La verdadera democracia se nutre de la verdad y está reñida con la mentira.
Por esa razón, han sido los líderes totalitarios los que siempre han intentado manipular el pasado y el futuro, después de anestesiar y debilitar a sus pueblos en el presente para que no puedan rebelarse contra la mentira. Los verdaderos demócratas, por esa misma razón, suelen cuidarse mucho de intervenir en los procesos de decantación y fijación de la cultura y de la historia de los pueblos libres. Por esa misma razón es difícil encontrar en el mundo un nacionalismo que consiga ser democrático. Los nacionalistas representan, como decía George Orwel, "hambre de poder alimentada por el autoengaño", un ansia de poder que les lleva a crear un pasado imaginario que nunca existió.
El prestigioso Henry Kamen, en un artículo que publicó el sábado 22 de julio en las páginas 4 y 5 del diario "El Mundo", acusa al actual gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero de sucumbir a esa tentación tipicamente nacionalista de "manipular el pasado para falsificarlo". Se refiere Kamen a la proclamación del año 2006 como Año de la Memoria Histórica y a los intentos que el actual gobierno realiza para resaltar los méritos de la Segunda República Española, a la que quiere presentar como un régimen ejemplar.
Tras afirmar que ni un sólo historiador de prestigio respalda la tesis de que aquella España Republicana fuera ejemplar, Kamen lamenta que el gobierno de una nación democrática, como se supone que es España, llegue a tener el poder necesario para manipular su Historia. "Eso ocurrió con Stalin y pasó con Franco. Ahora parece que podría pasar con un Gobierno socialista, que tiene puestas sus esperanzas en financiar una imagen altamente ficticia de la Segunda República y de los años de la Guerra Civil".
Kamen cita a Stanley Payne, uno de los principales hispanistas, quien demuestra en su más reciente libro (El colapso de la República) que tanto los líderes republicanos como los de la derecha fueron igualmente responsables del desastre acontecido y cita también a Anthony Beevor, quien sostiene que "la mayoría de los socialistas (españoles) todavía se niegan a admitir que "el ala izquierda del gobierno del Frente Popular de 1936 era cualquier cosa excepto una víctima inocente", para concluir que Franco aplastó la democracia, "Pero la irresponsabilidad de las facciones izquierdistas le dieron tal oportunidad".
Kamen sentencia que "una memoria historia patrocinada por el Gobierno (de Zapatero) no conseguirá otra cosa que exacerbar tensiones que más vale dejar tranquilas".
Y nosotros creemos que los gobiernos deben vencer las tentaciones cesaristas y limitarse a gobernar con eficacia. El actual intento del ejecutivo de Zapatero por intervenir en el historia reicente de España tiene una raíz intelectual y política arrogante y típicamente totalitaria, impropia de una democracia.
Por esa razón, han sido los líderes totalitarios los que siempre han intentado manipular el pasado y el futuro, después de anestesiar y debilitar a sus pueblos en el presente para que no puedan rebelarse contra la mentira. Los verdaderos demócratas, por esa misma razón, suelen cuidarse mucho de intervenir en los procesos de decantación y fijación de la cultura y de la historia de los pueblos libres. Por esa misma razón es difícil encontrar en el mundo un nacionalismo que consiga ser democrático. Los nacionalistas representan, como decía George Orwel, "hambre de poder alimentada por el autoengaño", un ansia de poder que les lleva a crear un pasado imaginario que nunca existió.
El prestigioso Henry Kamen, en un artículo que publicó el sábado 22 de julio en las páginas 4 y 5 del diario "El Mundo", acusa al actual gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero de sucumbir a esa tentación tipicamente nacionalista de "manipular el pasado para falsificarlo". Se refiere Kamen a la proclamación del año 2006 como Año de la Memoria Histórica y a los intentos que el actual gobierno realiza para resaltar los méritos de la Segunda República Española, a la que quiere presentar como un régimen ejemplar.
Tras afirmar que ni un sólo historiador de prestigio respalda la tesis de que aquella España Republicana fuera ejemplar, Kamen lamenta que el gobierno de una nación democrática, como se supone que es España, llegue a tener el poder necesario para manipular su Historia. "Eso ocurrió con Stalin y pasó con Franco. Ahora parece que podría pasar con un Gobierno socialista, que tiene puestas sus esperanzas en financiar una imagen altamente ficticia de la Segunda República y de los años de la Guerra Civil".
Kamen cita a Stanley Payne, uno de los principales hispanistas, quien demuestra en su más reciente libro (El colapso de la República) que tanto los líderes republicanos como los de la derecha fueron igualmente responsables del desastre acontecido y cita también a Anthony Beevor, quien sostiene que "la mayoría de los socialistas (españoles) todavía se niegan a admitir que "el ala izquierda del gobierno del Frente Popular de 1936 era cualquier cosa excepto una víctima inocente", para concluir que Franco aplastó la democracia, "Pero la irresponsabilidad de las facciones izquierdistas le dieron tal oportunidad".
Kamen sentencia que "una memoria historia patrocinada por el Gobierno (de Zapatero) no conseguirá otra cosa que exacerbar tensiones que más vale dejar tranquilas".
Y nosotros creemos que los gobiernos deben vencer las tentaciones cesaristas y limitarse a gobernar con eficacia. El actual intento del ejecutivo de Zapatero por intervenir en el historia reicente de España tiene una raíz intelectual y política arrogante y típicamente totalitaria, impropia de una democracia.