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Nuestra cobardía es una vergonzosa mutación que está destrozando España



Nadie puede explicar con la razón el rápido tránsito desde el valor y la rebeldía a la más sucia y miserable cobardía que ha experimentado la sociedad española. El miedo que nos atenaza y que permite a los gobernantes abusar, practicar la injusticia y saquear no es natural y más bien parece producto de una mutación artificial. Pueblos como el español, que ha sido considerado como el más bravo de la Historia y que fue temido por su arrojo en cientos de frentes de batalla son hoy una miserable caricatura de lo que fueron, soportando todo tipo de abusos, arbitrariedades, injusticias y corrupciones de sus dirigentes políticos.

¿Somos ya mutantes? Lo que es cierto es que nos hemos alejado demasiado de la dignidad, del honor, de la libertad y de la rebeldía, valores que ha sido, desde el principio de los tiempos, los grandes motores de la Humanidad.
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Los sátapas se mueren de risa en España porque se sienten impunes y jamás pagan por los daños que causan
Nos roban, nos expolian con impuestos injustos, nos recortan libertades y derechos y nos empujan hacia la pobreza desde el poder sin que ni siquiera seamos capaces de protestar masivamente. Nuestros políticos tienen privilegios y poderes que superan a los que disfrutaban en la Edad Media los reyes, los nobles y el clero. Los impuestos entonces eran diezmos (décima parte), pero ahora llegan a superar el 50 por ciento de los ingresos de los que trabajan y producen, mientras se premia y ayuda a los vagos. Los gobernantes del pasado, incluso los reyes, tenían que responder de sus actos y muchas veces eran acosados y hasta depuestos por sus pueblos, pero ahora nuestros políticos, defendidos por jueces, policías y periodistas comprados, disfrutan de una práctica impunidad.

En España, uno de los países del mundo donde los políticos son más poderosos e impunes, VOX, un partido al que acosan y pretenden descalificar acusándolo de ser fascista, ha propuesto que los políticos se sometan a controles anti drogas, como los deportistas, y que se les exijan formación, conocimientos de idiomas y capacidades probadas. Sin embargo, los partidos han rechazado la propuesta de VOX porque los señores políticos, que son los nuevos caciques y señoritos de España, no quieren ser controlados, ni que nadie les exija nada. Están tan acostumbrados a los privilegios que se niegan a someterse a lo que rige para cualquier ciudadano. En realidad, aunque parezca increíble, a un político español se le exige menos que a un barrendero municipal o a una secretaria. No aceptan que se les pidan títulos, ni conocimientos de idiomas, ni certificados de penales, ni experiencia, ni nada. Para resumir la situación con una frase contundente: un delincuente ambicioso español sólo puede aspirar a ser político, la única profesión donde sería admitido sin que su pasado sea un obstáculo.

En el año 2006, una encuesta realizada en Italia revelaba que uno de cada tres diputados y senadores de ese país se drogaba con frecuencia, lo que hizo necesario que algunos partidos propusieran controles antidopaje para la clase política.

Pero los controles antidroga son sólo una de las múltiples exigencias que España debe introducir en la vida política para evitar que los políticos se nos escapen de las manos y se conviertan en lo que ya son: un estamento desestabilizador y nocivo para la nación. Hay que evitar, mediante controles, exigencias y leyes, que personajes dañinos y psicópatas alcancen la presidencia del gobierno y desde allí destruyan la nación. Hay que establecer normas y exigencias para que los políticos españoles dimitan cuando cometen errores graves, como ocurre en el mundo de las democracias. Hay que castigar a los corruptos e impedirles que destrocen la nación y hay que legislar para que los mejores accedan a la política y ésta deje de ser un corral de libre acceso para mediocres, miserables y hasta delincuentes.

Cada día hay más españoles que creen que el Estado español, con mas políticos aforados que ningún otro Estado de Europa, es injusto, parcial y arbitrario y que sus políticos son personas incontroladas y dotadas de privilegios y poderes incompatibles con la democracia, que es un sistema creado, precisamente, para mantener a los gobernantes bajo control del pueblo y de la ley.

Los privilegios y ventajas de los políticos españoles no han cesado de incrementarse durante los últimos años, impulsados tanto por la izquierda como por la derecha, y siempre aprobados con sospechosa unanimidad en los parlamentos nacional y autonómicos, generalmente con escasa publicidad.

En España la ley no es igual para todos. Se aplica de manera suave para los amigos del poder y sin clemencia para los delincuentes comunes. Mientras que un ciudadano común puede pasar tres años o mas en la cárcel por haber robado un jamón para satisfacer el hambre de sus hijos, los políticos y sindicalistas que saquearon las cajas de ahorro y siguen llevándose a sus cuentas corrientes decenas de miles de millones de euros siguen en libertad y sin cargos, al igual que los responsables de la gran estafa de las participaciones preferentes, mediante la que robaron miles de millones a los ahorradores mas ancianos y desprotegidos.

Hay jueces que nos han declarado que hay en España decenas de miles de políticos incapaces de justificar sus abultados patrimonios, adquiridos desde el poder.

España es el país de Europa con más privilegios para sus políticos, con más aforados, con más coches oficiales y pensiones de por vida garantizadas, y es también el que menos exige a sus presidentes, ministros, diputados y senadores. Ser político en España equivale a adquirir una especie de patente de corso que le permite prosperar y enriquecerse velozmente, si lo hace con cuidado.

España cada día es una caso mas evidente y claro de despotismo político. Las encuestas reflejan con claridad el rechazo masivo de los ciudadanos a sus políticos, lo que convierte a los partidos y gobernantes en privilegiados impuestos y no deseados por los únicos que deben mandar en una democracia: los ciudadanos, que se sienten expulsados del proceso de toma de decisiones y que son conscientes de que los políticos electos no les representan a ellos sino a sus respectivos partidos, toda una aberración antidemocrática.

Ejemplos prácticos del descaro corrupto de los políticos actuales en el poder los hay a centenares, pero basta mencionar algunos como el nombramiento de Fiscal General de una ex ministra con carné socialista, el reparto desigual de recursos entre comunidades autónomas, la práctica supresión de la ley de transparencia, la opacidad que impera en el ejercicio del poder gubernamental, la lluvia de mentiras que se esparcen desde el gobierno a la sociedad, el incumplimiento de promesas electorales y la concesión mafiosa y arbitraria de subvenciones y contratos públicos a los amigos del poder, mientras que se le cierran las puertas y se acosa a los críticos y disidentes.

Ser político en España se ha convertido en una especie de viaje hacia el medioevo, donde los que mandan gozan de privilegios y ventajas que les convierten en clase dominante y en los nuevos caciques del país, además de ser el único camino libre para que los imbéciles, ineptos y malvados pueden alcanzar el poder, la gloria y el dinero, sin tener que rendir cuentas de los daños que causan a la nación.

Francisco Rubiales

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Domingo, 24 de Abril 2022
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