Las cadenas de televisión 6 y 4 dieron una importancia exagerada al desfile de la extrema derecha y esgrimieron con fuerza el fantasma del miedo, de manera innecesaria porque en realidad la extrema derecha no hizo nada reprobable y desfiló en orden hasta la calle Génova, donde se encuentra la sede del gobernante Partido Popular, para exigir a Rajoy rigor ante los enemigos de la patria y más amor a España.
¿Que hizo la noche del 20 de noviembre la Extrema derecha que fuera reprobable? ¿Cantar el Cara al Sol?, ¿Desfilar con bengalas? ¿Pedir más rigor y severidad al PP frente a los sediciosos catalanes? ¿Que es eso comparado con los desafíos, estragos y violencia exhibidas recientemente por los rebeldes catalanes?
Es cierto que la extrema derecha está resurgiendo en España, pero no lo es menos que sus impulsores están siendo los independentistas catalanes, por una parte, y los grandes partidos políticos españoles, por otra. Los primeros por su odio a España y por el desafío a su unidad e integridad; los partidos PP y PSOE por su escaso amor a España, por su laxitud a la hora de aplicar la ley a los sediciosos y porque esos partidos no paran de empujar a España hacia el precipicio, desde hace décadas.
Lo temible de la extrema derecha en España es que muchas de sus tesis coinciden con lo que piensan ya más de la mitad de los españoles: que el Franquismo no fue tan malo como dicen, que los dos grandes partidos españoles actuales han sido los culpables principales del drama catalán, por su cobardía y por sus pactos indecentes con los nacionalistas, y que la Constitución está siendo violada con frecuencia y suciedad, no sólo por el independentismo, sino por los mismos que gobiernan España.
Piden, como quieren casi todos los españoles, "mano dura" con la traición independentista y con sus dirigentes, sobre todo con el prófugo de Bruselas, que se dedica impunemente a denigrar a España, mientras sus consejeros y diputados se libran de la cárcel con sólo admitir que "acatan el artículo 155 de la Constitución", cuando lo que debían acatar, mediante juramente ante el juez, es la Constitución española, una y mil veces violada por la clase política española.
Son los nacionalistas y no la extrema derecha los que intentan romper España, unos rompiendola y otros, en el País <Vasco, exigiendo vergonzosamente más dinero y privilegios, a costa de esa igualdad de los españoles que garantiza la Constitución y que los partidos han dinamitado, creando una España desigual e injusta.
España a que han intentado romper España, lis que violan la Constitución, lis que acosan a los guardias civiles y los que tienen a un profugo en Bruselas denigrando la imagen de España.
Entre todos los mediocres de España, que son millones, gran parte de ellos instalados en la política, han conseguido resucitar a Franco y a José Antonio Primo de Rivera, dos personas que estaban bien enterradas y a los que la indecencia del poder está convirtiendo en símbolos y en héroes añorados, cargándose de ese modo el espíritu de la Transición, que consistía en olvidar el pasado de lucha y enfrentamiento para sustituirlo por paz y convivencia.
Si los gobernantes continúan apostando por la injusticia, la desigualdad y la corrupción, los ciudadanos desearán la resurrección de la extrema derecha y la acogerán con cariño porque representará una esperanza de cambio, como acogieron a Podemos cuando nació y representó una esperanza de regeneración, hoy completamente frustrada y fracasada.
El ciudadano, agobiado por la injusticia y preocupado por la deriva de España, reflexionará y descubrirá que no son los franquistas ni la extrema derecha los que han dividido España en 17 reinos de taifas despilfarradores, arrogantes e insostenibles, ni los que cobran al ciudadano impuestos injustos, ni los que expolian a los que heredan, ni los que permiten que los bancos estafen a sus clientes, ni los que endeudan a la nación, acaban con las reservas para pagar las pensiones y despilfarran como locos, ni los que entregan todo los privilegios y ventajas a la clase política, marginando a la ciudadanía.
Los comunistas, a los que la Historia señala como los peores asesinos, si se les tolera salir a las calles para destrozar el orden y la paz y el mobiliario urbano, pero la extrema derecha no puede hacerlo. ¿Por que es peor cantar el Cara al Sol que la Internacional, si bajo las notas de la Internacional se ha asesinado a cien veces más ciudadanos?
Aunque nadie lo diga y a la izquierda le enerve, la verdad es que, comparadas con las que han realizado los comunistas y los nacionalistas, las fechorías de la extrema derecha en la España actual parecen obra de monjas de convento.
España sorprendía a Europa y al mundo porque la extrema derecha ni siquiera parecía que existía hace una década, quizás porque estaba refugiada bajo las alas del PP, pero ahora los mediocres, los corruptos, los nacionalistas, los rojos y las bandas de miserables y perroflautas gritan de miedo porque escuchan el Cara al Sol y dicen que el monstruo ha despertado
¿Que monstruo? Pero si el verdadero monstruo son ellos.
A los que hay que tener miedo de verdad en España no es a los que desfilan por las calles con banderas y cantos del Franquismo, sino a los que prostituyen la democracia, a los que han convertido el robo, el expolio, la desigualdad, el separatismo, el abuso y la corrupción en política diaria protegida por el poder y en estigma de la nación española, a los que mantienen regiones como Andalucía eternamente en el atraso y la pobreza, a los que tienen los juzgados y las cárceles llenas de políticos delincuentes y a los que castigan con más rigor a un robagallinas que a un golpista criminal "made in Cataluña".
