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¿Otra traición socialista?



En el verano de 2021 tomé por primera vez conciencia de una enorme traición socialista a España, que finalmente no se culminó, pero que sí se planteó y de haberse cerrado habría cambiado la Historia. La primera pista la escuché en un programa de televisión y después lo leí en un artículo publicado en El Independiente.

Ocurrió en 1938, en el tramo final de la guerra civil, cuando las tropas de Franco ya se veían como claramente vencedoras. Ante la amenaza de la derrota, el ministro de Defensa de la República, el socialista Indalecio Prieto, habría realizado un movimiento desesperado, un último intento por cambiar el signo de la guerra solicitando el apoyo militar de Inglaterra, a la que se le pedía que declarara la guerra al bando franquista a cambio de cederle los puertos de Cartagena, Mahón y Vigo, con su ría incluida.

No tengo pruebas definitivas de que aquel intento de traición del socialista Indalecio Prieto, haya sido real, pero hay indicios suficientes para apuntarlo como más que posible.

Como autor del texto de El Independiente, titulado "Cuando la II República quiso vender los puertos de Cartagena, Vigo y Mahón a Reino Unido", figura Alfonso López García. Otros autores dicen que lo investigaron, que es cierto y que en Londres existen documentos que lo acreditan.
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Indalecio Prieto, ministro socialista de la República durante la Guerra Civil
En el verano de 2021, uno de los participantes en un programa de televisión lo mencionó y también lo publicó El Independiente. Millones de españoles supieron entonces de aquella posible traición socialista, terrible y curiosamente nunca aireada, ni siquiera por el bando franquista, vencedor de la contienda civil.

Inglaterra declinó la invitación del ministro socialista del Frente Popular y en lugar de eso se acercó cada día más al bando vencedor de Franco, al que logró convencer posteriormente, sobornando incluso a algunos de sus generales, para que no entrara en la II Guerra Mundial, al lado de los nazis.

El asunto no tendría mayor importancia que el de una operación frustrada, como hubo otras muchas, salvo que confirma el comportamiento traidor y antiespañol de los socialistas, hoy de nuevo en el poder bajo la presidencia de Pedro Sánchez, autor de otras agresiones a España como es la de gobernar con los comunistas y otorgar gran poder de influencia a sus aliados golpistas, independentistas y filo terroristas, todos bajo el denominador común del odio a España y el deseo de destruirla.

Los puertos de Cartagena y Mahón, en el Mediterráneo, son los más estratégicos de ese mar y el de Vigo lo es del Atlántico, ya que permite en su ría, de gran calado, albergar con solvencia a la mayor flota del mundo. A pesar de ello, el Reino Unido no aceptó la propuesta y un año después Franco ganaría la guerra.

Es raro que Inglaterra, tierra de piratas, no aceptara aquella oferta desesperada, sobre todo cuando está acostumbrada a ocupar plazas españolas por la fuerza y sin permiso, como hizo con Gibraltar. La explicación más lógica es que entonces temía demasiado a Hitler y no quería que la Alemania nazi le declarara la guerra por intervenir directamente en la guerra española.

Después de este fracaso, la República realiza el expolio de España, que se inicia con el envío a la URSS de las reservas de oro del banco de España, las terceras del mundo, la colección numismática, que era la primera del mundo, cuyas monedas fueron fundidas en lingotes de oro y plata, destruyendo así un enorme patrimonio cultural, histórico y artístico. También se apoderaron de las cajas privadas de particulares depositadas en bancos, así como con los depósitos de joyas de los montes de piedad de entonces, que las empeñaban los obreros y gente humilde para salir de situaciones apuradas como enfermedades, despidos, paro, etc.. Los promotores de esos expolios fueron también socialistas.

Ahora dicen que el objetivo era que Franco, al alcanzar la victoria, se encontrara con una España tan pobre que no podría mantenerla bajo control, pero otros historiadores dicen que el expolio también pretendía asegurarse ellos una vida de lujo como exiliados y buenos amigos que les protegieran.

Voto en Blanco publica esta historia, poco conocida, movido por su demostrado interés por difundir la verdad y porque el pueblo que desconoce su historia está condenado a repetirla.

Además, nosotros creemos que aquella nefasta tradición del viejo socialismo, expoliador de España, continúa hoy operando, aunque con menos escándalo y mayor disimulo y cobertura. ¿Acaso no es expolio entregar a los independentistas catalanes más poderes, recursos y ventajas, en detrimento de la nación española y de las demás comunidades autónomas, tratadas con menos generosidad, aunque más necesitadas de ayuda y recursos que la ya rica Cataluña?

Francisco Rubiales

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Viernes, 19 de Noviembre 2021
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