En el año 1982 vivía yo en Roma, donde trabajaba como director de la oficina de la Agencia EFE en Italia. Un día entró en mi oficina Paola, la esposa de un amigo italiano, acompañada por un señor con pinta de cateto que, evidentemente, era un campesino. Ella me presentó a Doménico y me dijo que era un viejo amigo de su padre, que, desde el día que la oyó hablar de mí se empeñó en conocer al periodista español. "No he podido resistirme y he terminado por traerlo hasta tu oficina para que te hable. Dice que tiene que decirte unas palabras y entregarte un documento". Doménico me saludó y, sin preámbulos, me dijo que él apenas sabía escribir pero que había recibido unas "revelaciones" del cielo y que quería entregármelas para que yo hiciera con ellas lo que creyera oportuno. El documento estaba escrito con una letra perfecta y hermosa, como si el autor hubiera sido un monje copista del medievo. Le pregunté si él había escrito el documento y dijo que sí, pero que Dios habría tenido que guiar su mano y su mente porque él no tenía estudios y apenas sabía escribir algo más que su propio nombre. Entonces me dijo que él sabía que yo estaba predestinado a recibir esas revelaciones porque "Justo cuando usted salía del vientre de su madre, comenzaba la Era de Acuario. Usted es el primer humano de la nueva era", dijo, mientras yo me sonreía de su "ocurrencia". A partir de ese momento se quedó callado. Intercambié unas palabras con Paola, le pregunté por su marido y nos despedimos.
El acontecimiento me pareció superficial y frívolo y, como estaba en plena vorágine profesional, trabajando como corresponsal de prensa y cubriendo actos y ruedas de prensa, sin parar de leer periódicos y ver telediarios, guardé el documento de Doménico en un cajón. Había sacado la conclusión de que aquel tipo debía estar loco y que yo era simplemente el único periodista al que tenía acceso, razón por la que me habría hecho llegar aquel extraño texto. Archivé el asunto en un rincón de mi mente, aunque nunca me libré por completo de la inquietud que me produjeron aquella letra maravillosa y su autor, que decía ser casi analfabeto.
Muchos años después, ya viviendo en Sevilla, recuperé el documento en un cajón de recuerdos romanos y leí aquel texto, que me dejó deslumbrado.
Localicé a Paola, que ahora vivía en Florencia, y la llamé para preguntarle por Doménico. Me dijo que había muerto en 1983, poco después de que yo me marchara de Roma. Me dijo también que ella era viuda porque su marido, con quien mantuve una relación profesional y de cierta amistad durante mi estancia en Roma, había perecido en un accidente de tráfico, cerca de Génova.
Entre 2009 y 2011 escribí una narración novelada muy inspirada en aquel misterioso texto manuscrito italiano, que publiqué en febrero de 2011 con el título "Las revelaciones de Onakra, el escriba de Dios". Recoge y reproduce, a veces fielmente y a veces con mucha redacción propia, lo que el texto original decía sobre la llegada de los primeros ángeles al planeta Tierra y los orígenes del hombre inteligente.
Pero el objeto principal de este artículo no es sólo hablar del núcleo de las revelaciones, ni del libro publicado, sino de unas palabras sobre la Era de Acuario que están incluidas en el texto original, una revelación, según Doménico.
Dice Doménico (o aquel que se lo reveló) que la Era de Acuario empezó el 18 de julio de 1948, a las 05.12 horas, justo la hora en que mi madre me dice que yo nací. En ese momento comenzó a desatarse un cambio que ira ganando intensidad hasta generar profundas transformaciones en el planeta, en los seres humanos y en la civilización.
Nunca he podido entender como Doménico, un campesino toscano, conocía el día y la hora de mi nacimiento en España.
Mi pensamiento, mis libros y este blog Voto en Blanco forman parte de esa renovación en marcha que se abre con la Era de Acuario. Un mundo nuevo y mejor está naciendo y algunos intentamos facilitar el parto.
En ese mundo, el hombre alcanzará su plenitud y conquistará niveles de libertad y civilización desconocidos, pero el parto será difícil porque las fuerzas del mal, muchas de ellas atrincheradas en la política, la cultura y el poder, se resistirán y hasta matarán para impedir la llegada del mundo nuevo.
Copio uno de los muchos largos párrafos de su hermoso y sobrecogedor texto, el que describe la etapa presente, previa a los desastres y traumas que precederán al fin de los tiempos, el Juicio Final y la Parusía:
"La Humanidad se irá deslizando hacia conceptos de Paz y Amor desconocidos desde que el hombre está vivo. Una vigorosa conciencia colectiva de respeto a la naturaleza y al ser humano se abrirá paso hasta convertirse en cultura dominante. Viejos principios y conocimientos del pasado, silenciados y sepultados en el olvido a lo largo de la Historia, serán recuperados. El cerebro será el músculo dominante y se desarrollara con cien veces más potencia que nunca antes. El hombre se unirá a la Madre Tierra y se abrazará con sus semejantes, iniciando un nuevo ciclo dominado por el respeto y el amor. Lo cambios llegarán acompañados de grandes convulsiones y traumas, una época de sacudidas sorprendentes en todos los ámbitos, especialmente en la cultura, la sociedad y el orden político. Lo viejo se resistirá a morir, pero finalmente morirá, aunque cobrándose un generoso precio de dolor y sangre. Esos cambios profundos tomarán la forma de una ola gigante que irá liberando los territorios, las sociedades y las mentes. La violencia y la opresión irán desapareciendo a medida que brotan los manantiales de la libertad, hasta formar corrientes torrenciales que acabarán con las tiranías y que convertirán en héroes y protagonistas a todos los que buscan la liberación. Aquellos tiranos que pretendan detener las aguas de la libertad con diques y barreras, aquellos que se resistan a la gran transformación, los adictos a la represión y al abuso, los que pugnen por detener el reloj del tiempo, serán destruidos sin piedad por la enorme fuerza de la transformación. Las aguas desatadas del cambio traerán la muerte para los déspotas y obtusos, pero los amantes de la paz y los que ansían un mundo mejor, tras durísimos dolores de parto, podrán sobrevivir y triunfar".
