Desde hace tiempo vengo observando en la mayoría de los medios de comunicación una Obamamanía u Obamafília lamentable, particularmente cuando casi nadie entiende el inglés ni tiene idea de lo que dice, pero como el chico es negro/mulato y dicen que habla muy bien, pues queda muy moderno demostrar lo progresistas que son.
Pero vamos a ver, este individuo, ¿qué ha hecho en su vida, qué ha demostrado, qué ha gestionado, qué problemas ha resuelto, qué experiencia tiene? Lo único que ha demostrado es que tiene la labia de un psicólogo argentino, que es un seductor, un gran orador. ¿Y eso le faculta para dirigir la mayor empresa de un país, el Estado?
La fe es la aceptación ciega de algo que no se puede demostrar, por eso debe estar restringido su ámbito al mundo de la religión. Y eso precisamente es lo podemos observar por todo el mundo, una postración y una fe en Obama como si fuera El Elegido, El Enviado, El Esperado, El Ungido, como si tuviera la piedra filosofal o la ciencia infusa para resolver los asuntos de una país. Por favor, pero si es un político profesional. Una persona que con 47 años no ha hecho nada ni ha demostrado nada, ¿es la Gran Esperanza para llegar al paraíso prometido? Cada día la humanidad me parece más patética y lamentable, buscando un pastor que la guíe, aunque más bien parece buscar un amo. Nuestra cultura cristiana nos induce a estar siempre esperando salvaciones y guías que nos conduzcan al cielo soñado. Todos los políticos que aspiran a ocupar la poltrona suelen vender su mercancía con las palabras mágicas: “esperanza” y “cambio”, como Obama. Pobres de los pueblos que se dejan seducir por cánticos de esperanza y siguen a un Caudillo. También Hitler, otro gran orador, vendía esperanza y cambio. No conozco ningún caso de un político que después de una gran ilusión y esperanza no acabe produciendo una gran decepción. Ninguno. Lo reconozco, a mí este individuo me parece un cantamañanas (el otro candidato, algo parecido), y por higiene mental tiendo a desconfiar de los vendedores de ilusiones.
Es curioso ver cómo para gestionar una empresa los dueños buscan a una persona bien preparada, con estudios, idiomas, que tenga experiencia, que haya demostrado saber innovar, producir beneficios, etc. Como, por ejemplo, hizo hace poco Amancio Ortega, principal dueño de Inditex (Zara, Bershka, Massimo Dutti, Pull and Bear, etc), que tardó meses en encontrar sustituto a su anterior mano derecha (lo que en el mundo anglosajón se denomina CEO). Estoy seguro que no se le pasó por la cabeza contratar para este cargo a un recién licenciado.
Pero para ser el CEO de un Estado, la mayor empresa del país, la cosa cambia, aunque todos los ciudadanos seamos sus accionistas. Ahora se busca al mejor orador, al mejor embustero, al mayor seductor, al más encantador, al más atractivo, simpático ..... aunque no tenga ni experiencia, ni estudios, ni haya gestionado en su vida ni un kiosko, ni sepa saludar en inglés How are you?, etc. ¿Por qué la mayoría de la gente es capaz de encontrar un buen encargado para su negocio pero comete auténticos disparates eligiendo el de la empresa de todos? Respuesta: los políticos profesionales ya se encargan con su verborrea de suspender la inteligencia de la gente durante el tiempo suficiente para alzarse con su cartera (y con su aprobación en forma de voto). También son muy hábiles en provocar una respuesta emocional en los ciudadanos, no la racional. Para ello recurren a la invocación del espíritu tribal que anida en todos, buscando el refugio/identificación de la gente con un grupo (izquierda, derecha, nacionalista, progresista), en lugar de que los votantes traten de elegir el mejor gestor de sus/nuestros intereses. De hecho, hoy lo que venden los políticos no es capacidad de gestión, sino a ellos mismos, de ahí que para poner a un político en la Moncloa se sigan los mismos métodos que para poner un electrodoméstico en nuestra cocina.
Es de suponer que gane este tal Obama, aunque desde aquí hago mis predicciones: el encanto y embelesamiento durará lo que tarde la gente en darse de bruces con la realidad. Demostrará que lo suyo es la lengua, el vender crecepelos, y no gestionar una empresa, el Estado, algo de lo que no tiene ni idea. Estoy seguro que no volverá a ser reelegido porque no sabrá solucionar la Gran Depresión ni el desplome del dólar. Será otro mal sueño, otra pesadilla de ... un político profesional.
