Parece que después de la reciente cumbre del MERCOSUR en la ciudad argentina de Córdoba, tanto los técnicos como los políticos presentes se han puesto de acuerdo –casi por primera vez- en que “se ha producido un avance inesperado y significativo, teniendo en cuenta que hasta hace muy poco sólo se hablaba de crisis profunda”.
A las más que destacadas “señales políticas” de todo tipo que se pudieron apreciar en este encuentro –subrayadas muy especialmente por la prensa argentina-, hay que añadir una serie de acciones concretas a favor de la integración regional: se adelantó en el código aduanero conjunto, se avanzó en el tema del gasoducto multinacional, se hicieron concreciones en cuanto a la liberalización de servicios, y se puso una fecha concreta –diciembre de 2006- para que comience a funcionar el Parlamento del MERCOSUR. entre otras cuestiones. También se ha hablado de un Banco del Sur con fecha de salida. Nada más, ni nada menos.
Pero, como casi todo lo que sucede en América latina, todavía “no hay que echar las campanas al vuelo”, aunque sí afirmar que este si este camino no se abandona –por los motivos más diversos- puede que en unos años tengamos un MERCOSUR convertido en líder de la tan ansiada como pospuesta integración regional.
Porque siempre habrá que comentar, dialogar y debatir sobre “las cuestiones políticas”. Y aquí, amigos, el panorama parece ir aclarándose. De momento, y escorándose fundamentalmente hacia la izquierda, vemos nítidamente dos “tendencias”: la que encarnan el brasileño Lula Da Silva y el argentino Néstor Kirchner –en un momento de relaciones “casi celestiales”, algo inaudito entre los dos “grandes del Sur”-, apoyada en ocasiones por Chile, Uruguay –calmadas de momento las agrias disputas por las papeleras sobre el río del mismo nombre y de administración conjunta- y Paraguay, y la que representan Bolivia, Cuba y Venezuela a través del Tratado Comercial de los Pueblos, que pretende, muy claramente, convertirse en una alternativa a los Acuerdos de Libre Comercio entre los Estados Unidos y otros países como Colombia y Perú.
Tampoco hay que olvidar que Hugo Chávez pretende convertirse –hace varios meses comenté en este mismo blog que había relevado a Fidel Castro en esta “santa” misión- en el líder antiimperialista, antiyanki y anticapitalista. primero de América latina y, si se lo permiten, del mundo entero. Venezuela ya forma parte del MERCOSUR –un escalón más en su estrategia expansionista, disfrazada, como siempre de bondadosas “cruzadas” por los pueblos y etc, etc, etc.-, Bolivia está en la “cola de espera” y con Cuba el MERCOSUR acaba de firmar acuerdos político-comerciales de cierta relevancia.
Habrá que ver cómo se pueden armonizar intereses políticos no siempre coincidentes, desarrollo sostenible, tanto en el tiempo como el cuidado del Medio Ambiente, y la posibilidad de encontrar “un lugar en el mundo”, algo que el subcontinente busca –y no encuentra- desde hace décadas.
Pero no todas son buenas noticias. Un análisis sobre “Riesgo Político de Inversión en Sudamérica”, realizado por expertos de la Universidad Diego Portales, de Santiago de Chile –que realizan trimestralmente-, advierte que “se comienzan a notar síntomas de desaceleración en la región” y que “los países que la integran continúan siendo vulnerables a los efectos externos –la dinámica exportadora de países como China, por ejemplo-. También explican en su reciente informe que “no es lo mismo el alto crecimiento estimado de Venezuela, en medio de la bonanza petrolera, que el crecimiento moderado de Brasil. En el primer caso se reedita un endémico reparto de una economía rentista, en tanto que en el segundo se avanza en consolidar reformas que hagan sólido el crecimiento logrado”.