Francisco Rubiales
El acontecimiento me pareció superficial y frívolo y, como estaba en plena vorágine profesional, trabajando como corresponsal de prensa y cubriendo actos y ruedas de prensa, sin parar de leer periódicos y ver telediarios, guardé el documento de Doménico en un cajón. Había sacado la conclusión de que aquel tipo debía estar loco y que yo era simplemente el único periodista al que tenía acceso, razón por la que me habría hecho llegar aquel extraño texto. Archivé el asunto en un rincón de mi mente, aunque nunca me libré por completo de la inquietud que me produjeron aquella letra maravillosa y su autor, que decía ser casi analfabeto.
Muchos años después, ya viviendo en Sevilla, recuperé el documento en un cajón de recuerdos romanos y leí aquel texto, que me dejó deslumbrado.
Localicé a Paola, que ahora vivía en Florencia, y la llamé para preguntarle por Doménico. Me dijo que había muerto en 1983, poco después de que yo me marchara de Roma. Me dijo también que ella era viuda porque su marido, con quien mantuve una relación profesional y de cierta amistad durante mi estancia en Roma, había perecido en un accidente de tráfico, cerca de Génova.
Entre 2009 y 2011 escribí una narración novelada muy inspirada en aquel misterioso texto manuscrito italiano, que publiqué en febrero de 2011 con el título "Las revelaciones de Onakra, el escriba de Dios". Recoge y reproduce, a veces fielmente y a veces con mucha redacción propia, lo que el texto original decía sobre la llegada de los primeros ángeles al planeta Tierra y los orígenes del hombre inteligente.
Pero el objeto principal de este artículo no es sólo hablar del núcleo de las revelaciones, ni del libro publicado, sino de unas palabras sobre la Era de Acuario que están incluidas en el texto original, una revelación, según Doménico.
Dice Doménico (o aquel que se lo reveló) que la Era de Acuario empezó el 18 de julio de 1948, a las 05.12 horas, justo la hora en que mi madre me dice que yo nací. En ese momento comenzó a desatarse un cambio que ira ganando intensidad hasta generar profundas transformaciones en el planeta, en los seres humanos y en la civilización.
Nunca he podido entender como Doménico, un campesino toscano, conocía el día y la hora de mi nacimiento en España.
Mi pensamiento, mis libros y este blog Voto en Blanco forman parte de esa renovación en marcha que se abre con la Era de Acuario. Un mundo nuevo y mejor está naciendo y algunos intentamos facilitar el parto.
En ese mundo, el hombre alcanzará su plenitud y conquistará niveles de libertad y civilización desconocidos, pero el parto será difícil porque las fuerzas del mal, muchas de ellas atrincheradas en la política, la cultura y el poder, se resistirán y hasta matarán para impedir la llegada del mundo nuevo.
Copio uno de los muchos largos párrafos de su hermoso y sobrecogedor texto, el que describe la etapa presente, previa a los desastres y traumas que precederán al fin de los tiempos, el Juicio Final y la Parusía:
"La Humanidad se irá deslizando hacia conceptos de Paz y Amor desconocidos desde que el hombre está vivo. Una vigorosa conciencia colectiva de respeto a la naturaleza y al ser humano se abrirá paso hasta convertirse en cultura dominante. Viejos principios y conocimientos del pasado, silenciados y sepultados en el olvido a lo largo de la Historia, serán recuperados. El cerebro será el músculo dominante y se desarrollara con cien veces más potencia que nunca antes. El hombre se unirá a la Madre Tierra y se abrazará con sus semejantes, iniciando un nuevo ciclo dominado por el respeto y el amor. Lo cambios llegarán acompañados de grandes convulsiones y traumas, una época de sacudidas sorprendentes en todos los ámbitos, especialmente en la cultura, la sociedad y el orden político. Lo viejo se resistirá a morir, pero finalmente morirá, aunque cobrándose un generoso precio de dolor y sangre. Esos cambios profundos tomarán la forma de una ola gigante que irá liberando los territorios, las sociedades y las mentes. La violencia y la opresión irán desapareciendo a medida que brotan los manantiales de la libertad, hasta formar corrientes torrenciales que acabarán con las tiranías y que convertirán en héroes y protagonistas a todos los que buscan la liberación. Aquellos tiranos que pretendan detener las aguas de la libertad con diques y barreras, aquellos que se resistan a la gran transformación, los adictos a la represión y al abuso, los que pugnen por detener el reloj del tiempo, serán destruidos sin piedad por la enorme fuerza de la transformación. Las aguas desatadas del cambio traerán la muerte para los déspotas y obtusos, pero los amantes de la paz y los que ansían un mundo mejor, tras durísimos dolores de parto, podrán sobrevivir y triunfar".
Francisco Rubiales