La presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo, Maite Pagazaurtundúa, en una conferencia pronunciada en el prestigioso y repleto de público "Foro de Cádiz" bajo el título “Hacer frente al fanatismo democráticamente”, analizó el fenómeno global del fanatismo, animando a la sociedad a enfrentarse democráticamente a los violentos cumpliendo rigurosamente la ley, pero advirtió que los terroristas podrían ganar finalmente la batalla.
Según Maite Pagazaurtundúa, el terrorismo es un problema estratégico de las democracias actuales y que en el subsuelo de esta situación se encuentra el fanatismo y el reclutamiento humano. Dijo que, para poder hacer frente al fanatismo hay que estudiarlo concienzudamente y no cometer errores de análisis puesto que “lo que pretenden es generar una ciénaga moral o un manto de cobardía en la ética colectiva a través del miedo y de la propaganda”. El objetivo de los fanáticos es buscar el poder político (País Vasco) o religioso (Yihad Islámica) a través de la intimidación social y moral, buscando el control de las personas, por lo que “con ellos debemos tener tolerancia cero y cerrar la puerta del dialogo, pues buscan el poder antidemocráticamente”.
Describió las características de los fanáticos indicando que “se creen puros y víctimas, cuando son los causantes del problema”.
Indico que el poder del Estado es superior al de los terroristas, pero advirtió que podrían ganar la batalla si su propaganda conquista la sociedad y si el discurso político penetra aprovechando la debilidad y la decadencia actual. Afirmó también que las armas de la democracia tienen que basarse en el la justicia y el respeto a la ley.
En el momento central de la conferencia declaró que “para los fanáticos en fundamental que las víctimas sean invisibles” y se lamentó de que los terroristas encuentren muchos aliados en ese objetivo.
Al finalizar su intervención, Maite Pagazaurtundúa señalo que “en la actualidad hay mucho miedo en el País Vasco y el adoctrinamiento de jóvenes sigue siendo una realidad muy difícil de neutralizar” para lo que exigió la deslegitimización de la propaganda terrorista, la eliminación del discurso de la esperanza en la negociación y el diálogo, además de solicitar a los políticos y líderes de opinión “mayor determinación y claridad en sus mensajes públicos”.
Según Maite Pagazaurtundúa, el terrorismo es un problema estratégico de las democracias actuales y que en el subsuelo de esta situación se encuentra el fanatismo y el reclutamiento humano. Dijo que, para poder hacer frente al fanatismo hay que estudiarlo concienzudamente y no cometer errores de análisis puesto que “lo que pretenden es generar una ciénaga moral o un manto de cobardía en la ética colectiva a través del miedo y de la propaganda”. El objetivo de los fanáticos es buscar el poder político (País Vasco) o religioso (Yihad Islámica) a través de la intimidación social y moral, buscando el control de las personas, por lo que “con ellos debemos tener tolerancia cero y cerrar la puerta del dialogo, pues buscan el poder antidemocráticamente”.
Describió las características de los fanáticos indicando que “se creen puros y víctimas, cuando son los causantes del problema”.
Indico que el poder del Estado es superior al de los terroristas, pero advirtió que podrían ganar la batalla si su propaganda conquista la sociedad y si el discurso político penetra aprovechando la debilidad y la decadencia actual. Afirmó también que las armas de la democracia tienen que basarse en el la justicia y el respeto a la ley.
En el momento central de la conferencia declaró que “para los fanáticos en fundamental que las víctimas sean invisibles” y se lamentó de que los terroristas encuentren muchos aliados en ese objetivo.
Al finalizar su intervención, Maite Pagazaurtundúa señalo que “en la actualidad hay mucho miedo en el País Vasco y el adoctrinamiento de jóvenes sigue siendo una realidad muy difícil de neutralizar” para lo que exigió la deslegitimización de la propaganda terrorista, la eliminación del discurso de la esperanza en la negociación y el diálogo, además de solicitar a los políticos y líderes de opinión “mayor determinación y claridad en sus mensajes públicos”.
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