La comunicación profesional de las instituciones y empresas está llamada a ejercer un gran protagonismo en la recuperación de la economía y en el restablecimiento de la normalidad, después de la crisis. Uno de los mayores retos de la comunicación en esta etapa no es crear un ambiente de esperanza que prepara psicológicamente a la sociedad para el retorno a la prosperidad, sino el de cerrar heridas, reparar daños y acercar los sectores público y privado, separados y distanciados en los años de privaciones y dramas.
La sociedad necesita percibir, a través de los mensajes y gestos, que lo público y lo privado colaboran y cooperan en la etapa de la recuperación. La gente tiene que percibir que retorna el clima de cooperación y que el buen ambiente domina el panorama, dándose por finalizada una etapa dura y difícil dominada por la desconfianza, los reproches y hasta las acusaciones mutuas.
Lo público y lo privado no pueden seguir siendo dos ámbitos antagónicos, sino las dos caras de la misma moneda, que es España.
Ambas partes tienen que adaptarse a la política de acercamiento y maridaje, del mismo modo que se adaptaron a la confrontación en una etapa nada lejana. Las administraciones tienen que ser menos arrogantes, más justas y más transparentes y las instituciones y empresas privadas tienen que colaborar e incrementar su confianza en lo público. La ética y las reglas de la democracia deben dominar el nuevo panorama de la recuperación, sin sospechas de favoritismos, sin recelos y sin enfrentamientos.
Han ocurrido dramas durante la crisis que han generado heridas que hay que cerrar. Los retrasos en los pagos de las administraciones a las empresas privadas, el incremento de los impuestos y la caída de la financiación, las ayudas y las subvenciones son algunas de ellas.
Los mensajes y gestos tienen que coordinarse cuidadosamente en esta etapa para proyectar la idea de que todos juntos avanzamos y apostamos por una sociedad mejor y mas justa. Hay que eliminar la sensación de que las empresas adoran las subvenciones y la Administración tiene que exigir a las empresas más eficacia que falsa lealtad. Todos deben asumir que la teta del Estado no es infinita y que los recursos son escasos y hay que optimizarlos. Es necesario incrementar el diálogo, los contactos entre dirigentes políticos y empresas, la convivencia en foros y reuniones, el debate sobre la construcción de una sociedad mas justa y próspera y otras actividades que generen confianza y fe en la recuperación.
¿Por qué la comunicación debe ser la impulsora del nuevo ambiente de colaboración público-privada? Porque es la disciplina mejor capacitada y el área mejor posicionada para realizar esa labor. Además, por razones de justicia, ya que desde la comunicación se han librado las peores batallas y lanzado los mensajes mas distanciadores.
La sociedad necesita percibir, a través de los mensajes y gestos, que lo público y lo privado colaboran y cooperan en la etapa de la recuperación. La gente tiene que percibir que retorna el clima de cooperación y que el buen ambiente domina el panorama, dándose por finalizada una etapa dura y difícil dominada por la desconfianza, los reproches y hasta las acusaciones mutuas.
Lo público y lo privado no pueden seguir siendo dos ámbitos antagónicos, sino las dos caras de la misma moneda, que es España.
Ambas partes tienen que adaptarse a la política de acercamiento y maridaje, del mismo modo que se adaptaron a la confrontación en una etapa nada lejana. Las administraciones tienen que ser menos arrogantes, más justas y más transparentes y las instituciones y empresas privadas tienen que colaborar e incrementar su confianza en lo público. La ética y las reglas de la democracia deben dominar el nuevo panorama de la recuperación, sin sospechas de favoritismos, sin recelos y sin enfrentamientos.
Han ocurrido dramas durante la crisis que han generado heridas que hay que cerrar. Los retrasos en los pagos de las administraciones a las empresas privadas, el incremento de los impuestos y la caída de la financiación, las ayudas y las subvenciones son algunas de ellas.
Los mensajes y gestos tienen que coordinarse cuidadosamente en esta etapa para proyectar la idea de que todos juntos avanzamos y apostamos por una sociedad mejor y mas justa. Hay que eliminar la sensación de que las empresas adoran las subvenciones y la Administración tiene que exigir a las empresas más eficacia que falsa lealtad. Todos deben asumir que la teta del Estado no es infinita y que los recursos son escasos y hay que optimizarlos. Es necesario incrementar el diálogo, los contactos entre dirigentes políticos y empresas, la convivencia en foros y reuniones, el debate sobre la construcción de una sociedad mas justa y próspera y otras actividades que generen confianza y fe en la recuperación.
¿Por qué la comunicación debe ser la impulsora del nuevo ambiente de colaboración público-privada? Porque es la disciplina mejor capacitada y el área mejor posicionada para realizar esa labor. Además, por razones de justicia, ya que desde la comunicación se han librado las peores batallas y lanzado los mensajes mas distanciadores.