Zapatero ha advertido a Rajoy que "para ganar unas elecciones hay que merecerlo", olvidando que si hay alguien en este país que no merezca gobernar es él, cuyo mandato ha empobrecido a España, ha destruido su prestigio internacional, ha llenado nuestras calles y plazas de nuevos pobres, ha generado nada menos que cinco millones de parados, ha permitido que medio millón de viviendas hayan sido arrebatadas a sus dueños por falta de pago y ha creado una inmensa marea de frustración, decepción, tristeza y desesperación en la sociedad española.
Para colmo de males, Zapatero ha increpado al blandengue Rajoy desde Sevilla, el feudo socialista más contaminado de corrupción e indignidad de toda España, sede del escándalo de los falsos EREs, gracias a los cuales, socialistas y ugetistas están cobrando pensiones anticipadas, de forma fraudulenta, financiadas con dinero público, de empresas en las que nunca habían trabajado, una corrupción cuya suciedad y bajeza son tan intensas que resulta inconcebible en cualquier otra democracia del mundo.
Es cierto que Rajoy ha hecho poco por ganarse la confianza de los españoles, a los que es incapaz de entusiasmar con propuestas y promesas, y que si gana las próximas elecciones será porque el gobierno de Zapatero ha sido el peor en dos siglos, pero no es menos cierto que gobernar mejor que Zapatero es fácil, incluso para cualquier ciudadano que fuera elegido al azar.
El Zapaterismo ha causado verdaderos estragos en España, un país que hace apenas una década era envidiado por su prosperidad y pujanza, mientras que hoy es considerado un despojo.
A Zapatero, cuya hoja de servicios es una vergüenza para todos, sólo le queda dimitir, como le reclaman 8 de cada 10 españoles, según las encuestas, pero él, insensible, alienado y atrincherado en la Moncloa, ni siquiera es capaz de tener el gesto final de abandonar el poder y convocar elecciones, el único que, de cierta manera, le reconciliaría con la Historia.
En lugar de reconocer su inmenso fracaso y los terribles daños que su gobierno ha causado a España, Zapatero´, incapaz ya de gobernar por falta de ideas y porque las grandes decisiones sobre España las tomas ya las grandes potencias, se dedica a mentir, a engañar y a utilizar su arma favorita: la propaganda.
Zapatero es nuestra peor pesadilla.
Para colmo de males, Zapatero ha increpado al blandengue Rajoy desde Sevilla, el feudo socialista más contaminado de corrupción e indignidad de toda España, sede del escándalo de los falsos EREs, gracias a los cuales, socialistas y ugetistas están cobrando pensiones anticipadas, de forma fraudulenta, financiadas con dinero público, de empresas en las que nunca habían trabajado, una corrupción cuya suciedad y bajeza son tan intensas que resulta inconcebible en cualquier otra democracia del mundo.
Es cierto que Rajoy ha hecho poco por ganarse la confianza de los españoles, a los que es incapaz de entusiasmar con propuestas y promesas, y que si gana las próximas elecciones será porque el gobierno de Zapatero ha sido el peor en dos siglos, pero no es menos cierto que gobernar mejor que Zapatero es fácil, incluso para cualquier ciudadano que fuera elegido al azar.
El Zapaterismo ha causado verdaderos estragos en España, un país que hace apenas una década era envidiado por su prosperidad y pujanza, mientras que hoy es considerado un despojo.
A Zapatero, cuya hoja de servicios es una vergüenza para todos, sólo le queda dimitir, como le reclaman 8 de cada 10 españoles, según las encuestas, pero él, insensible, alienado y atrincherado en la Moncloa, ni siquiera es capaz de tener el gesto final de abandonar el poder y convocar elecciones, el único que, de cierta manera, le reconciliaría con la Historia.
En lugar de reconocer su inmenso fracaso y los terribles daños que su gobierno ha causado a España, Zapatero´, incapaz ya de gobernar por falta de ideas y porque las grandes decisiones sobre España las tomas ya las grandes potencias, se dedica a mentir, a engañar y a utilizar su arma favorita: la propaganda.
Zapatero es nuestra peor pesadilla.