Secretario general del Polisario, Brahim Ghali, acogido en España para ser curado de COVID
El origen de la actual crisis con Marruecos es que España ha acogido en uno de sus hospitales, por razones humanitarias, al secretario general del Polisario, Brahim Ghali, enfermo de COVID. Ese gesto, uno de los pocos valientes e íntegros del gobierno de Pedro Sánchez, fue suficiente para que Marruecos desatara una escalada de tensión que nadie sabe donde terminará. Marruecos convocó al embajador español en Rabat para expresarle su "incomprensión" y "exasperación" ante la acogida del líder saharaui.
La política española con respecto a Marruecos es torpe, cobarde y corrupta. Asustados ante el chantaje permanente de Marruecos, los gobiernos españoles han permitido al vecino africano todo tipo de abusos y excesos, sobre todo les ha permitido que nos invadan, que es el arma marroquí para conquistar España desde que en 1975 comprobó la cobardía española con la "Marcha Vede", gracias a la cual les entregamos el Sahara y traicionamos a los saharauis, que eran legalmente españoles dotados de DNI.
Marruecos aprovecha siempre la debilidad de España para acuchillarla. Lo hizo en 1975, cuando Franco, que los conocía a fondo y al que Marruecos temía y respetaba, estaba agonizando, y lo hace ahora, cuando España está en manos de un gobierno cobarde que es capaz de todo, con tal de mantenerse en el poder y que cede siempre ante el adversario para seguir gobernando.
La cobardía española nos ha llevado hasta donde nos encontramos, frente a un Marruecos agresivo y chantajista que nos tiene tomada la medida y frente al cual nuestros gobiernos sólo responden con concesiones y dinero. Para calmar a la fiera, España agasaja a los políticos marroquíes con poder, paga becas a sus hijos, les colma de regalos, les facilita viviendas, recibe a sus inmigrantes tratándolos mejor que a los propios españoles, les paga pensiones y ayudas sociales de privilegio y permite que sus exportaciones, que compiten con las española, entren en los mercados propios y de Europa como si Marruecos fuera un país miembro de la Unión, arruinando a muchos campesinos y empresarios españoles con precios que España no puede igualar porque en Marruecos rigen salarios de hambre.
Marruecos es un tema tabú en la cobarde España de Sánchez. Nuestras calles están plagadas de delincuentes marroquíes, que roban, violan y asesinan y a los que el gobierno protege ocultando su nacionalidad para que los españoles no sepan que Marruecos nos exporta inseguridad y delito.
Los menas son casi todos de Marruecos y su presencia en las calles de España es cada día más conflictiva. Ante la "generosidad" de España, que les paga hasta un sueldo y mantenimiento, los menores no acompañados se crecen y se vuelven osados, arrogantes y muchos de ellos delincuentes, sembrando miedo e inseguridad en la ciudadanía española desprotegida.
Los muchos periodistas sometidos, verdaderos perros del poder comprados, jamás hablan del peligro que representa Marruecos y los marroquíes para España porque el gobierno de Sánchez, que tiene mala conciencia en ese tema, lo prohíbe. Sánchez y su gente saben que si los españoles conocieran la verdad, se desataría una inmensa ola de rechazo a toda la amenaza y podredumbre que representa Marruecos para España.
Si en España se realizara una encuesta (seguramente la ha hecho el CIS, pero sin publicar sus resultados) que preguntara a los ciudadanos si consideran a Marruecos un país amigo, descubriríamos la verdad preocupante de que Marruecos es el único país del mundo por el que los españoles sienten enemistad y hasta hostilidad.
Ese sentimiento no es nuevo ni pasajero sino que está arraigado en la cultura española desde hace demasiados años, alimentado por hechos como la conquista musulmana de España en el siglo VIII y la posterior Reconquista, las sangrientas guerras españolas con los rebeldes del Rif a principios del siglo XX, la participación de tropas de choque marroquíes en la Guerra Civil Española, al lado del ejército de Franco, y por una actualidad compleja caracterizada por las tensiones fronterizas, la reivindicación marroquí de Ceuta y Melilla, la Marcha Verde, el doloroso asunto del Sahara, la invasión de los inmigrantes ilegales que cruzan el estrecho y la actitud conflictiva de muchos inmigrantes marroquíes establecidos en España.
