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Montilla: arrogancia y ridículo





El ex ministro español José Montilla, cuyas actuaciones políticas han sido merecedoras de condena y escarnio en la Europa democrática, en lugar de haber dimitido o haber sido destituido, aparece hoy como candidato a presidir la Generalitat de Cataluña en representación del socialismo español. La permanencia de Montilla en él piso alto del poder político es ya uno de los mayores escándalos de la democracia española y, con seguridad, la prueba más solvente de que el sistema político está dañado.

El personaje ha acumulado, en los últimos años, por lo menos siete razones sólidas que, en democracia, se pagan con la dimisión. En cualquier otro país democrático, Montilla, cuyas últimas actuaciones políticas son todas erróneas, habría desaparecido de la vida política, pero en España es premiado y ensalzado desde la cúspide del poder gobernante.

Entre sus errores destacan su furia intervencionista, el haber embarcado al Gobierno, que siempre debe mantenerse neutral, en luchas empresariales cuerpo a cuerpo, haber recibido merecidas reprimendas de la Unión Europea, haber aceptado favores inconfesables de instituciones financieras catalanas y, sobre todo, haber perdido todas y cada una de las batallas que ha librado en representación del poder político.

Su acoso a ENDESA es digno de un político bananero y él es uno de los principales responsables de que la mayor empresa eléctrica española esté hoy en peligro de caer en manos de una multinacional alemana. También lo es de que España haya sido avergonzada en Europa por su política truculenta y por su irrespeto a las leyes del mercado.

Pero, como en la degenerada democracia española está prohibido admitir errores y desatinos y no está contemplada la dimisión, los partidos políticos, acostumbrados a gobernar con el mismo espíritu que animaba a los antiguos monarcas, como si hubieran sido elegidos por Dios para dominar la tierra, prefieren arropar al fracasado y cultivar la arrogancia y la tozudez antes que admitir los errores.

Dudamos que haya existido otro ministro en España, desde la muerte de Franco, que haya acumulado más errores y "méritos" para dimitir que el citado Montilla, excepción hecha de los que fuerom implicados en el feo asunto del GAL.



Franky  
Domingo, 8 de Octubre 2006
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