Justicia herida
La consejera de Justicia de la Junta de Andalucía, María José López, no parece entender bien lo que significa "democracia" cuando defiende que lo más legítimo es que las mayorías políticas del Parlamento, resultado de las urnas, se reflejen también en la Justicia.
Lo suyo es una clara aberración doctrinal que atenta contra la separación de poderes, una de las exigencias básicas de la democracia, y contra la estructura elemental del Estado de Derecho, donde los jueces no deben tener opiniones políticas y deben limitarse a aplicar la ley.
Controlar la Justicia ha sido, a lo largo de la Historia, la gran tentación de los políticos autoritarios y totalitarios. De hecho, una de las primeras medidas de las dictaduras siempre es controlar el aparato de la Justicia. En las democracias, cualquier interferencia política en el sistema judicial es considerada como una barbaridad.
Sólo en España, donde la democracia se entiende poco y mal, pueden soportarse declaraciones como las de la consejera andaluza o las recientes y más graves presiones del gobierno central a los jueces para que adapten sus sentencias al llamado "proceso de paz".
Lo suyo es una clara aberración doctrinal que atenta contra la separación de poderes, una de las exigencias básicas de la democracia, y contra la estructura elemental del Estado de Derecho, donde los jueces no deben tener opiniones políticas y deben limitarse a aplicar la ley.
Controlar la Justicia ha sido, a lo largo de la Historia, la gran tentación de los políticos autoritarios y totalitarios. De hecho, una de las primeras medidas de las dictaduras siempre es controlar el aparato de la Justicia. En las democracias, cualquier interferencia política en el sistema judicial es considerada como una barbaridad.
Sólo en España, donde la democracia se entiende poco y mal, pueden soportarse declaraciones como las de la consejera andaluza o las recientes y más graves presiones del gobierno central a los jueces para que adapten sus sentencias al llamado "proceso de paz".