Marruecos es el mayor peligro para España y frente a esa amenaza sólo cabe una política de amistad auténtica, sin sometimiento cobarde, basada en la igualdad y franqueza, en el te doy y me das, mezclada con una adecuada preparación y rearme militar, en previsión del conflicto que nos amenaza, sobre todo ahora, que Marruecos ha desplazado a España como aliado preferencial de Estados Unidos en la zona y se está armando hasta los dientes, mientras que la gallina Sánchez sólo sonríe y pone un huevo.
Francisco Rubiales
La política española con respecto a Marruecos es torpe, cobarde y corrupta. Asustados ante el chantaje permanente de Marruecos, los gobiernos españoles han permitido al vecino africano todo tipo de abusos y excesos, sobre todo les ha permitido que nos invadan, que es el arma marroquí para conquistar España desde que en 1975 comprobó la cobardía española con la "Marcha Vede", gracias a la cual les entregamos el Sahara y traicionamos a los saharauis, que eran legalmente españoles dotados de DNI.
Marruecos aprovecha siempre la debilidad de España para acuchillarla. Lo hizo en 1975, cuando Franco, que los conocía a fondo y al que Marruecos temía y respetaba, estaba agonizando, y lo hace ahora, cuando España está en manos de un gobierno cobarde que es capaz de todo, con tal de mantenerse en el poder y que cede siempre ante el adversario para seguir gobernando.
La cobardía española nos ha llevado hasta donde nos encontramos, frente a un Marruecos agresivo y chantajista que nos tiene tomada la medida y frente al cual nuestros gobiernos sólo responden con concesiones y dinero. Para calmar a la fiera, España agasaja a los políticos marroquíes con poder, paga becas a sus hijos, les colma de regalos, les facilita viviendas, recibe a sus inmigrantes tratándolos mejor que a los propios españoles, les paga pensiones y ayudas sociales de privilegio y permite que sus exportaciones, que compiten con las española, entren en los mercados propios y de Europa como si Marruecos fuera un país miembro de la Unión, arruinando a muchos campesinos y empresarios españoles con precios que España no puede igualar porque en Marruecos rigen salarios de hambre.
Marruecos es un tema tabú en la cobarde España de Sánchez. Nuestras calles están plagadas de delincuentes marroquíes, que roban, violan y asesinan y a los que el gobierno protege ocultando su nacionalidad para que los españoles no sepan que Marruecos nos exporta inseguridad y delito.
Los menas son casi todos de Marruecos y su presencia en las calles de España es cada día más conflictiva. Ante la "generosidad" de España, que les paga hasta un sueldo y mantenimiento, los menores no acompañados se crecen y se vuelven osados, arrogantes y muchos de ellos delincuentes, sembrando miedo e inseguridad en la ciudadanía española desprotegida.
Los muchos periodistas sometidos, verdaderos perros del poder comprados, jamás hablan del peligro que representa Marruecos y los marroquíes para España porque el gobierno de Sánchez, que tiene mala conciencia en ese tema, lo prohíbe. Sánchez y su gente saben que si los españoles conocieran la verdad, se desataría una inmensa ola de rechazo a toda la amenaza y podredumbre que representa Marruecos para España.
Si en España se realizara una encuesta (seguramente la ha hecho el CIS, pero sin publicar sus resultados) que preguntara a los ciudadanos si consideran a Marruecos un país amigo, descubriríamos la verdad preocupante de que Marruecos es el único país del mundo por el que los españoles sienten enemistad y hasta hostilidad.
Ese sentimiento no es nuevo ni pasajero sino que está arraigado en la cultura española desde hace demasiados años, alimentado por hechos como la conquista musulmana de España en el siglo VIII y la posterior Reconquista, las sangrientas guerras españolas con los rebeldes del Rif a principios del siglo XX, la participación de tropas de choque marroquíes en la Guerra Civil Española, al lado del ejército de Franco, y por una actualidad compleja caracterizada por las tensiones fronterizas, la reivindicación marroquí de Ceuta y Melilla, la Marcha Verde, el doloroso asunto del Sahara, la invasión de los inmigrantes ilegales que cruzan el estrecho y la actitud conflictiva de muchos inmigrantes marroquíes establecidos en España.
Marruecos es el mayor peligro para España y frente a esa amenaza sólo cabe una política de amistad auténtica, sin sometimiento cobarde, basada en la igualdad y franqueza, en el te doy y me das, mezclada con una adecuada preparación y rearme militar, en previsión del conflicto que nos amenaza, sobre todo ahora, que Marruecos ha desplazado a España como aliado preferencial de Estados Unidos en la zona y se está armando hasta los dientes, mientras que la gallina Sánchez sólo sonríe y pone un huevo.
Francisco Rubiales