Javierito
Pero vamos a ver, este individuo, ¿qué ha hecho en su vida, qué ha demostrado, qué ha gestionado, qué problemas ha resuelto, qué experiencia tiene? Lo único que ha demostrado es que tiene la labia de un psicólogo argentino, que es un seductor, un gran orador. ¿Y eso le faculta para dirigir la mayor empresa de un país, el Estado?
La fe es la aceptación ciega de algo que no se puede demostrar, por eso debe estar restringido su ámbito al mundo de la religión. Y eso precisamente es lo podemos observar por todo el mundo, una postración y una fe en Obama como si fuera El Elegido, El Enviado, El Esperado, El Ungido, como si tuviera la piedra filosofal o la ciencia infusa para resolver los asuntos de una país. Por favor, pero si es un político profesional. Una persona que con 47 años no ha hecho nada ni ha demostrado nada, ¿es la Gran Esperanza para llegar al paraíso prometido? Cada día la humanidad me parece más patética y lamentable, buscando un pastor que la guíe, aunque más bien parece buscar un amo. Nuestra cultura cristiana nos induce a estar siempre esperando salvaciones y guías que nos conduzcan al cielo soñado. Todos los políticos que aspiran a ocupar la poltrona suelen vender su mercancía con las palabras mágicas: “esperanza” y “cambio”, como Obama. Pobres de los pueblos que se dejan seducir por cánticos de esperanza y siguen a un Caudillo. También Hitler, otro gran orador, vendía esperanza y cambio. No conozco ningún caso de un político que después de una gran ilusión y esperanza no acabe produciendo una gran decepción. Ninguno. Lo reconozco, a mí este individuo me parece un cantamañanas (el otro candidato, algo parecido), y por higiene mental tiendo a desconfiar de los vendedores de ilusiones.
Es curioso ver cómo para gestionar una empresa los dueños buscan a una persona bien preparada, con estudios, idiomas, que tenga experiencia, que haya demostrado saber innovar, producir beneficios, etc. Como, por ejemplo, hizo hace poco Amancio Ortega, principal dueño de Inditex (Zara, Bershka, Massimo Dutti, Pull and Bear, etc), que tardó meses en encontrar sustituto a su anterior mano derecha (lo que en el mundo anglosajón se denomina CEO). Estoy seguro que no se le pasó por la cabeza contratar para este cargo a un recién licenciado.
Pero para ser el CEO de un Estado, la mayor empresa del país, la cosa cambia, aunque todos los ciudadanos seamos sus accionistas. Ahora se busca al mejor orador, al mejor embustero, al mayor seductor, al más encantador, al más atractivo, simpático ..... aunque no tenga ni experiencia, ni estudios, ni haya gestionado en su vida ni un kiosko, ni sepa saludar en inglés How are you?, etc. ¿Por qué la mayoría de la gente es capaz de encontrar un buen encargado para su negocio pero comete auténticos disparates eligiendo el de la empresa de todos? Respuesta: los políticos profesionales ya se encargan con su verborrea de suspender la inteligencia de la gente durante el tiempo suficiente para alzarse con su cartera (y con su aprobación en forma de voto). También son muy hábiles en provocar una respuesta emocional en los ciudadanos, no la racional. Para ello recurren a la invocación del espíritu tribal que anida en todos, buscando el refugio/identificación de la gente con un grupo (izquierda, derecha, nacionalista, progresista), en lugar de que los votantes traten de elegir el mejor gestor de sus/nuestros intereses. De hecho, hoy lo que venden los políticos no es capacidad de gestión, sino a ellos mismos, de ahí que para poner a un político en la Moncloa se sigan los mismos métodos que para poner un electrodoméstico en nuestra cocina.
Es de suponer que gane este tal Obama, aunque desde aquí hago mis predicciones: el encanto y embelesamiento durará lo que tarde la gente en darse de bruces con la realidad. Demostrará que lo suyo es la lengua, el vender crecepelos, y no gestionar una empresa, el Estado, algo de lo que no tiene ni idea. Estoy seguro que no volverá a ser reelegido porque no sabrá solucionar la Gran Depresión ni el desplome del dólar. Será otro mal sueño, otra pesadilla de ... un político profesional.
Javierito