La manifestación del 13 de enero en Madrid fue la última prueba palpable de que la política española está envilecida y que los partidos han optado por el enfrentamiento a ultranza y por la destrucción mutua, anteponiéndolos al bien común y al interés general.
"PP y AVT, socios de ETA en contra del Gobierno. PP y AVT no condenan los asesinatos de los ecuatorianos. Pásalo". Ese mensaje, martilleando en los móviles durante toda la jornada del 13 de enero, es una falacia vil de la izquierda fanatizada, como tambien lo son las acusaciones a Zapatero "complice de ETA", lanzadas con vergonzosa frecuencia desde la derecha radicalizada.
La manipulación y la mentira se han instalado en la vida política española, de la mano de los partidos políticos y de sus miles de seguidores fanatizados, acostumbrados a defender a los suyos, tengan o no razón, cuando en realidad lo que corresponde a los ciudadanos es exigir ser defendidos por los partidos.
Vincular y equiparar a ETA, una organización de asesinos, con el PP, un partido político que, aunque con defectos y fallos, está integrado en el sistema democrático, es una vileza que degenera la política, como también lo es inculcar a la sociedad que los socialistas, sin distinción, son cómplices y aliados de ETA, o afirmar que el gobierno está negociando con ETA sin exigir nada a cambio.
"PP y AVT, socios de ETA en contra del Gobierno. PP y AVT no condenan los asesinatos de los ecuatorianos. Pásalo". Ese mensaje, martilleando en los móviles durante toda la jornada del 13 de enero, es una falacia vil de la izquierda fanatizada, como tambien lo son las acusaciones a Zapatero "complice de ETA", lanzadas con vergonzosa frecuencia desde la derecha radicalizada.
La manipulación y la mentira se han instalado en la vida política española, de la mano de los partidos políticos y de sus miles de seguidores fanatizados, acostumbrados a defender a los suyos, tengan o no razón, cuando en realidad lo que corresponde a los ciudadanos es exigir ser defendidos por los partidos.
Vincular y equiparar a ETA, una organización de asesinos, con el PP, un partido político que, aunque con defectos y fallos, está integrado en el sistema democrático, es una vileza que degenera la política, como también lo es inculcar a la sociedad que los socialistas, sin distinción, son cómplices y aliados de ETA, o afirmar que el gobierno está negociando con ETA sin exigir nada a cambio.