Zapatero y Sánchez, dos fracasados, el primero de ellos expulsado del poder por la presión internacional y el segundo temiendo ya que a él le ocurra lo mismo, tras sus pactos contra la constitución y el Estado de Derecho y la rebelión del grueso del pueblo español.
Pedro Sánchez sabe que la acción conjunta de la Comisión Europea y la presión de Estados Unidos y China fue lo que acabó con Zapatero y teme ser víctima también de esa fuerza irresistible.
Sánchez ya le tiene pánico a la troika porque sus valedores internacionales, los globalistas y promotores de la Agenda 2030, ya no pueden garantizarle la impunidad con el pueblo español masivamente en las calles.
A muchos les parecía imposible que cayera Zapatero, que como Sánchez era un protegido del comunismo internacional y del submundo totalitario, pero el expresidente socialista finalmente cayó, y antes de hacerlo tuvo que tomar algunas medidas económicas sorprendentes por imposición de la Unión Europea, Estados Unidos y China.
La oposición popular creciente y la situación crítica de la economía del país se llevaron por delante a Zapatero y ahora podrían aplastar también a Sánchez, cuyo fracaso como dirigente amenaza con desestabilizar la política mundial.
La cuerda está tensa y cada manifestación antisanchista la tensa más, en especial esas concentraciones diarias delante de la sede madrileña de un partido socialista que parece haber perdido la cabeza con sus pactos miserables contra la Constitución, la separación de poderes y la salud política de España y Europa.
La imagen del millón de personas concentrada ayer en la plaza madrileña de Cibeles, gritando contra Sánchez en una multitudinaria protesta convocada y organizada por la sociedad civil, ha conmovido el mundo y ha logrado que las miserias e indecencias del sanchismo sean noticia en decenas de países y miles de medios de comunicación.
En las grandes potencias y en los grandes foros internacionales, las aguas empiezan a agitarse ante el riesgo de que en España surja la violencia y se produzca un estallido contra la clase política que no conviene a un poder mundial que tiene claro que es más rentable quitar de en medio a Sánchez que aplastar al pueblo español en masa.
Si la situación de las finanzas en España empeora, Sánchez estará perdido y será sacrificado, como lo fue Zapatero. La Unión Europea vive una preocupación creciente ante la deuda española y el déficit de las finanzas públicas, que pueden empeorar con la inflación, el infierno fiscal que ha construido Pedro Sánchez y el rechazo masivo de las empresas a la inseguridad jurídica e inestabilidad que provoca el sanchismo. Nuestro 4,7 % de déficit sobre el PIB supera ampliamente el 3 % que exige Bruselas y ninguna institución, salvo el Gobierno, piensa que pueda reducirse próximamente.
Francisco Rubiales
Sánchez ya le tiene pánico a la troika porque sus valedores internacionales, los globalistas y promotores de la Agenda 2030, ya no pueden garantizarle la impunidad con el pueblo español masivamente en las calles.
A muchos les parecía imposible que cayera Zapatero, que como Sánchez era un protegido del comunismo internacional y del submundo totalitario, pero el expresidente socialista finalmente cayó, y antes de hacerlo tuvo que tomar algunas medidas económicas sorprendentes por imposición de la Unión Europea, Estados Unidos y China.
La oposición popular creciente y la situación crítica de la economía del país se llevaron por delante a Zapatero y ahora podrían aplastar también a Sánchez, cuyo fracaso como dirigente amenaza con desestabilizar la política mundial.
La cuerda está tensa y cada manifestación antisanchista la tensa más, en especial esas concentraciones diarias delante de la sede madrileña de un partido socialista que parece haber perdido la cabeza con sus pactos miserables contra la Constitución, la separación de poderes y la salud política de España y Europa.
La imagen del millón de personas concentrada ayer en la plaza madrileña de Cibeles, gritando contra Sánchez en una multitudinaria protesta convocada y organizada por la sociedad civil, ha conmovido el mundo y ha logrado que las miserias e indecencias del sanchismo sean noticia en decenas de países y miles de medios de comunicación.
En las grandes potencias y en los grandes foros internacionales, las aguas empiezan a agitarse ante el riesgo de que en España surja la violencia y se produzca un estallido contra la clase política que no conviene a un poder mundial que tiene claro que es más rentable quitar de en medio a Sánchez que aplastar al pueblo español en masa.
Si la situación de las finanzas en España empeora, Sánchez estará perdido y será sacrificado, como lo fue Zapatero. La Unión Europea vive una preocupación creciente ante la deuda española y el déficit de las finanzas públicas, que pueden empeorar con la inflación, el infierno fiscal que ha construido Pedro Sánchez y el rechazo masivo de las empresas a la inseguridad jurídica e inestabilidad que provoca el sanchismo. Nuestro 4,7 % de déficit sobre el PIB supera ampliamente el 3 % que exige Bruselas y ninguna institución, salvo el Gobierno, piensa que pueda reducirse próximamente.
Francisco Rubiales