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Napoleón, un asco de propaganda británica cargada de mentiras



Acabo de ver Napoleón, película del director británico Ridley Scott, y he salido asqueado por la falta de verdad y de rigor histórico del film, otra obra de propaganda inglesa de tan baja ética como la Leyenda Negra antiespañola y el ocultamiento de los crímenes y exterminios cometidos por los británicos a lo largo y ancho de la Historia.

Es una película deleznable que tergiversa la verdad y cuyo único objetivo parece ser ridiculizar al general francés y resaltar el papel de los británicos en su derrota, olvidando hechos y detalles que son de gran valor histórico, no incluidos en una película que las personas decentes y dignas jamás deberían ver. por sucia, desvergonzada y parcial.
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El Napoleón de Ridley Scott no es un error sino un crimen, un atentado contra la verdad y la justicia histórica, además de una producción aburrida y sin un gramo de grandeza.

La película ignora la genialidad del general francés, lo ridiculiza como hombre, lo devalúa como líder e ignora acontecimientos de tanta envergadura como que la primera gran derrota del francés ocurrió en España y fue obra del Ejército y del pueblo español.

El papel del general inglés Wellington y el de Inglaterra son sobrevalorados y se aprovecha el cine para hacer propaganda y contar una historia llena de mentiras.

Hasta ahora respetaba a Scott como autor de Gladiator, Blade Runner y Alien, entre otras películas, pero a partir de Napoleón me parece un miserable tergiversador británico mas.

La crítica de todo el mundo no está teniendo piedad con la película, todo un bodrio aburrido y sin rigor histórico, utilizado por un tipo sin ética para devaluar a un gran hombre y presentarlo ante el mundo como un gañán o un matón inmaduro.

Con este artículo, además de condenar la suciedad del director y la labor mentirosa de los ingleses en la Historia del mundo, quiero advertir a los españoles que no acudan a ese bodrío cinematográfico, que además es aburrido y con demasiado metraje.

Napoleón y Francia son, como España, víctimas de la propaganda británica, un imperio de mentiras que han utilizado para ganar lo que nunca supieron ganar en la confrontación directa.

El mejor ejemplo de ese universo británico de mentiras es España, un país al que nunca pudieron derrotar con las armas y al que sí destruyeron con la propaganda y la mentira.

Hoy, para colmo de vergüenza para los españoles, los ingleses, nuestros enemigos eternos, mantienen en Gibraltar una colonia, la única existente en toda Europa, mientras que el rey de los españoles, Felipe VI, es un reconocido admirador de todo lo británico y el gobierno e Sánchez considera a Gran Bretaña un país aliado.

Francisco Rubiales


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Domingo, 3 de Diciembre 2023
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