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Obama: debilidad y esperanza en su discurso de toma de posesión





El discurso de toma de posesión del nuevo presidente Obama desilusionó a Wall Street, que cayó estrepitosamente, y a muchos de sus seguidores y observadores internacionales. Estuvo inseguro, incluso balbuceante en algunos momentos, y le faltó compromiso, quizás porque quiso colocarse a mitad de camino entre Carter y Reagan y porque quiso contentar a todos: a los idealistas y a los realistas, a los duros y a los blandos, a los partidarios del diálogo y a los de la firmeza, a los que adoran el aislacionismo y a los aperturistas.

Sin embargo, hubo un pasaje del discurso que quizás se convierta en memorable con el tiempo: el que advierte a los fanáticos y corruptos del mundo (sobre todo a los árabes, pero no sólo a ellos) que "están en el lado equivocado de la historia".

Si Obama consigue imponer "ética" en la política mundial y arrinconar a los políticos fanáticos, corruptos, avariciosos y mentirosos, que son los principales responsables de los muchos males que asolan al planeta, entonces Obama será de verdad el "héroe" que la gente sueña y el caballero andante que los demócratas de todo el mundo esperan para que acabe con la sucia ralea de oligarcas, farsantes, manipuladores y opresores que, a veces con la desnudez del tirano y muchas veces con el disfraz de demócratas, domina el mundo actual.

Obama ha prometido amistad a los fanáticos y corruptos que renuncien a la violencia, y mano dura a los que se mantengan en el terrorismo y la guerra. Él espera poder convencerlos, aunque muchos dudamos que lo consiga.

Pero lo verdaderamente grande de Obama es que parece haber entendido que la clave de los actuales problemas del mundo, antes orgulloso y pujante y hoy arrodillado ante una crisis de fenomenal virulencia, no es la avaricia de los banqueros, ni los abusos del sistema financiero, sino el dominio político que ejercen en buena parte del mundo políticos fanáticos, corruptos y mentirosos, cuyos gobiernos han corrompido la sociedad, destruido la convivencia y dinamitado la confianza de los ciudadanos en sus instituciones y sus dirigentes, verdadera clave y causa de la actual crisis.

Si Obama es valiente y se convierte en un cruzado de la verdad y de la limpieza, tal vez este mundo todavía tenga sitio para la esperanza. Pero si su cruzada se limita a golpear a los terroristas y fanáticos islamistas, dejando intacta la corrupción y la mentira que anidan en las falsas democracias de Occidente, entonces su presidencia sera como un "tercer mandato" de Bush, eso sí con buenos modales y sonrisas al estilo Zapatero.


   
Jueves, 22 de Enero 2009
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