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OLOF PALME SE REENCARNA EN ZAPATERO





Es extraño que ningún periodista haya notado el tufillo a Palme que suelta el actual jefe del gobierno español. Es justificable que aquel buen señor les importe un bledo. Esto no quita que dicho político sueco tenga numerosas calles con su nombre en España.

Aquel peculiar socialista, de familia muy acomodada (él mismo fue educado con institutriz), se hizo notar con acciones tales como participar en primera línea, junto a representantes de Vietnam, siendo Ministro de Educación, ataviado con una boina, adorno muy proletario pero no muy apropiado, cuando los demás, en Estocolmo, llevábamos gorros de piel o sombreros con orejeras. Nuestro Presidente acaba de sorprendernos con el pañuelito palestino. Olof Palme padecía de una fobia paranoica contra EE.UU. Zapatero no pierde ripio y sigue los mismos pasos.

Olof Palme cubrió páginas y páginas con su "mandilillo" postulando, con una hucha, en Sergels Torget (Stockholm), exactamente debajo de la oficina de la Oficina Comercial de España, para ayudar a los condenados en el Juicio de Burgos.

En Suecia llamábamos a Palme "La conciencia del Mundo". Se convirtió en un iluminado y allí donde le dejasen hablar decía a todos lo que había que hacer y cómo se solucionaban las cosas. Sus meteduras de pata, problemas diplomáticos y, lo que era peor, los daños económicos que producía, eran tan cuantiosos que les comento esta experiencia:

Yo colaboraba por aquellos años con la mayor compañía sueca de transporte internacional por carretera y en una reunión con delegados de toda Escandinavia y muchos agentes extranjeros, el director general, leyendo los resultados muy positivos y los proyectos para el futuro, nos dijo: "Estos son los proyectos para el próximo ejercicio, reservándome la perdida de los mercados según los países que visite nuestro Presidente, Olof Palme".

Los comentarios de Zapatero sobre el conflicto entre Israel y Hizbolá, coreados y
enmendados en dos octavas más altas por su mano derecha, José Blanco,
nuevamente me han recordado a Olof Palme y a sus tradicionales trifulcas con todo
el mundo.

¿Cuánto costarán a España estas algarabías impropias de personas que representan un país? Solo aquellos con total carencia de experiencia en política y en negocios pueden soñar que con un comentario ante una alcachofa (micrófono) todo se perdona y se olvida. Ignoran que las puñaladas siempre se devuelven en el concierto mundial porque quien traspasa los límites no es competente para estar en el club.

Olof Palme encontró en la guerra de Vietnam un salvavidas para mantener una cuota alta de atención de la prensa mundial. Zapatero ha encontrado esa ayuda inestimable en otras guerras de EE.UU y en el conflicto actual de Oriente Medio.

La tradicional amistad de España con Israel y los Países Árabes, que tantos puntos
y dividendos nos ha dado durante decenios, se la ha cargado Zapatero en unas horas. ¡Cómo tienen que estar frotándose las manos países como Francia, Reino Unido y EE.UU! Con España fuera del escenario, tienen ya línea directa con esos dos mundos de altísimo valor estratégico.

Ligur


Franky  
Viernes, 28 de Julio 2006
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