Información y Opinión

Panda de vagos en las Cortes españolas





Nuevas vacaciones, ahora las de primavera, para "Sus Señorías", la panda de vagos que llena el Congreso de los Diputados de España. Acaban de disfrutar de casi dos meses de vacaciones navideñas (desde el 16 de diciembre de 2008 hasta el 10 de febrero de 2009), a las que siguieron otro puente de dos semanas, a finales de febrero, con motivo de las elecciones vascas y gallegas. Ahora dejan de nuevo las Cortes vacías, esta vez hasta el 21 de abril. El comportamiento de la clase política española en general y, en especial, de los diputados y senadores, provoca estupor y vergüenza en estos tiempos críticos, cuando oleadas de españoles se incorporan cada día al paro y a la pobreza y cuando nos enfrentamos a una depresión dramática que exige de todos esfuerzo y sacrificio.

Pero ellos son los "nuevos amos" y disfrutan de manera ostentosa de privilegios y ventajas que les distinguen y elevan sobre el pueblo al que dicen representar. Irresponsablemente, se han convertido en ejemplo de la marea creciente de españoles que practican la vagancia y el absentismo laboral. Sus sueldos de privilegio, su derecho al multiempleo, sus pensiones de lujo y sus escasas horas de dedicación a las tareas legislativas les convierten en una casta de parásitos privilegiados que, para colmo de males, exhibe carencias democráticas escalofriantes, como el hecho de que ni siquiera conozcan a los ciudadanos a los que dicen representar, que no se relacionen con sus electores o que no estén obligados a responder ante los ciudadanos que los eligieron. La lealtad de los parlamentarios en España es sólo para los partidos que les incluyeron en las listas.

Los parlamentarios españoles, élite privilegiada con fueros especiales y con inmunidades que les convierten en casi impunes, ni siquiera pueden votar en conciencia, ni hablar cuando lo deseen, o defender las ideas y propuestas que consideren buenas para España. Para hablar tienen que obtener previamente el permiso de su jefe de filas y si se atreven a votar en conciencia o a defender lo que su conciencia les exija, si esas ideas son contrarias a las de sus respectivos partidos, sus carreras políticas dejarían de existir "ipso facto" porque sus líderes políticos jamás les perdonarían su libertad.

El Partido Popular trató de evitar que se produjera esta vergonzosa situación. El partido de Mariano Rajoy pidió al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, un pleno extraordinario justo después de Semana Santa. Sólo el PNV apoyó la petición 'popular'. Los demás grupos apostaron por la playa y el chiringuito y apretaron el "No".

El Congreso, pues, vuelve a quedarse sin un alma hasta el próximo día 21 de abril. Sólo algunos, excepcionalmente, regresarán este martes, día 7, para asistir a la comparecencia de Carme Chacón ante la Comisión de Defensa.

Los privilegios de esa casta parasita son espectaculares. El salario mínimo de un diputado es de 3.996 euros al mes, que puede llegar a los 6.500 por otros conceptos. Aunque discuten por todo y son adictos a la trifulca, jamás discrepan a la hora de fijarse sus sueldos, a los que, coriosamente, dan poca o ninguna publicidad para que el ciudadano no se sienta escandalizado ante los privilegios de la casta política.

A los sueldos de los 350 privilegiados del Congreso hay que agregar gastos de representación o de libre disposición, ayudas para el alojamiento o para el transporte, dietas, pensiones, cotizaciones a la Seguridad Social sin límite temporal tras abandonar el Congreso, pagas millonarias para cónyuges viudos o hijos huérfanos, y hasta ordenadores a precio de ganga, además de permiso para desarrollar otros trabajos privados, lo que permite a algunos de nuestros legisladores cobrar más de 25.000 euros mensuales.


   
Martes, 7 de Abril 2009
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