Colaboraciones

PERTINAZ ATAQUE





La saña y el ataque no cesan. El mal pertinaz continúa derramando sus odios. Esta izquierda radical y resentida no da respiro a su bilis putrefacta contra el cristianismo y la Iglesia Católica. Ahora, la han entablado con el crucifijo y émula ha saltado la Benemérita contra su Patrona la Virgen del Pilar. Un informe de la organización «Ayuda a la Iglesia Necesitada» acusa al Gobierno Español de poner trabas a la práctica de la religión católica, mientras fomenta la práctica, en territorio español, del Islam.

La Junta de Andalucía, siempre al pairo del aire que sopla, ha salido al foro a exigir, a los colegios, la retirada "inmediata" de todos los símbolos que “vulneran” la libertad religiosa. ¡Claro los símbolos cristianos vulneran, la construcción y financiación de mezquitas, no! La inquina y la ignorancia, en su osadía, no tienen límites. Martínez Camino, secretario de la CEE, ha dicho: «El crucifijo es un signo de garantía de la libertad frente al totalitarismo; el que pende de la cruz es el que dijo "dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. Nadie debe temer lo que significa la cruz cuando está presente en la vida pública, porque la cruz es un signo de libertad y un signo de distinción entre el Estado y la Iglesia». G. Juan Morado aduce: «El Crucificado es patrimonio de la humanidad; donde el sistema político se convierte a sí mismo en absoluto y, por lo tanto, usurpa el papel de la religión, está en peligro la libertad y el orden verdaderamente democrático».

Existen obras culturales, que, por su importancia y significación, son heredad de todos y nadie, pues, está legitimado para sustraer su goce, visión y beneficio a las generaciones futuras; así como, personajes históricos y contemporáneos que, concitando unánime consenso y convergencia, trascienden el marco de las civilizaciones por su coherencia en defensa de valores universales y sublimes ideales trasmitidos. Cualquiera, con cultura y buena voluntad, reconocerá que Jesús de Nazaret, impartió en Palestina el Evangelio del Mandamiento Nuevo, manifiesto en las Bienaventuranzas, la doctrina, sobre el amor, la misericordia, el perdón y la justicia, más extraordinaria y subyugante de la historia humana.

«La Cruz, dice G. J. Morado, nos habla de Jesús, nos remite a Jesucristo. La Cruz es el símbolo de su vida, de su amor entregado, de su compasión sin límites. La Cruz es la cifra que compendia su servicio a los hombres - a los pobres, a los pecadores, a los heridos por la vida – y que resume de modo más perfecto su sacrificio, su generosidad sin límites. Jesús es de todos, de los cristianos y de los laicos, de los místicos y de los revolucionarios, de los poetas y de los buscadores de la verdad, de los que creen y también de los sin fe, quizá dolidos por su sufrimiento. Hasta Nietzsche, en su nihilismo ateo, afirmaba que Jesús nos ha mostrado “el amor, como única posibilidad de vida».

En un sistema occidental, llamado democrático, los españoles atónitos asisten en silencio a la extravagancia de desmontar los crucifijos de las aulas, corroborada incomprensiblemente por un juez que ha decidido poner a Jesucristo Crucificado en los espacios inconstitucionales, porque ofende los sentimientos de dos sujetos laicos y de una musulmana. Mientras tanto, ¿no se han vejado y pisoteado los sentires y derechos de los muchos y silenciosos padres de Valladolid y de las castillas todas? Una vez más, se apresa y somete a meditado e interesado proceso, al Jesús, manso y humilde, que perdona desde la cruz a sus ejecutores, salva al buen ladrón, lleno de misericordia libra a la adúltera de sus lapidadores, compadecido de las lágrimas de la madre devuelve el hijo a la Viuda de Naim…

La mema insulsez no descansa nunca; el acoso del rencor, por razones políticas, se alimenta de su ridículo y fatuo radicalismo.



C. Mudarra

   
Lunes, 1 de Diciembre 2008
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