Por su parte, el ex presidente uruguayo, Luis Alberto Lacalle, del opositor Partido Nacional, ha asegurado “estar preocupado por la decisión de la XXX Cumbre del MERCOSUR de acelerar la creación del Parlamento del bloque, que deberá funcionar antes del próximo 31 de diciembre”. “Nosotros”, explicó Lacalle a una emisora de Montevideo, “queremos todo el comercio del mundo con Argentina, Brasil, Paraguay y Venezuela, pero ninguna dependencia política”. En el actual gobierno de Tabaré Vázquez también ha habido disidencias, como la del propio vicepresidente, Rodolfo Nin Novoa, quién señaló “lo inconveniente que es tratar el tema en un corto plazo”.
Esta postura, apoyada dentro y fuera de Uruguay por otras personalidades y entidades, sostiene que el MERCOSUR “es un bloque exclusivamente económico y comercial, no político”. Ya sabemos lo que opinan otros como Chávez o Castro.
Para otro uruguayo, el actual ministro de Relaciones Exteriores, Reinaldo Gargagno, “lo importante es que hemos dado un enorme paso adelante en el proceso de integración y que el resto del mundo, después de la reunión de Presidentes del MERCOSUR, nos mira de otra manera”. Habrá que ver si es cierto y cuánto dura “la novedad” de la coincidencia y el empujar hacia el futuro. De momento, allí también sucedió que Néstor Kirchner, aunque sea tímidamente y para salvar por unas horas la honra, le plantó cara por primera vez a Fidel Castro a propósito de la médica Hilda Molina, impedida de salir de Cuba para visitar a sus nietos argentinos, y le amenazó con hablar del caso ante los restantes jefes de Estado y de no firmar los acuerdos de cooperación con la isla si no recibía la segunda carta que le escribía sobre el tema (la primera, de hace algo más de 1 año todavía espera respuesta).
El “amigo” Fidel tuvo que recibir la indeseada misiva de manos de su ministro de Exteriores, Felipe Roque Pérez, muy a su pesar porque “ya no es lo que era”. Ahora el que da las órdenes es el “bolivariano” Chávez, le guste más o menos. Lo importante es saber, además, si el MERCOSUR también recibirá, finalmente, sus órdenes o hará lo mejor para la mayoría.
eduardo caldarola de bello
A las más que destacadas “señales políticas” de todo tipo que se pudieron apreciar en este encuentro –subrayadas muy especialmente por la prensa argentina-, hay que añadir una serie de acciones concretas a favor de la integración regional: se adelantó en el código aduanero conjunto, se avanzó en el tema del gasoducto multinacional, se hicieron concreciones en cuanto a la liberalización de servicios, y se puso una fecha concreta –diciembre de 2006- para que comience a funcionar el Parlamento del MERCOSUR. entre otras cuestiones. También se ha hablado de un Banco del Sur con fecha de salida. Nada más, ni nada menos.
Pero, como casi todo lo que sucede en América latina, todavía “no hay que echar las campanas al vuelo”, aunque sí afirmar que este si este camino no se abandona –por los motivos más diversos- puede que en unos años tengamos un MERCOSUR convertido en líder de la tan ansiada como pospuesta integración regional.
Porque siempre habrá que comentar, dialogar y debatir sobre “las cuestiones políticas”. Y aquí, amigos, el panorama parece ir aclarándose. De momento, y escorándose fundamentalmente hacia la izquierda, vemos nítidamente dos “tendencias”: la que encarnan el brasileño Lula Da Silva y el argentino Néstor Kirchner –en un momento de relaciones “casi celestiales”, algo inaudito entre los dos “grandes del Sur”-, apoyada en ocasiones por Chile, Uruguay –calmadas de momento las agrias disputas por las papeleras sobre el río del mismo nombre y de administración conjunta- y Paraguay, y la que representan Bolivia, Cuba y Venezuela a través del Tratado Comercial de los Pueblos, que pretende, muy claramente, convertirse en una alternativa a los Acuerdos de Libre Comercio entre los Estados Unidos y otros países como Colombia y Perú.
