Miles de imbéciles que no saben discernir, sin capacidad crítica y fáciles de engañar, han salido de las universidades españolas en las últimas décadas
"Confieso con dolor que desde que tenía diez años, solo he tenido maestros, profesores, formadores y catedráticos marxistas, en todas las escuelas, institutos, colegios y universidades donde he cursado estudios". Me lo decía recientemente un compañero periodista recién jubilado, que reiteraba que incluso durante el Franquismo había profesores que ya deslizaban sus análisis y tesis marxistas en las aulas españolas.
Lo mismo le ha ocurrido a millones de españoles, adoctrinados en la izquierda por legiones de maestros y enseñantes marxistas.
En lo que a mi se refiere, rompí con mi intensa formación marxista después de haber tenido la fortuna de vivir dos largos años en Cuba como corresponsal de prensa. Allí conocí a Fidel y a los principales líderes de la Revolución y descubrí sus mentiras, arbitrariedades, abusos y crueldades con el pueblo cubano. En concreto, vi con mis propios ojos que los dirigentes vivían en el lujo y la abundancia, con acceso a medicina de élite y a todo tipo de importaciones de lujo, mientras que el pueblo era aplastado por la escasez y la esclavitud, obligado a vivir sometido y lleno de miedo en la sociedad más llena de policías, militares y chivatos de todo el planeta.
Creíamos que el comunismo estaba derrotado y medio extinguido en la España de Franco, pero de manera silenciosa y discreta, se fue apoderando de las escuelas, institutos y universidades, hasta lograr adoctrinar a generaciones enteras, pudriéndolas hasta hacerlas incompatibles con la democracia y preparadas para votar a monstruos manipuladores y liberticidas, socialistas y comunistas.
Esas legiones de enseñantes marxistas son los principales culpables de que España sea hoy el país de Europa con más totalitarios y liberticidas en el gobierno. Su influencia sobre la enseñanza y la cultura ha sido tanta que ha impregnado la política, la cultura y también la economía, convirtiendo a España en un país en decadencia y perdiendo riqueza y empuje por todos sus poros.
Muchos creíamos que la degradación marxista de nuestras escuelas y universidades comenzó cuando Felipe González colocó al PSOE como amo y árbitro en todos los sectores de la vida española, desde la sociedad civil a la enseñanza, sin olvidar las empresas publicas, los colegios profesionales y otros muchos ámbitos, pero tras investigar el tema con profundidad comprobamos que las raíces del drama se remontan al Franquismo, que, de manera incomprensible, casi no hizo nada por impedir que los marxistas dominaran la cultura y controlaran la enseñanza.
El comunismo se apoderaba de la cultura y de las mentes de los españoles poco a poco, mientras en el resto del mundo retrocedía. La rebelión por la libertad de la Hungría de 1956 significó el inicio de la lucha mundial contra el yugo comunista, un proceso de liberación creciente que culminó con el derribo del Muro de Berlín, que los comunistas lograron que pasara a la Historia como "caída" del Muro, cuando en realidad fue "derribado" por las oprimidas víctimas del comunismo.
Los enseñantes españoles son culpables de no haberse resistido lo suficiente al asalto del comunismo a las aulas, dejándose dominar por los comisarios políticos camuflados que el gobierno les enviaba y permitiendo planes de estudios impregnados de antidemocracia y demolición de las libertades y derechos. Si ellos hubieran resistido y cerrado el paso al veneno comunista, la España del presente sería otra, más próspera, decente, justa y respetada.
Hoy los países donde el comunismo clavó sus garras, en especial los del este de Europa, son los principales baluartes mundiales contra ese brutal y esclavizador sistema. Ellos han padecido en sus propias carnes los estragos del monstruo y lo repelen con furia, conscientes de que los comunistas son portadores de infortunio, dolor, pobreza y muerte.
España, donde el asalto comunista estuvo a punto de triunfar pero finalmente fue derrotado por la rebelión militar de Franco, es el país donde los viejos comunistas resentidos han empleado con éxito relativo toda su fuerza, empeño y astucia para conquistarlo y someterlo.
En esa batalla estamos, en una España dividida en dos bandos, el de las izquierdas, conquistadas por el comunismo, incluyendo al PSOE, un partido que era libre pero que bajo Zapatero y Sánchez ha apostado por la esclavitud roja, y otra mitad que repele el comunismo como ocurre en el resto del mundo civilizado y libre.
