Torpedos

Mala persona



Millones de españoles creen firmemente que Pedro Sánchez es mala persona, de esas que intentan manipular, oprimir y destruir. Los expertos recomiendan alejarse de ellas o establecer un escudo de protección para evitar que su actitud nos amargue la existencia.

No podemos asegurar con certeza plena que Pedro Sánchez sea un malvado, pero suele comportarse como tal y eso causa espanto y miedo.

Las malas personas generan sufrimiento en el entorno, pero ellas también padecen. Cuando sufren, se acentúa su maldad como revancha.

Cuando una de esas malas personas alcanza un alto nivel de influencia, como la dirección de empresas o cargos políticos con poder, su radio de acción crece y causan mucho mal y daño. Cuando tenemos a una mala persona presidiendo el gobierno de una nación, eso es peor que un tsunami o que una concatenación de desastres, desde inundaciones y erupciones volcánicas a terremotos. Pueden, incluso, destruir naciones y pueblos.

Stalin y Hitler fueron, evidentemente, malas personas y sus estragos fueron inmensos, pero no es fácil definir a las malas personas porque su gama de maldades es siempre amplia y variada. Generalmente, son aquellas que actúan para hacer el mal de manera consciente, sistemática y sin remordimientos. No siempre tienen trastornos de personalidad, aunque suele ser frecuente.

Esos individuos carecen de empatía y reúnen rasgos maquiavélicos, narcisistas y psicópatas.

Sánchez lo está demostrando a diario, ante todos los españoles, siendo capaz de romper la igualdad constitucional y entregar dinero y privilegios a sus socios delincuentes, en detrimento del resto de España. Es el primer presidente desde la muerte de Franco que no gobierna para todos los españoles. Lo hace sólo para los suyos y llama "fachas" al resto. Carece de bondad y no sabe colocarse en el sitio de los demás para entenderlos. En realidad desprecia a todo el que no se le somete. Los buenos siempre tratan de ayudar; los malos sólo quieren dominar.

Cada día son más los que opinan que Pedro Sánchez es una mala persona de libro.

Es fácil definir en qué consiste ser buena persona. Normalmente, son perfiles facilitadores, que no ponen problemas ante ninguna situación, siempre tratan de ayudar y no entienden hacer daño de manera consciente. También podemos reconocer a una mala persona intrínseca: quienes tienen la triada oscura de la personalidad, con rasgos maquiavélicos, narcisistas y psicópatas. En general, la empatía, la capacidad de pensar desde la posición de otra persona, es la principal característica de la bondad, al igual que su carencia es el rasgo más distintivo de las malas personas. La falta de empatía reposa en la base de los caracteres narcisistas y psicópatas.

Las malas personas mienten, engañan, estafan, utilizan el miedo, dividen, enfrentan, avasallan, despilfarran, exhiben poder y riqueza, carecen de escrúpulos y son hipócritas, hasta lloran y utilizan gestos teatrales para alcanzar sus objetivos.

Todos hemos tenido malas actuaciones en nuestras vidas, pero eso no nos convierte en malas personas. Los verdaderos malos, si pueden perjudicar de alguna manera, lo harán, sin sentimiento de culpa alguno y justificando por entero sus actos. Esas personas tienen mucha energía hostil, de forma crónica, y la maldad forma parte de su repertorio habitual de conducta.

El enfado y la ira son sentimientos comunes en los humanos, pero la hostilidad, que se relaciona más bien con ese pensamiento negativo hacia los otros y que se va alimentando constantemente, es rasgo de los malos. La hostilidad puede durar toda una vida, siendo el esquema de la persona 'mala', mientras que el enfado viene y se va.

La única defensa ante el malvado es apartarlo del poder y la influencia y cerrarle el circulo de su influencia para que el daño que cause sea mínimo. Cuando el malo se coloca en la cumbre, el mundo puede temblar.

Francisco Rubiales




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Miércoles, 31 de Enero 2024
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