No es tan dificultoso llevar unas negociaciones a puerto, es cuestión de voluntad y de aptitud política. Deben sentarse, en un retiro tranquilo, cuatro parlamentarios de cada uno de los tres partidos, PP, PSOE y C's. y, poniendo sobre la mesa los puntos que les unen, ponerse de acuerdo en el resto esencial de cuestiones y, de una vez, salir de este bloqueo, atender el crecimiento económico, asentar la confianza inversora y crear empleo y prosperidad para los jóvenes, los parados y los fatigados por la escasez. Ha transcurrido el tiempo y aún seguimos sin investidura, se reúnen, pero no avanzan; queda la esperanza de que logren un cierto entendimiento que dé lugar a una coalición con la mayoría suficiente y esto no se ve; es la coalición o las elecciones. Aquí, en esta penuria política, la cuestión sigue igual, eso sí, con un clima enrarecido y airado; no hay lugar para los intereses nacionales, sólo cuentan los personales y partidistas, no hay quien sepa y pueda formar un Gobierno estable que gobierne, atienda el crecimiento, el paro y los asuntos pendientes; sí, saben bien la diatriba, su egocentrismo y su simpleza.
La Vicepresidenta Santamaría ha indicado a Sánchez que las negociaciones sobre la gobernabilidad de España "no son un rodaje", sino "un asunto de acción de gobernar"; "ahora, hay que plantear al pueblo un gobierno serio, no es cuestión de entretener más, hay que gobernar", "y tomar decisiones día a día"; y ha repetido que el PSOE sigue rechazando el pacto con el PP, pero nosotros estaremos ahí hasta el final, porque repetir las elecciones es la última opción". La gobernabilidad obliga a los partidos a dejar las ambigüedades de estas semanas. En el partido de A. Rivera, ven bien un "Gobierno constituido por miembros del PSOE y Ciudadanos"; sin embargo, ellos dicen que nunca han pedido ministerios, aunque se puede pensar que en caso de que puedan gobernar con el PSOE, Albert Rivera podría asumir la vicepresidencia. Ahora bien, parece cierto que Rivera rechaza figurar en un tripartito, no admite que Iglesias entre en el posible Ejecutivo.
Con sólo 90 mínimos escaños, P. Sánchez está empeñado en gobernar, al precio que sea; rehusó negociar con el PP, ignorando por completo el interés de los españoles, sobre todo por su ambición personal y la visceral antipatía con Rajoy; su acuerdo de investidura con Ciudadanos, no obstante, resulta insuficiente para formar gobierno por lo que está empeñado en rogar a Podemos que se una a él, para ello ofrece «modificar» lo pactado con Rivera y pedir luego a su militancia, que ratifique el cambalache, a fin de conseguir un «gobierno de cambio». Si Ciudadanos se niega a ceder al chantaje en coherencia con lo prometido a sus votantes, será señalado por los dos, Sánchez-Iglesias, como responsable de bloquear ese «sugestivo» proyecto y forzar la repetición de las elecciones. A la vez, existe la alternativa del apoyo separatista, al que, llegado el momento, puede acogerse la pareja, tras campaña mediática destinada a convencer al público de que la obstinación de la «derecha» no les dejaba otra solución.
Por otra parte, Raúl Del Pozo ha dicho que "el PP a pesar los signos de desprecio continuado que recibe, se siente víctima de una causa general que se expresa en los medios, aunque, según las últimas encuestas, volvería a ganar las elecciones. Rafael Hernando ha ido más allá, al exigir que se acabe con el linchamiento al PP; el foco de atención, añade, se centra en los casos de corrupción del partido más votado y esa ferocidad, esa saña, ese odio son perjudiciales para el sistema democrático; «siempre se pide que cortemos la cabeza a la gente del PP y no a los otros». La repulsa, el desprecio, el sentimiento de aversión a los partidos y a sus dirigentes, suelen tener como en el caso del PP razones y causas profundas, como falta de un discurso de esperanza y regeneración y otras causas más misteriosas"; el PP, carece de aura, provoca antipatía en los medios, incluso en sus afines, los desuellan y los descuartizan; hoy, las redes sociales se han convertido en la nueva versión del puñal bajo la ropa, esos apuñalamientos se realizan a través de los medios y de las redes sociales, en el espacio abierto del universo, donde nacen las revueltas y los linchamientos". MUNDO del 6.
C. Mudarra
La Vicepresidenta Santamaría ha indicado a Sánchez que las negociaciones sobre la gobernabilidad de España "no son un rodaje", sino "un asunto de acción de gobernar"; "ahora, hay que plantear al pueblo un gobierno serio, no es cuestión de entretener más, hay que gobernar", "y tomar decisiones día a día"; y ha repetido que el PSOE sigue rechazando el pacto con el PP, pero nosotros estaremos ahí hasta el final, porque repetir las elecciones es la última opción". La gobernabilidad obliga a los partidos a dejar las ambigüedades de estas semanas. En el partido de A. Rivera, ven bien un "Gobierno constituido por miembros del PSOE y Ciudadanos"; sin embargo, ellos dicen que nunca han pedido ministerios, aunque se puede pensar que en caso de que puedan gobernar con el PSOE, Albert Rivera podría asumir la vicepresidencia. Ahora bien, parece cierto que Rivera rechaza figurar en un tripartito, no admite que Iglesias entre en el posible Ejecutivo.
Con sólo 90 mínimos escaños, P. Sánchez está empeñado en gobernar, al precio que sea; rehusó negociar con el PP, ignorando por completo el interés de los españoles, sobre todo por su ambición personal y la visceral antipatía con Rajoy; su acuerdo de investidura con Ciudadanos, no obstante, resulta insuficiente para formar gobierno por lo que está empeñado en rogar a Podemos que se una a él, para ello ofrece «modificar» lo pactado con Rivera y pedir luego a su militancia, que ratifique el cambalache, a fin de conseguir un «gobierno de cambio». Si Ciudadanos se niega a ceder al chantaje en coherencia con lo prometido a sus votantes, será señalado por los dos, Sánchez-Iglesias, como responsable de bloquear ese «sugestivo» proyecto y forzar la repetición de las elecciones. A la vez, existe la alternativa del apoyo separatista, al que, llegado el momento, puede acogerse la pareja, tras campaña mediática destinada a convencer al público de que la obstinación de la «derecha» no les dejaba otra solución.
Por otra parte, Raúl Del Pozo ha dicho que "el PP a pesar los signos de desprecio continuado que recibe, se siente víctima de una causa general que se expresa en los medios, aunque, según las últimas encuestas, volvería a ganar las elecciones. Rafael Hernando ha ido más allá, al exigir que se acabe con el linchamiento al PP; el foco de atención, añade, se centra en los casos de corrupción del partido más votado y esa ferocidad, esa saña, ese odio son perjudiciales para el sistema democrático; «siempre se pide que cortemos la cabeza a la gente del PP y no a los otros». La repulsa, el desprecio, el sentimiento de aversión a los partidos y a sus dirigentes, suelen tener como en el caso del PP razones y causas profundas, como falta de un discurso de esperanza y regeneración y otras causas más misteriosas"; el PP, carece de aura, provoca antipatía en los medios, incluso en sus afines, los desuellan y los descuartizan; hoy, las redes sociales se han convertido en la nueva versión del puñal bajo la ropa, esos apuñalamientos se realizan a través de los medios y de las redes sociales, en el espacio abierto del universo, donde nacen las revueltas y los linchamientos". MUNDO del 6.
C. Mudarra