Nos chantajea permanentemente y utiliza como armas a los inmigrantes y a sus propios súbditos, muchos de los cuales son prácticamente obligados a emigrar hacia el rico vecino europeo. Las narraciones de muchos de los que llegan sobrecogen a la policía española: “cometí un delito en Marruecos y me dijeron que eligiera entre una cárcel marroquí o ir en patera a España. Lógicamente me lancé a cruzar el estrecho”.
La última fechoría marroquí está en curso este fin de semana de junio: más de 600 emigrantes en un solo día. No sabemos lo que quieren, pero seguro que pronto se sabrá la finalidad de esa invasión masiva, que es parte del eterno chantaje.
Otra jugada sucia ha sido la de las mujeres que llegaron para trabajar en los campos de fresa de Huelva, que acusaron a sus empleadores de abusos sexuales, cuando todo era mentira y formaba parte de un chantaje para conseguir papeles y quedarse en España, una operación mafiosa organizado desde Marruecos.
Existen sospechas de connivencia entre las autoridades marroquíes, las mafias que envían emigrantes hacia España y, por desgracia, algunas ONGs que colaboran con la inmigración, disfrazándola de solidaridad. Hay investigaciones en curso que han detectado indicios de pagos por cada emigrante que logra pisar suelo español.
Marruecos también controla los asaltos a las vallas de Ceuta y Melilla, que son masivamente atacadas sólo cuando la policía marroquí lo permite.
Los que analizan el fenómeno de la inmigración tienen claro que Marruecos controla a los inmigrantes y los utiliza como un arma de presión y chantaje. Se libera de los indeseables, de los violentos y de los extremistas, que son presionados para que emigren a Europa, utiliza la inmigración como fuente de valiosos ingresos para su economía y para que la inmigración funcione asesora a los que huyen sobre como obtener subvenciones y ventajas en los países europeos, al mismo tiempo que colabora y hasta mima a las mafias y a algunas ONGs dedicadas a socorrer inmigrante.
Constantemente pide compensaciones de todo tipo a cambio de controlar el flujo de inmigrantes.
La guardia civil ha esgrimido a veces, como prueba irrefutable de esa colaboración, que las ONGs establecidas en suelo marroquí han avisado de la salida de pateras a los servicios españoles de salvamento marítimo hasta horas antes de que la salida se produzca.
Francisco Rubiales
La última fechoría marroquí está en curso este fin de semana de junio: más de 600 emigrantes en un solo día. No sabemos lo que quieren, pero seguro que pronto se sabrá la finalidad de esa invasión masiva, que es parte del eterno chantaje.
Otra jugada sucia ha sido la de las mujeres que llegaron para trabajar en los campos de fresa de Huelva, que acusaron a sus empleadores de abusos sexuales, cuando todo era mentira y formaba parte de un chantaje para conseguir papeles y quedarse en España, una operación mafiosa organizado desde Marruecos.
Existen sospechas de connivencia entre las autoridades marroquíes, las mafias que envían emigrantes hacia España y, por desgracia, algunas ONGs que colaboran con la inmigración, disfrazándola de solidaridad. Hay investigaciones en curso que han detectado indicios de pagos por cada emigrante que logra pisar suelo español.
Marruecos también controla los asaltos a las vallas de Ceuta y Melilla, que son masivamente atacadas sólo cuando la policía marroquí lo permite.
Los que analizan el fenómeno de la inmigración tienen claro que Marruecos controla a los inmigrantes y los utiliza como un arma de presión y chantaje. Se libera de los indeseables, de los violentos y de los extremistas, que son presionados para que emigren a Europa, utiliza la inmigración como fuente de valiosos ingresos para su economía y para que la inmigración funcione asesora a los que huyen sobre como obtener subvenciones y ventajas en los países europeos, al mismo tiempo que colabora y hasta mima a las mafias y a algunas ONGs dedicadas a socorrer inmigrante.
Constantemente pide compensaciones de todo tipo a cambio de controlar el flujo de inmigrantes.
La guardia civil ha esgrimido a veces, como prueba irrefutable de esa colaboración, que las ONGs establecidas en suelo marroquí han avisado de la salida de pateras a los servicios españoles de salvamento marítimo hasta horas antes de que la salida se produzca.
Francisco Rubiales