La batalla, por el momento, está siendo ganada por las izquierdas, que utilizan en su lucha todos los recursos del Estado y ni siquiera respetan las normas constitucionales, pero los demócratas y españoles libres no se rinden y se niegan a someterse a la tiranía de los rojas traficantes de esclavos.
Francisco Rubiales
Lo mismo le ha ocurrido a millones de españoles, adoctrinados en la izquierda por legiones de maestros y enseñantes marxistas.
En lo que a mi se refiere, rompí con mi intensa formación marxista después de haber tenido la fortuna de vivir dos largos años en Cuba como corresponsal de prensa. Allí conocí a Fidel y a los principales líderes de la Revolución y descubrí sus mentiras, arbitrariedades, abusos y crueldades con el pueblo cubano. En concreto, vi con mis propios ojos que los dirigentes vivían en el lujo y la abundancia, con acceso a medicina de élite y a todo tipo de importaciones de lujo, mientras que el pueblo era aplastado por la escasez y la esclavitud, obligado a vivir sometido y lleno de miedo en la sociedad más llena de policías, militares y chivatos de todo el planeta.
Creíamos que el comunismo estaba derrotado y medio extinguido en la España de Franco, pero de manera silenciosa y discreta, se fue apoderando de las escuelas, institutos y universidades, hasta lograr adoctrinar a generaciones enteras, pudriéndolas hasta hacerlas incompatibles con la democracia y preparadas para votar a monstruos manipuladores y liberticidas, socialistas y comunistas.
Esas legiones de enseñantes marxistas son los principales culpables de que España sea hoy el país de Europa con más totalitarios y liberticidas en el gobierno. Su influencia sobre la enseñanza y la cultura ha sido tanta que ha impregnado la política, la cultura y también la economía, convirtiendo a España en un país en decadencia y perdiendo riqueza y empuje por todos sus poros.
Muchos creíamos que la degradación marxista de nuestras escuelas y universidades comenzó cuando Felipe González colocó al PSOE como amo y árbitro en todos los sectores de la vida española, desde la sociedad civil a la enseñanza, sin olvidar las empresas publicas, los colegios profesionales y otros muchos ámbitos, pero tras investigar el tema con profundidad comprobamos que las raíces del drama se remontan al Franquismo, que, de manera incomprensible, casi no hizo nada por impedir que los marxistas dominaran la cultura y controlaran la enseñanza.
El comunismo se apoderaba de la cultura y de las mentes de los españoles poco a poco, mientras en el resto del mundo retrocedía. La rebelión por la libertad de la Hungría de 1956 significó el inicio de la lucha mundial contra el yugo comunista, un proceso de liberación creciente que culminó con el derribo del Muro de Berlín, que los comunistas lograron que pasara a la Historia como "caída" del Muro, cuando en realidad fue "derribado" por las oprimidas víctimas del comunismo.
Los enseñantes españoles son culpables de no haberse resistido lo suficiente al asalto del comunismo a las aulas, dejándose dominar por los comisarios políticos camuflados que el gobierno les enviaba y permitiendo planes de estudios impregnados de antidemocracia y demolición de las libertades y derechos. Si ellos hubieran resistido y cerrado el paso al veneno comunista, la España del presente sería otra, más próspera, decente, justa y respetada.
Hoy los países donde el comunismo clavó sus garras, en especial los del este de Europa, son los principales baluartes mundiales contra ese brutal y esclavizador sistema. Ellos han padecido en sus propias carnes los estragos del monstruo y lo repelen con furia, conscientes de que los comunistas son portadores de infortunio, dolor, pobreza y muerte.
España, donde el asalto comunista estuvo a punto de triunfar pero finalmente fue derrotado por la rebelión militar de Franco, es el país donde los viejos comunistas resentidos han empleado con éxito relativo toda su fuerza, empeño y astucia para conquistarlo y someterlo.
En esa batalla estamos, en una España dividida en dos bandos, el de las izquierdas, conquistadas por el comunismo, incluyendo al PSOE, un partido que era libre pero que bajo Zapatero y Sánchez ha apostado por la esclavitud roja, y otra mitad que repele el comunismo como ocurre en el resto del mundo civilizado y libre.
La batalla, por el momento, está siendo ganada por las izquierdas, que utilizan en su lucha todos los recursos del Estado y ni siquiera respetan las normas constitucionales, pero los demócratas y españoles libres no se rinden y se niegan a someterse a la tiranía de los rojas traficantes de esclavos.
Francisco Rubiales