El nuevo primer ministro francés, el español nacionalizado francés Manuel Valls, se ha convertido en todo un ejemplo para la inepta casta política española al afrontar sin complejos el gran problema de Francia, que es el excesivo tamaño de su Administración, anunciando que reducirá a la mitad el número de regiones de la nación.
Los políticos españoles son conscientes de que el tamaño gigantesco del Estado es el principal problema del país y el mayor lastre que impide el despegue económico, pero su egoísmo, arrogancia y alma corrupta les impide afrontar la reducción del costoso aparato administrativo y político, con 17 gobiernos autonómicos, 17 parlamentos regionales, medio centenar de gobiernos provinciales y mas políticos (450.000) cobrando del Estado que los que tienen Francia, Alemania e inglaterra juntos.
Valls ha debido mejorar en contacto con la cultura francesa porque sus colegas políticos españoles son un desastre y han acumulado en las últimas décadas "meritos" suficientes para ser expulsados del poder e inhabilitados para ejercer cargos públicos. Han convertido a España en el putiferio de Europa, en un país de camareros y en una pocilga donde florecen la prostitución, las drogas, el blanqueo de dinero, el alcoholismo, el desempleo, la pobreza, la baja calidad de la educación y otras muchas lacras y dramas. El pueblo español les paga con rechazo y desprecio, reflejando en las encuestas que no confían en ellos y que les consideran uno de los grandes problemas de la nación, pero los políticos no se dan por aludidos y siguen malgobernando el país, llenándolo de desempleados y pobres, cerrando empresas, abrumando con impuestos injustos, recortando servicios básicos, abandonando a los débiles y desamparados y negándose a adelgazar un Estado que está gravemente enfermo de obesidad mórbida y pesa como una losa de ploma sobre el presente y futuro del país.
Los políticos españoles son conscientes de que el tamaño gigantesco del Estado es el principal problema del país y el mayor lastre que impide el despegue económico, pero su egoísmo, arrogancia y alma corrupta les impide afrontar la reducción del costoso aparato administrativo y político, con 17 gobiernos autonómicos, 17 parlamentos regionales, medio centenar de gobiernos provinciales y mas políticos (450.000) cobrando del Estado que los que tienen Francia, Alemania e inglaterra juntos.
Valls ha debido mejorar en contacto con la cultura francesa porque sus colegas políticos españoles son un desastre y han acumulado en las últimas décadas "meritos" suficientes para ser expulsados del poder e inhabilitados para ejercer cargos públicos. Han convertido a España en el putiferio de Europa, en un país de camareros y en una pocilga donde florecen la prostitución, las drogas, el blanqueo de dinero, el alcoholismo, el desempleo, la pobreza, la baja calidad de la educación y otras muchas lacras y dramas. El pueblo español les paga con rechazo y desprecio, reflejando en las encuestas que no confían en ellos y que les consideran uno de los grandes problemas de la nación, pero los políticos no se dan por aludidos y siguen malgobernando el país, llenándolo de desempleados y pobres, cerrando empresas, abrumando con impuestos injustos, recortando servicios básicos, abandonando a los débiles y desamparados y negándose a adelgazar un Estado que está gravemente enfermo de obesidad mórbida y pesa como una losa de ploma sobre el presente y futuro del país.