Nadie ha violado la Constitución con tanta saña como los dos grandes partidos políticos que han gobernado España en las últimas décadas, PSOE y PP. Lo han hecho convirtiendo la corrupción en parte del sistema, contaminando las instituciones del Estado y pulverizando derechos, libertades y el mandato claro constitucional que establece que todos los españoles son iguales y deben gozar de las mismas oportunidades y privilegios.
Los políticos han hecho que vascos y catalanes tengan enormes ventajas y más riqueza, que los que vivan y mueran en Andalucía y otras regiones. Esa política, indecente y nauseabunda, es un castigo para los que son leales y un premio para los nacionalismos miserables, desleales y egoístas de Cataluña y Vascongadas.
La desigualdad reinante en España, estimulada por los políticos, es la peor suciedad del país y el rasgo más sucio y antidemocrático, mucho peor que la corrupción, el abuso de poder y el por desgracia frecuente saqueo de las arcas públicas.
Miles de analistas, pensadores y estudiosos de la política han llegado a la terrible conclusión de que los grandes partidos españoles anteponen sus intereses al bien común y promueven la incultura y la estupidez de los ciudadanos como mejor manera de someterlos. En realidad se han convertido en los peores enemigos de la prosperidad, la democracia y el verdadero progreso.
Los nacionalismos son los grandes beneficiados por la política española. Han sido y siguen siendo partidos de odio que jamás han renunciado a la independencia.
Los españoles, más que un pueblo pacífico son un pueblo cobarde que ha permitido que vascos y catalanes se lleven la mayor parte de la riqueza disponible. Permitir sin reaccionar ese expolio convierte a España en un país indigno, ajeno a la democracia y preparado para la esclavitud.
Los niveles de injusticia en el reparto han alcanzado el cenit con Pedro Sánchez, un tipo sin escrúpulos, capaz de cualquier brutalidad e injusticia con tal de permanecer en el poder, que está negociando con catalanes y vascos concesiones anticonstitucionales y cargadas de injusticia, a cambio de que ellos aseguren su permanencia en el poder.
Las negociaciones en curso entre Sánchez y los enemigos de España catalanes y vascos, llevadas en silencio y ocultándolas al pueblo, incluyen medidas que violan la Constitución y destrozan la nación, como una amnistía para los delincuentes golpistas y un referendo que permita a esas regiones separarse de España.
Y los desgraciados españoles, mientras, en el silencio de los esclavos.
Francisco Rubiales
Los políticos han hecho que vascos y catalanes tengan enormes ventajas y más riqueza, que los que vivan y mueran en Andalucía y otras regiones. Esa política, indecente y nauseabunda, es un castigo para los que son leales y un premio para los nacionalismos miserables, desleales y egoístas de Cataluña y Vascongadas.
La desigualdad reinante en España, estimulada por los políticos, es la peor suciedad del país y el rasgo más sucio y antidemocrático, mucho peor que la corrupción, el abuso de poder y el por desgracia frecuente saqueo de las arcas públicas.
Miles de analistas, pensadores y estudiosos de la política han llegado a la terrible conclusión de que los grandes partidos españoles anteponen sus intereses al bien común y promueven la incultura y la estupidez de los ciudadanos como mejor manera de someterlos. En realidad se han convertido en los peores enemigos de la prosperidad, la democracia y el verdadero progreso.
Los nacionalismos son los grandes beneficiados por la política española. Han sido y siguen siendo partidos de odio que jamás han renunciado a la independencia.
Los españoles, más que un pueblo pacífico son un pueblo cobarde que ha permitido que vascos y catalanes se lleven la mayor parte de la riqueza disponible. Permitir sin reaccionar ese expolio convierte a España en un país indigno, ajeno a la democracia y preparado para la esclavitud.
Los niveles de injusticia en el reparto han alcanzado el cenit con Pedro Sánchez, un tipo sin escrúpulos, capaz de cualquier brutalidad e injusticia con tal de permanecer en el poder, que está negociando con catalanes y vascos concesiones anticonstitucionales y cargadas de injusticia, a cambio de que ellos aseguren su permanencia en el poder.
Las negociaciones en curso entre Sánchez y los enemigos de España catalanes y vascos, llevadas en silencio y ocultándolas al pueblo, incluyen medidas que violan la Constitución y destrozan la nación, como una amnistía para los delincuentes golpistas y un referendo que permita a esas regiones separarse de España.
Y los desgraciados españoles, mientras, en el silencio de los esclavos.
Francisco Rubiales