El Dr. Rath hace un llamamiento conjunto para construir una Europa democrática para el pueblo y por el pueblo, construyendo un nuevo mundo, mas digno y justo que el actual, orientándolo hacia la democracia, la defensa del individuo y la atención de la salud, la prevención y eliminación de las enfermedades.
El doctor conecta con los sentimientos y criterios de millones de europeos, que creemos que la única solución a esta crisis brutal es la democracia, pero no esa democracia falsa y corrupta que nos han fabricado nuestros políticos, sino una democracia verdadera, donde el pueblo tenga el peso que le corresponde, en la que el ciudadano sea el motor y la referencia, en la que el objetivo común sea construir un mundo justo y decente, donde cada privilegio esté sustentado por la razón y en la que los partidos políticos y los políticos profesionales estén sometidos a férreos controles que impidan sus abusos, arbitrariedades y canalladas.
Rath cree que es posible construir hoy un mundo sin enfermedades, pero ese objetivo está vedado porque cada enfermedad aporta miles de millones de dólares a la poderosa industria farmacéutica.
El doctor aprovecha la oportunidad para dar una verdadera lección de política real y aboga por una Alemania que, consciente de que ya sembró dos veces de cadáveres el suelo de Europa, una primera vez bajo el kaiser y una segunda bajo Hítler, ambos marionetas de la industria quimico-farmaceutica, cambia ahora de rumbo y en lugar de luchar por someter a los europeos, lo haga por crear un mundo mejor.
Visione el vídeo y quedará sorprendido de lo que plantea el doctor Rath.
El doctor conecta con los sentimientos y criterios de millones de europeos, que creemos que la única solución a esta crisis brutal es la democracia, pero no esa democracia falsa y corrupta que nos han fabricado nuestros políticos, sino una democracia verdadera, donde el pueblo tenga el peso que le corresponde, en la que el ciudadano sea el motor y la referencia, en la que el objetivo común sea construir un mundo justo y decente, donde cada privilegio esté sustentado por la razón y en la que los partidos políticos y los políticos profesionales estén sometidos a férreos controles que impidan sus abusos, arbitrariedades y canalladas.
Rath cree que es posible construir hoy un mundo sin enfermedades, pero ese objetivo está vedado porque cada enfermedad aporta miles de millones de dólares a la poderosa industria farmacéutica.
El doctor aprovecha la oportunidad para dar una verdadera lección de política real y aboga por una Alemania que, consciente de que ya sembró dos veces de cadáveres el suelo de Europa, una primera vez bajo el kaiser y una segunda bajo Hítler, ambos marionetas de la industria quimico-farmaceutica, cambia ahora de rumbo y en lugar de luchar por someter a los europeos, lo haga por crear un mundo mejor.
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