Colaboraciones

PARTITOCRACIA Y CORRUPCIÓN





Aquí se ha instalado la partitocracia y con ella la corrupción. El uso "maquiavélico" que hacen de su propia corrupción los dos principales partidos puede explotarles en las fauces. Meter la mano en las arcas públicas es una inclinación fácil y corriente, respetarlas escrupulosamente y no tocarlas es menos frecuente, más escaso. La política hoy ha perdido altura y dignidad. La corrupción anida en las instituciones oficiales y en ellas tiene su mejor ubre nutricia, especialmente, en los espacios municipales.

Aprovechando los medios que tienen a su alcance, unos le achacan a los otros los trapos sucios que van encontrando, sean ciertos o no; lo que importa es destapar y acusar, sembrar la rumorología, porque siempre algo queda. Así, unos llevan ya un tiempo enredados en el destape del Caso Chaves y su familia, el asunto del alcalde de Getafe y los cien kilos de droga desaparecidos de las dependencias policiales de Sevilla; y otros, con el Caso Gürtel, que se ignora, si financiaba ilegalmente al PP o sólo a unos cuantos vivillos, que dejaban caer el dinero en sus bolsillos. Parece que Gürtel funcionaba como Filesa, un tinglado de financiación ilegal del PSOE, que, a su vez, alimentó la bolsa de intermediarios y comisionistas, que robaban para el partido y para sus carteras, sobre todo, cuando se cercioraron, que, al volver a ganar las elecciones, la mayoría de ellos tenían un precio.

Ahora, acusan a A. Saiz, Director del CNI, de sufragar con dineros públicos, sus aficiones de caza y pesca en países exóticos, según denuncian directivos y agentes de los servicios secretos. La caza es corruptela habitual en este equipo de Bermejo. El tal Saiz, a pesar de no tener sintonía ni buena relación con la ministra de Defensa ni con el de Interior y de estar enfrentado a altos mandos de CNI, logró ser ratificado en el cargo por el Gobierno Socialista, gracias a mayores cobijos gubernamentales.

Al PP, se le está enquistando el no haber destituido a tiempo a su tesorero; es el segundo error de Rajoy, el primero fue, al no ser elegido por los militantes y simpatizantes, aceptar el cargo a dedo; su pasividad le perjudica; en tanto no lo despida y le urja a dejar el escaño, está uniendo su personal honestidad a la del subordinado. El juez cree muy ‘posible y veraz’ que este tesorero haya cometido presuntos delitos de fraude fiscal, cohecho y cobro de sobornos; si el Supremo lo declarara culpable, Rajoy tendrá que actuar en consecuencia. Se vislumbra gran actividad en los juzgados; sin prejuzgar nada ni a nadie, el panorama, se cree, que apunta a juicio.

Todo esto es una infausta historia de mangancia enriquecedora, la horterada de unos golfos ambiciosos que, al ir cobrando comisiones, entregaban un monto de dinero al partido, para disimular sus maniobras, y se embolsaban una parte suculenta del tesoro negro. La corrupción se ha incrustado en el modo de hacer política, impregna la financiación de los partidos políticos, los sueldos y sueldecetes políticos y hasta los sindicatos; con frecuencia se denuncian las prebendas, influencias y nepotismo de la clase política, así como las prácticas que, en algunos casos, amalgaman la acción de gobierno, de partido y de la familia del dirigente. La estética del trinque es un vicio grave para el desarrollo de las democracias occidentales. La democracia no pude pervivir bajo el sombrajo del disimulo, del engaño y de la cleptocracia (Datos publicados por los diarios El Mundo, LD e Ideal, 16-6-09).



C. Mudarra

   
Domingo, 21 de Junio 2009
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