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NEOCON: estrategias y metas (dos)





¿Por qué para los neoconservadores resulta una cuestión clave el control del mayor número de los medios de comunicación? Tras la senda de Leo Strauss y de su discípulo Allam Bloom, conciben al hombre de la calle como un elemento a manipular, ya que carece de formación para hallar el sentido esotérico de los acontecimientos y de los venerados textos y mitos fundacionales estadounidenses. Creen firmemente en el elitismo, que no sólo heredan de Strauss y Bloom sino también de la influyente obra de James Burnham The Machiavellians: Defenders of Freedom. De hecho, Paul Dandy Wolfowitz en 1992, a lo largo de velado informe "Guidance Planning Defense" (tributario de las enseñanzas de la Doctrina Truman) y en 2000 "Estadismo para un nuevo siglo" en Peligros Presentes (la biblia reconocida de la persuasión neoconservadora) defiende el viraje del maquiavelismo político hacia prácticas que alimenten lo que Kennedy denominó el triunfo de la libertad. Es más, en el AEI, Michael Leeden, ha publicado un estudio acerca de cómo los principios de la teoría maquiavélica pueden ser aplicados para la mejora de la democracia. ¿Cuál es, pongamos por caso, el precedente del "cambio de régimen" en la Doctrina Bush?

La razón de Estado reconducida a liberar a pueblos de la opresión de regímenes tiránicos. ¿Y la virtud del príncipe? Saber discernir entre peligros y oportunidades, de modo que sea posible explotar las oportunidades en beneficio del interés nacional, así como evitar (mediante la doctrina de la anticipación) daños a los intereses de Estados Unidos. Así, fundiendo en un mismo crisol la arquitectura teórica de Maquiavelo y los valores de la Constitución republicana de 1776, se obtiene un cóctel explosivo: el liderazgo mundial mediante la hegemonía benevolente.

La saga Kristol, Kagan y Kaplan, reunidos en torno a varios mass media y Think tanks (por ejemplo, Encounterbooks con íntimas relaciones con el PNAC, donde el cargo de Director del Project es fácilmente intercambiable por su homólogo en la Editorial, como es el caso de William Bennett), asumen la evidencia de que si los medios de comunicación han propiciado la decadencia moral de la sociedad norteamericana, los culpables de dicha situación son los liberales. Por tanto, no sólo hay que procurar expulsar a esos corruptores de sus puestos de responsabilidad, sino también se debe contra-atacar con publicaciones pedagógicas, emisiones radiofónicas y televisivas que capten la atención del lector, del oyente y del espectador medio, a través de contenidos incisivos, donde los predicadores de la verdad neoconservadora guíen de nuevo al rebaño perdido.

Entre las publicaciones periódicas, hemos de distinguir dos tipos por razón de su naturaleza y de su target: por un lado, las divulgativas; por otro, las doctrinales (sin olvidarnos de las colaboraciones asiduas en rotativos de máxima reputación). La intención, en consecuencia, se basa abiertamente en alcanzar la máxima amplitud posible de público para irradiar la buena nueva. A su vez, entre las publicaciones divulgativas, podemos establecer una dicotomía: periódicos y revistas. Muestra de los primeros, en papel impreso, el New York Post, mientras que en formato electrónico The Nation y The New Republic; de las segundas, la dirigida por William Kristol (el hijo de Irving Kristol), The Weekly Standard, junto a la comandada por Hilton Kramer The New Criterion.

Pero, so pena de resultar reiterativo, no hemos de desatender la circunstancia de que hay que granjearse la simpatía de cada vez nuevos y más acólitos, los creyentes de la noble causa de la regeneración cultural de Estados Unidos y, posteriormente, del mundo, "los amantes de la libertad" en palabras de Natan Sharansky. Para ello, los creadores de opinión neoconservadores también disfrutan de su nicho en rotativos serios de reconocida influencia y alcance como The Wall Street Journal, Washington Post o Financial Times. Ahora bien, desde un punto objetivo, es una empresa muy simple demostrar -antes de la controvertida elección presidencial de 2000- la presencia abultada de articulistas neocons ligados a think tanks de primer orden como el archiconocido Robert Kagan, el autor del bestseller "Of Power and Paradaise", o la afilada pluma de Ellen Bork. No obstante, la nómina de columnistas es extensa, pero me atrevería a destacar los siguientes nombres por su redomada labor de proselitismo: Steve Dunleavy, Michelle Caulkin y Maggie Gallagher. En el mundo de las ondas destacan Bob Grant, de la cadena WOR, Mike Savage, de la TALK, y Laura Schelessinger (o la Dra. Laura como gusta llamarse), de la SATELITE RADIO. ¿Y la televisión? El inestimable espaldarazo de Rupert Murdock, Director Ejecutivo de NEWS CORPORATION, resulta de vital importancia: SKY TELEVISION y FOX NEWS CHANNEL con Ann Coulter, Rush Limbaugh, Bill O'Reailly y Pat Robertson. Creo que no debe causar ya sorpresa la afirmación de que The Weekly Standard y, entre otros, el rotativo New York Post también forman parte del grupo mediático de Murdock.

(sigue)

Juan Jesús Mora


Franky  
Sábado, 17 de Diciembre 2005
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