La verdad, dicha por Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, suena desafiante, poderosa y convincente, pero de poco nos sirve porque la caterva de politicastros españoles se niega a asumir esa verdad. Draghi ha alertado de que la razón por la que algunos países periféricos están sufriendo fuertes recesiones es porque han adoptado el camino "fácil" de subir impuestos en vez de recortar el gasto público. "La consolidación fiscal debe centrarse más en recorte de gastos y menos en subir impuestos". En su opinión, las políticas que van en la dirección opuesta "son la razón por la que algunos países no están viendo los beneficios y sus economías siguen en recesión”.
Al pronunciar esas palabra, Draghi pensaba, probablemente, en España, el país más enfermo de Europa, que se dispone a subir el IVA, lo que equivale a acentuar todavía más la recesión y el hundimiento de la economía, un país desgraciado y gobernado por políticos sin escrúpulos que prefieren castigar a los ciudadanos y al mismo núcleo de la nación antes que renunciar a sus sucios e inmerecidos privilegios y a reducir el monstruoso e incosteable Estado que ellos han creado.
¿Está claro? Los verdaderos mentirosos, antiespañoles y monstruos son Rajoy y su gobierno, cuyas únicas actuaciones de relieve contra la crisis han consistido en subir impuestos y castigar a los ciudadanos con recortes de ingresos y servicios, mientras se niegan, miserablemente, a recortar el desproporcionado e injusto gasto del Estado.
Casi todos los recortes practicados, algunos dolorosos tan drásticos que representan el asesinato del Estado de Bienestar y de las clases humildes y medias de España, habrían podido evitarse si Rajoy y sus ministros hubieran suprimido los lujos, abusos, privilegios inmerecidos, despilfarros, caprichos y sinvergonzonerías que rodean a la clase política española y que hacen inviable el grueso y seboso Estado español. El lugar de congelar pensiones, reducir el sueldo de los funcionarios, suprimir el cheque bebé o dañar gravemente la calidad de la educación y la salud, deberían haber suprimido el Senado, reducido el sueldo y las pensiones de los políticos, haber despedido a los cientos de miles de amiguetes y familiares colocados en el Estado sin que aporten nada al bien común o cerrado las miles de instituciones, empresas y televisiones públicas abiertas por los políticos para su exclusivo beneficio, para incrementar la capacidad de gasto y para colocar a sus amigos.
Draghi ha dado en la diana y ha puesto el dedo en la llaga. El problema no es la crisis, sino la casta política, que funciona en contra del bien común, del interés general y de la decencia democrática. Para muchos de nosotros resulta tan evidente esa verdad que nos ha convertido en disidentes y nos ha hecho jurar que jamás volveremos a las urnas mientras políticos de esa calaña sigan al frente del Estado, pero para otros, convertidos en peligrosos y torpes esclavos fanáticos por la propaganda y el odio alimentado desde el poder, esa verdad es ignorada y siguen pensando en las patrañas inventadas por los partidos para ocultar la gran verdad de la culpabilidad de nuestros políticos:"Draghi es un enemigo de España", "Merkel se niega a ayudarnos", "Europa no funciona", "en Europa no hay solidaridad", etc.
La verdad pura y dura es la que ha dicho Draghi, que nuestros políticos, gente miserable y patrocinadora de una política tan antidemocrática como corrupta, prefiere castigar a su pueblo y destruir la nación antes que reducir el sucio y nauseabundo ámbito de intereses, privilegios y ventajas que se han construido dentro del sistema político español.
Al pronunciar esas palabra, Draghi pensaba, probablemente, en España, el país más enfermo de Europa, que se dispone a subir el IVA, lo que equivale a acentuar todavía más la recesión y el hundimiento de la economía, un país desgraciado y gobernado por políticos sin escrúpulos que prefieren castigar a los ciudadanos y al mismo núcleo de la nación antes que renunciar a sus sucios e inmerecidos privilegios y a reducir el monstruoso e incosteable Estado que ellos han creado.
¿Está claro? Los verdaderos mentirosos, antiespañoles y monstruos son Rajoy y su gobierno, cuyas únicas actuaciones de relieve contra la crisis han consistido en subir impuestos y castigar a los ciudadanos con recortes de ingresos y servicios, mientras se niegan, miserablemente, a recortar el desproporcionado e injusto gasto del Estado.
Casi todos los recortes practicados, algunos dolorosos tan drásticos que representan el asesinato del Estado de Bienestar y de las clases humildes y medias de España, habrían podido evitarse si Rajoy y sus ministros hubieran suprimido los lujos, abusos, privilegios inmerecidos, despilfarros, caprichos y sinvergonzonerías que rodean a la clase política española y que hacen inviable el grueso y seboso Estado español. El lugar de congelar pensiones, reducir el sueldo de los funcionarios, suprimir el cheque bebé o dañar gravemente la calidad de la educación y la salud, deberían haber suprimido el Senado, reducido el sueldo y las pensiones de los políticos, haber despedido a los cientos de miles de amiguetes y familiares colocados en el Estado sin que aporten nada al bien común o cerrado las miles de instituciones, empresas y televisiones públicas abiertas por los políticos para su exclusivo beneficio, para incrementar la capacidad de gasto y para colocar a sus amigos.
Draghi ha dado en la diana y ha puesto el dedo en la llaga. El problema no es la crisis, sino la casta política, que funciona en contra del bien común, del interés general y de la decencia democrática. Para muchos de nosotros resulta tan evidente esa verdad que nos ha convertido en disidentes y nos ha hecho jurar que jamás volveremos a las urnas mientras políticos de esa calaña sigan al frente del Estado, pero para otros, convertidos en peligrosos y torpes esclavos fanáticos por la propaganda y el odio alimentado desde el poder, esa verdad es ignorada y siguen pensando en las patrañas inventadas por los partidos para ocultar la gran verdad de la culpabilidad de nuestros políticos:"Draghi es un enemigo de España", "Merkel se niega a ayudarnos", "Europa no funciona", "en Europa no hay solidaridad", etc.
La verdad pura y dura es la que ha dicho Draghi, que nuestros políticos, gente miserable y patrocinadora de una política tan antidemocrática como corrupta, prefiere castigar a su pueblo y destruir la nación antes que reducir el sucio y nauseabundo ámbito de intereses, privilegios y ventajas que se han construido dentro del sistema político español.