Tampoco hay que olvidar que Hugo Chávez pretende convertirse –hace varios meses comenté en este mismo blog que había relevado a Fidel Castro en esta “santa” misión- en el líder antiimperialista, antiyanki y anticapitalista. primero de América latina y, si se lo permiten, del mundo entero. Venezuela ya forma parte del MERCOSUR –un escalón más en su estrategia expansionista, disfrazada, como siempre de bondadosas “cruzadas” por los pueblos y etc, etc, etc.-, Bolivia está en la “cola de espera” y con Cuba el MERCOSUR acaba de firmar acuerdos político-comerciales de cierta relevancia.
Habrá que ver cómo se pueden armonizar intereses políticos no siempre coincidentes, desarrollo sostenible, tanto en el tiempo como el cuidado del Medio Ambiente, y la posibilidad de encontrar “un lugar en el mundo”, algo que el subcontinente busca –y no encuentra- desde hace décadas.
Pero no todas son buenas noticias. Un análisis sobre “Riesgo Político de Inversión en Sudamérica”, realizado por expertos de la Universidad Diego Portales, de Santiago de Chile –que realizan trimestralmente-, advierte que “se comienzan a notar síntomas de desaceleración en la región” y que “los países que la integran continúan siendo vulnerables a los efectos externos –la dinámica exportadora de países como China, por ejemplo-. También explican en su reciente informe que “no es lo mismo el alto crecimiento estimado de Venezuela, en medio de la bonanza petrolera, que el crecimiento moderado de Brasil. En el primer caso se reedita un endémico reparto de una economía rentista, en tanto que en el segundo se avanza en consolidar reformas que hagan sólido el crecimiento logrado”.
Por su parte, el ex presidente uruguayo, Luis Alberto Lacalle, del opositor Partido Nacional, ha asegurado “estar preocupado por la decisión de la XXX Cumbre del MERCOSUR de acelerar la creación del Parlamento del bloque, que deberá funcionar antes del próximo 31 de diciembre”. “Nosotros”, explicó Lacalle a una emisora de Montevideo, “queremos todo el comercio del mundo con Argentina, Brasil, Paraguay y Venezuela, pero ninguna dependencia política”. En el actual gobierno de Tabaré Vázquez también ha habido disidencias, como la del propio vicepresidente, Rodolfo Nin Novoa, quién señaló “lo inconveniente que es tratar el tema en un corto plazo”.
Esta postura, apoyada dentro y fuera de Uruguay por otras personalidades y entidades, sostiene que el MERCOSUR “es un bloque exclusivamente económico y comercial, no político”. Ya sabemos lo que opinan otros como Chávez o Castro.
Para otro uruguayo, el actual ministro de Relaciones Exteriores, Reinaldo Gargagno, “lo importante es que hemos dado un enorme paso adelante en el proceso de integración y que el resto del mundo, después de la reunión de Presidentes del MERCOSUR, nos mira de otra manera”. Habrá que ver si es cierto y cuánto dura “la novedad” de la coincidencia y el empujar hacia el futuro. De momento, allí también sucedió que Néstor Kirchner, aunque sea tímidamente y para salvar por unas horas la honra, le plantó cara por primera vez a Fidel Castro a propósito de la médica Hilda Molina, impedida de salir de Cuba para visitar a sus nietos argentinos, y le amenazó con hablar del caso ante los restantes jefes de Estado y de no firmar los acuerdos de cooperación con la isla si no recibía la segunda carta que le escribía sobre el tema (la primera, de hace algo más de 1 año todavía espera respuesta).
El “amigo” Fidel tuvo que recibir la indeseada misiva de manos de su ministro de Exteriores, Felipe Roque Pérez, muy a su pesar porque “ya no es lo que era”. Ahora el que da las órdenes es el “bolivariano” Chávez, le guste más o menos. Lo importante es saber, además, si el MERCOSUR también recibirá, finalmente, sus órdenes o hará lo mejor para la mayoría.
eduardo caldarola de bello