Esos son los únicos monstruos verdaderos de España.
Francisco Rubiales
¿Que hizo la noche del 20 de noviembre la Extrema derecha que fuera reprobable? ¿Cantar el Cara al Sol?, ¿Desfilar con bengalas? ¿Pedir más rigor y severidad al PP frente a los sediciosos catalanes? ¿Que es eso comparado con los desafíos, estragos y violencia exhibidas recientemente por los rebeldes catalanes?
Es cierto que la extrema derecha está resurgiendo en España, pero no lo es menos que sus impulsores están siendo los independentistas catalanes, por una parte, y los grandes partidos políticos españoles, por otra. Los primeros por su odio a España y por el desafío a su unidad e integridad; los partidos PP y PSOE por su escaso amor a España, por su laxitud a la hora de aplicar la ley a los sediciosos y porque esos partidos no paran de empujar a España hacia el precipicio, desde hace décadas.
Lo temible de la extrema derecha en España es que muchas de sus tesis coinciden con lo que piensan ya más de la mitad de los españoles: que el Franquismo no fue tan malo como dicen, que los dos grandes partidos españoles actuales han sido los culpables principales del drama catalán, por su cobardía y por sus pactos indecentes con los nacionalistas, y que la Constitución está siendo violada con frecuencia y suciedad, no sólo por el independentismo, sino por los mismos que gobiernan España.
Piden, como quieren casi todos los españoles, "mano dura" con la traición independentista y con sus dirigentes, sobre todo con el prófugo de Bruselas, que se dedica impunemente a denigrar a España, mientras sus consejeros y diputados se libran de la cárcel con sólo admitir que "acatan el artículo 155 de la Constitución", cuando lo que debían acatar, mediante juramente ante el juez, es la Constitución española, una y mil veces violada por la clase política española.
Son los nacionalistas y no la extrema derecha los que intentan romper España, unos rompiendola y otros, en el País <Vasco, exigiendo vergonzosamente más dinero y privilegios, a costa de esa igualdad de los españoles que garantiza la Constitución y que los partidos han dinamitado, creando una España desigual e injusta.
España a que han intentado romper España, lis que violan la Constitución, lis que acosan a los guardias civiles y los que tienen a un profugo en Bruselas denigrando la imagen de España.
Entre todos los mediocres de España, que son millones, gran parte de ellos instalados en la política, han conseguido resucitar a Franco y a José Antonio Primo de Rivera, dos personas que estaban bien enterradas y a los que la indecencia del poder está convirtiendo en símbolos y en héroes añorados, cargándose de ese modo el espíritu de la Transición, que consistía en olvidar el pasado de lucha y enfrentamiento para sustituirlo por paz y convivencia.
Si los gobernantes continúan apostando por la injusticia, la desigualdad y la corrupción, los ciudadanos desearán la resurrección de la extrema derecha y la acogerán con cariño porque representará una esperanza de cambio, como acogieron a Podemos cuando nació y representó una esperanza de regeneración, hoy completamente frustrada y fracasada.
El ciudadano, agobiado por la injusticia y preocupado por la deriva de España, reflexionará y descubrirá que no son los franquistas ni la extrema derecha los que han dividido España en 17 reinos de taifas despilfarradores, arrogantes e insostenibles, ni los que cobran al ciudadano impuestos injustos, ni los que expolian a los que heredan, ni los que permiten que los bancos estafen a sus clientes, ni los que endeudan a la nación, acaban con las reservas para pagar las pensiones y despilfarran como locos, ni los que entregan todo los privilegios y ventajas a la clase política, marginando a la ciudadanía.
Los comunistas, a los que la Historia señala como los peores asesinos, si se les tolera salir a las calles para destrozar el orden y la paz y el mobiliario urbano, pero la extrema derecha no puede hacerlo. ¿Por que es peor cantar el Cara al Sol que la Internacional, si bajo las notas de la Internacional se ha asesinado a cien veces más ciudadanos?
Aunque nadie lo diga y a la izquierda le enerve, la verdad es que, comparadas con las que han realizado los comunistas y los nacionalistas, las fechorías de la extrema derecha en la España actual parecen obra de monjas de convento.
España sorprendía a Europa y al mundo porque la extrema derecha ni siquiera parecía que existía hace una década, quizás porque estaba refugiada bajo las alas del PP, pero ahora los mediocres, los corruptos, los nacionalistas, los rojos y las bandas de miserables y perroflautas gritan de miedo porque escuchan el Cara al Sol y dicen que el monstruo ha despertado
¿Que monstruo? Pero si el verdadero monstruo son ellos.
A los que hay que tener miedo de verdad en España no es a los que desfilan por las calles con banderas y cantos del Franquismo, sino a los que prostituyen la democracia, a los que han convertido el robo, el expolio, la desigualdad, el separatismo, el abuso y la corrupción en política diaria protegida por el poder y en estigma de la nación española, a los que mantienen regiones como Andalucía eternamente en el atraso y la pobreza, a los que tienen los juzgados y las cárceles llenas de políticos delincuentes y a los que castigan con más rigor a un robagallinas que a un golpista criminal "made in Cataluña".
Esos son los únicos monstruos verdaderos de España.
Francisco Rubiales