Es cierto que España necesita importar mano de obra. Su contribución es importante, vital, como lo fuimos nosotros en Europa hace unos años. La emigración española dio lugar a conocernos mejor, a saber más sobre lo malo y lo bueno que Alemania, Reino Unido, Suiza, Países Bajos, etc. ofrecían. El español se adaptó, se integró en gran parte, y muchos siguen viviendo en los países de acogida. Lla segunda generación de españoles es amplia y vemos sus nombres en competiciones deportivas, repartos de películas, en política, etc.. Bien es verdad que muchos no aguantaron y regresaron. Pero no conozco que españoles creasen células de terroristas y provocasen atentados como los que estos visitantes islamistas tienen a bien organizar en España. Si esto hubiese ocurrido, Europa nos habría puesto en La Junquera o en Irún, con razón y justicia.
Hoy tratamos a estos islamistas, que no han sido ni invitados ni llamados, infinitamente mejor que se tratan entre ellos en sus propios países, gastamos recursos en atenderlos, un dinero que tendría más utilidad en nuestras escuelas, hospitales y miembros de la tercera edad, semiabandonados y con pensiones de hambre.
Estos portadores del odio, que es lo que han aprendido, no son necesarios en España ni son una inversión rentable. Es más barato y mucho más tranquilizador abrir las puertas a otras nacionalidades que no odian a occidente, que hablan nuestro idioma, que profesan religiones entroncadas con el cristianismo. Vemos cómo los patronos dedicados a la agricultura prefieren inmigrantes europeos por su efectividad, seriedad y educación. En otros sectores prefieren a latinoamericanos. No conozco ningún sector que prefiera a los musulmanes.
¿Por qué España, los españoles, tenemos que soportar a una gente que nos odia y que además no es imprescindible?
¿Por qué se permite construir mezquitas en España? ¿Dónde está la reciprocidad de Iglesias en los países árabes?
¿Cómo se pudo aceptar que la Reina de España fuese tratada de forma tan humillante por un visitante iraní? La ignoró por el delito de ser mujer.
Gente que quiere trabajar en España las hay en muchos países. Ya está bien de aceptar la desfachatez de una gente cuya mentalidad quedó encajonada en la edad media y que sus dirigentes no permitirán que se desarrolle. La obnubilación de sus creyentes es la base de su continuidad.
Ligur
Hoy tratamos a estos islamistas, que no han sido ni invitados ni llamados, infinitamente mejor que se tratan entre ellos en sus propios países, gastamos recursos en atenderlos, un dinero que tendría más utilidad en nuestras escuelas, hospitales y miembros de la tercera edad, semiabandonados y con pensiones de hambre.
Estos portadores del odio, que es lo que han aprendido, no son necesarios en España ni son una inversión rentable. Es más barato y mucho más tranquilizador abrir las puertas a otras nacionalidades que no odian a occidente, que hablan nuestro idioma, que profesan religiones entroncadas con el cristianismo. Vemos cómo los patronos dedicados a la agricultura prefieren inmigrantes europeos por su efectividad, seriedad y educación. En otros sectores prefieren a latinoamericanos. No conozco ningún sector que prefiera a los musulmanes.
¿Por qué España, los españoles, tenemos que soportar a una gente que nos odia y que además no es imprescindible?
¿Por qué se permite construir mezquitas en España? ¿Dónde está la reciprocidad de Iglesias en los países árabes?
¿Cómo se pudo aceptar que la Reina de España fuese tratada de forma tan humillante por un visitante iraní? La ignoró por el delito de ser mujer.
Gente que quiere trabajar en España las hay en muchos países. Ya está bien de aceptar la desfachatez de una gente cuya mentalidad quedó encajonada en la edad media y que sus dirigentes no permitirán que se desarrolle. La obnubilación de sus creyentes es la base de su continuidad.
Ligur