Los españoles están aprendiendo a utilizar su libertad y, concretamente, su libertad para comprar, de manera "ética", premiando a unos y castigando a otros, lo que representa un notable avance como sociedad madura y responsable.
Lo revela claramente el recién publicado Informe Forética 2006, según el cual "9 de cada 10 consumidores españoles estarían dispuestos a penalizar actitudes corporativas irresponsables, mediante la negativa a consumir sus productos, siempre que tuvieran conocimiento de prácticas poco éticas".
Esta predisposición del ciudadano consumidor a premiar o a castigar está teniendo efectos muy considerables sobre los productos catalanes, que están siendo claramente penalizados porque Cataluña ha adquirido, merced a la irresponsabilidad de sus políticos, la imagen de una comunidad egoista, insolidaria y pendenciera.
El auge de las políticas empresariales de Responsabilidad Social Corporativa y la reacción de la opinión pública frente a los discursos y actitudes políticas nacionalistas son los dos elementos que más están influyendo en el ciudadano y en su determinación a utilizar su libertad de compra como un instrumento para premiar a unos y castigar a otros.
La gente no habla ya tanto de "boicot" como de "compra responsable" o "compra solidaria" y no se trata tanto de castigar a los catalanes por su insolidaridad egoista, sino en compensar los privilegios que el gobierno de Zapatero, irresponsablemente, ha concedido a Cataluña, marginando sus productos y beneficiando a los de otras comunidades autónomás más solidarias y más integradas en la nación española, que no es otra cosa que la voluntad de vivir juntos, solidariamente, en armonía y en paz.
Los expertos, ante las nuevas actitudes responsables del ciudadano español frente al comercio, esperan que la adquisición de productos catalanes y, en menor medida, vascos, siga cayendo de manera notable en estas fiestas navideñas y en los próximos meses, alcanzando ya no sólo a los productos de gran consumo como vinos y cavas, sino también ampliándose a pruductos industriales como automóviles, electrodomesticos y hasta a servicios empresariales.
Lo revela claramente el recién publicado Informe Forética 2006, según el cual "9 de cada 10 consumidores españoles estarían dispuestos a penalizar actitudes corporativas irresponsables, mediante la negativa a consumir sus productos, siempre que tuvieran conocimiento de prácticas poco éticas".
Esta predisposición del ciudadano consumidor a premiar o a castigar está teniendo efectos muy considerables sobre los productos catalanes, que están siendo claramente penalizados porque Cataluña ha adquirido, merced a la irresponsabilidad de sus políticos, la imagen de una comunidad egoista, insolidaria y pendenciera.
El auge de las políticas empresariales de Responsabilidad Social Corporativa y la reacción de la opinión pública frente a los discursos y actitudes políticas nacionalistas son los dos elementos que más están influyendo en el ciudadano y en su determinación a utilizar su libertad de compra como un instrumento para premiar a unos y castigar a otros.
La gente no habla ya tanto de "boicot" como de "compra responsable" o "compra solidaria" y no se trata tanto de castigar a los catalanes por su insolidaridad egoista, sino en compensar los privilegios que el gobierno de Zapatero, irresponsablemente, ha concedido a Cataluña, marginando sus productos y beneficiando a los de otras comunidades autónomás más solidarias y más integradas en la nación española, que no es otra cosa que la voluntad de vivir juntos, solidariamente, en armonía y en paz.
Los expertos, ante las nuevas actitudes responsables del ciudadano español frente al comercio, esperan que la adquisición de productos catalanes y, en menor medida, vascos, siga cayendo de manera notable en estas fiestas navideñas y en los próximos meses, alcanzando ya no sólo a los productos de gran consumo como vinos y cavas, sino también ampliándose a pruductos industriales como automóviles, electrodomesticos y hasta a servicios empresariales.