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"Nuestro enemigo, como el de todos los españoles honrados, es el partido político"





"Nuestro enemigo, como el de todos los españoles honrados, es el partido político". La frase me lo dijo un joven acampado de Jerez de la Frontera, con el que mantuve una conversación larga y muy interesante en la tarde del pasado viernes. Reconozco que, a pesar de mi experiencia, no fui yo quien le comí el coco a él, sino que fue él quien me lo comió a mí.

Le pregunté si había detrás de ellos algún partido político, sobre todo Izquierda Unida. Me dijo que todo el mundo le preguntaba lo mismo y que cuando él respondía y demostraba que "no hay partido alguno detrás de este movimiento", la gente ya nos otorga su confianza y muchos de ellos nos colman de regalos.

Argumentaba que "los españoles odian a los partidos políticos y reconocen que son el gran obstáculo para que la sociedad sea justa, pero no se atreven a decirlo porque tienen miedo". En otro momento advirtió: "Si los militantes de los partidos, sea el que sea, supieran el enorme rechazo que despiertan entre los ciudadanos y el odio que les tienen muchos, abandonarían sus formaciones, avergonzados".

Más tarde se agregaron otros acampados a la conversación y todos coincidían en que "el primer objetivo de este movimiento es acabar con los partidos políticos, que son unas auténticas mafias".

Les dije que defiendo la misma tesis desde hace años y una chica presente me preguntó cual era mi profesión. Le dije que periodista y entonces cambió todo, dejaron de hablar y se pudieron a la defensiva. Les expliqué entonces que no ejercía en medio alguno, que tenía mi propia empresa y que también daba clases en la Universidad. Entonces, poco a poco, regresaron al diálogo. Uno de ellos, para justificar su reacción, dijo: "después de los políticos, lo más criminal de esta sociedad son los periodistas. Son sus cómplices o esclavos y no dicen la verdad ni por asomo".

Les respondí que no todos, pero que muchos periodistas sí son auténticos delincuentes antidemocráticos, enemigos de la verdad y traidores a la ciudadanía.

Fue una experiencia interesante. Los jóvenes que conocí en Jerez no eran profesionales de la agitación, ni intelectuales muy preparados ideológicamente, sino únicamente gente que está pensando y que, rodeada del ambiente especialmente positivo y exultante de las revoluciones, están aprendiendo deprisa, estimulando su creatividad y facilitando su comprensión del mundo, en especial de la democracia y de la importancia de la cooperación y del trabajo por los demás.

Les expliqué lo que constituye el alma de mi libro "Políticos, los Nuevos amos" (Almuzara, 2007) y les aseguré que en las acampadas del movimiento 15 M se están formando verdaderos ciudadanos que interactúan con otros ciudadanos y entre ellos surgen mil ideas y sentimientos positivos. Ellos están logrando con sus acampadas lo que la política tenía que haber hecho con ellos hace años. Pero la política española no estimula, ni enaltece, ni mejora a los seres humanos, sino que los envilece, los hace egoístas y extrae de cada uno lo peor que esconde en lo más negro del alma.

Los jerezanos que se acercaban a la Plaza del Arenal establecían poderosas corrientes de simpatía y de afectividad con aquellos jóvenes. Me enseñaron el almacén de la acampada y vi allí de todo: ollas, sartenes, montañas tetras de leche, jamón, salchichón, cafeteras, café, cocinas, mantas, camisas y cientos de cosas. "No nos falta de nada porque la gente, cuando se convence de que no somos de ningún partido político, nos regala todo, nos anima y nos empuja para que acabemos con lo que muchos definen como 'esa mierda' de políticos".

Aprendí mucho, pero lo más importante que descubrí en Jerez es que nada es más odiado en España que un partido político. Lo único que puede acaparar el mismo odio es el político profesional, sea del color que sea, quizás porque los políticos han sido los principales constructores de esta sociedad injusta, corrupta y envilecida, que tal vez merezca la pena destruir para empezar la política de nuevo, pero esta vez sin chorizos ni canallas.


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Sábado, 28 de Mayo 2011
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