministas que aprueban los gilipollas.
Escuchas los discurso de los grandes gilipollas, como la candidata Yolanda Díaz, el ex presidente Zapatero y el mayor de todos, el mentiroso presidente Sánchez, y penetras en un aberrante cóctel compuesto de mentiras, estafas, balbuceos y contradicciones que reflejan, más que liderazgo, torpeza o rastros similares a los de las borracheras de alcohol o alucinógenos.
Los gilipollas gobiernan España y la están convirtiendo en un chiste sin gracia, debilitándola, desprestigiándola y haciéndola más insignificante, injusta, arbitraria y pobre.
El pueblo español, cada día más contagiado de gilipollez, vota una y otra vez a gilipollas y corruptos para que formen gobierno, grita más fuerte por un gol de fútbol que por sus derechos violados y protesta más fuerte contra un árbitro de futbol que contra la injusticia.
Pedro Sánchez y Feijóo son dos "figuras" en el universo gilipollas. Uno y otro defienden una cosa y la contraria, al mismo tiempo, mientras confunden a la audiencia porque el de derecha parece de izquierdas y el de izquierdas nadie sabe lo que es, salvo el campeón mundial de la mentira.
¿Tiene cura al infección por el virus de la gilipollez? Sí la tiene, pero hay que combatirla a tiempo y de manera drástica, aislándote de los portadores, lo que te obligará a convertirte en una especie de fraile cartujo aislado, sin contacto con el mundo de los infectados, sobre todo con los que gobiernan y los que difunden las gilipolleces por medio de la prensa, la radio y la televisión. Con ese aislamiento y erradicando a los amigos y familiares ya infectados, esos que defienden a los gilipollas como si fueran héroes, tal vez llegues a curarte, después de una durísima cuarentena, de esa imbecilidad letal.
Francisco Rubiales
Sabía usted que si un ratón entra en su casa y usted, asustado, le golpea con una escoba y le parte una patita puede ser condenado a entre 3 y 18 meses de cárcel?. Es sólo una de las decenas de leyes imbéciles aprobadas por las tribus de gilipollas que mandan en España.
¿Cuántas personas realmente gilipollas ha visto en la tele últimamente? Seguro que ha perdido la cuenta. ¿Cuántas veces ha pensado que estamos en manos de auténticos imbéciles?. Si lo piensas, tienes razón.
Hay países, como España, que del mismo modo que fue líder mundial en propagación y víctimas del COVID, hoy es líder en la infección por el virus de la gilipollez, que se ha hecho fuerte en el gobierno, en el Parlamento, en la Justicia, en la televisión, donde hay programas y tertulias donde sólo hay gilipollas hablando sandeces, en el periodismo, en la enseñanza y en la universidad, convertida en el parque temático de la gilipollez nacional.
Los que okupan viviendas y se las roban a sus legítimos dueños son protegidos por el gobierno y por las leyes. Si eres hijo de una mujer asesinada por su marido, el gobierno te premia con exenciones fiscales y ayudas de todo tipo, pero si es tu madre la que ha matado a tu padre, no tienes derecho a esas ayudas.
El gobierno de los gilipollas oculta los crímenes de los inmigrantes, que cada día hacen España más insegura. Si un español viola a una mujer, le cae encima todo el peso de la ley, pero si lo hace un marroquí, es otra cosa y los medios de comunicación comprados por el gobierno esconden ese delito, mientras el coro de los gilipollas gritan desde el gobierno que hay que ser clementes con ellos porque proceden de otra cultura.
Los gilipollas que mandan en España se saltan muchas leyes y violan la Constitución con frecuencia, pero esos crímenes son ocultados al pueblo. En España, ser una persona normal del pueblo, que además es varón y de raza blanca, es un peligro porque te convierte en una especie de enemigo público. Pero si eres mujer y progresista, casi eres impune.
Hay cientos de españoles encarcelados, victimas de acusaciones falsas de mujeres despechadas, desprotegidos y aplastados por las leyes feministas que aprueban los gilipollas.
Escuchas los discurso de los grandes gilipollas, como la candidata Yolanda Díaz, el ex presidente Zapatero y el mayor de todos, el mentiroso presidente Sánchez, y penetras en un aberrante cóctel compuesto de mentiras, estafas, balbuceos y contradicciones que reflejan, más que liderazgo, torpeza o rastros similares a los de las borracheras de alcohol o alucinógenos.
Los gilipollas gobiernan España y la están convirtiendo en un chiste sin gracia, debilitándola, desprestigiándola y haciéndola más insignificante, injusta, arbitraria y pobre.
El pueblo español, cada día más contagiado de gilipollez, vota una y otra vez a gilipollas y corruptos para que formen gobierno, grita más fuerte por un gol de fútbol que por sus derechos violados y protesta más fuerte contra un árbitro de futbol que contra la injusticia.
Pedro Sánchez y Feijóo son dos "figuras" en el universo gilipollas. Uno y otro defienden una cosa y la contraria, al mismo tiempo, mientras confunden a la audiencia porque el de derecha parece de izquierdas y el de izquierdas nadie sabe lo que es, salvo el campeón mundial de la mentira.
¿Tiene cura al infección por el virus de la gilipollez? Sí la tiene, pero hay que combatirla a tiempo y de manera drástica, aislándote de los portadores, lo que te obligará a convertirte en una especie de fraile cartujo aislado, sin contacto con el mundo de los infectados, sobre todo con los que gobiernan y los que difunden las gilipolleces por medio de la prensa, la radio y la televisión. Con ese aislamiento y erradicando a los amigos y familiares ya infectados, esos que defienden a los gilipollas como si fueran héroes, tal vez llegues a curarte, después de una durísima cuarentena, de esa imbecilidad letal.
Francisco Rubiales