¿Cómo es posible que unos encapuchados asistan a un acto público y, disparando, lancen sus mensajes amenazantes e ilegales? ¿Dónde están la legalidad y las fuerzas policiales del Estado?
Tres encapuchados, dos de ellos armados, en el Gudari Eguna, acto de homenaje que los miembros de la izquierda abertzale celebran anualmente para, según su propia terminología, recordar a los terroristas que "han caído en la lucha por la libertad de Euskal Herria", leyeron un mensaje de ETA, en el que avisan que van a "seguir luchando firmemente, con las armas en la mano, hasta conseguir la independencia y el socialismo en Euskal Herria", que la lucha "no es el pasado, sino el presente y el futuro".
La inusual escenografía, con su sonada jerga y su altanero jaez belicista propio de los vecinos del IRA, se hace presente en las cercanías de la acordada reunión entre ETA y el Gobierno Español. Esta nueva y extraña aparición, para expertos en la lucha antiterrorista, apunta a divergencias internas en ETA sobre la forma de encarar el proceso negociador. Nunca encapuchados, que dicen hablar en nombre de ETA, se han comparecido en un acto público armados y menos dando siete disparos al aire. Los especialistas franceses lo interpretan claramente, como una posible advertencia interna del aparato militar, ante la estrategia de negociación seguida por el aparato político. Es posible que se trate de una confrontación interna, como la que ya se dio en la tregua de ETA (1998-1999) por la división de pareceres y, tal vez, de una advertencia al Gobierno Español y a los partidos vascos, ante la próxima reunión.
El diario de PRISA no sólo ve menos importante el comunicado, que la Kale Borroka, a la que el Gobierno no parece hacer demasiado caso, sino que prácticamente ve normales las palabras de los tres encapuchados: "Es una norma universal que los grupos terroristas exageran la retórica tremendista cuando, por los motivos que fuere, reducen su actividad armada".
Por su parte, “El Mundo” se centra en la pasividad del Gobierno, que lo considera un episodio más en la escalada de presiones. En su editorial dice: "La imagen, con las armas en la mano y disparos al aire, suscita la pregunta de si estamos ante un ultimátum de la banda. Asistimos a un endurecimiento de sus posiciones en un gesto para causar el mayor impacto posible, justo cuando se cumplen seis meses del inicio del llamado proceso de paz".
Y ABC muestra preocupación por el bloqueo del proceso: "La gravedad del comunicado (...) no reside tanto en lo que dice, como en lo que calla. ETA no ratifica expresamente el alto el fuego `permanente´, ni manifiesta su voluntad de continuar el proceso abierto por la tregua, ni siquiera emplaza al Gobierno a dar nuevos pasos para facilitar lo que los terroristas llaman una `solución democrática´ al conflicto; el diálogo queda bloqueado, ha entrado directamente en su clausura definitiva".
El Gobierno de Zapatero se encuentra aterido y constreñido, como se veía venir. El proceso abierto con una organización terrorista, sin voluntad de acuerdo, supone el abismo insalvable por ese odio furibundo de los etarras y por la guerra de opiniones librada en la sociedad y aireada por la prensa. El fin de la violencia negociado con el terrorismo, tendrá muchas ventajas, pero los escollos parecen mayores. La banda entiende el `proceso´ de modo muy diferente, al supuesto por el Presidente del Gobierno.
Camilo Valverde Mudarra
Tres encapuchados, dos de ellos armados, en el Gudari Eguna, acto de homenaje que los miembros de la izquierda abertzale celebran anualmente para, según su propia terminología, recordar a los terroristas que "han caído en la lucha por la libertad de Euskal Herria", leyeron un mensaje de ETA, en el que avisan que van a "seguir luchando firmemente, con las armas en la mano, hasta conseguir la independencia y el socialismo en Euskal Herria", que la lucha "no es el pasado, sino el presente y el futuro".
La inusual escenografía, con su sonada jerga y su altanero jaez belicista propio de los vecinos del IRA, se hace presente en las cercanías de la acordada reunión entre ETA y el Gobierno Español. Esta nueva y extraña aparición, para expertos en la lucha antiterrorista, apunta a divergencias internas en ETA sobre la forma de encarar el proceso negociador. Nunca encapuchados, que dicen hablar en nombre de ETA, se han comparecido en un acto público armados y menos dando siete disparos al aire. Los especialistas franceses lo interpretan claramente, como una posible advertencia interna del aparato militar, ante la estrategia de negociación seguida por el aparato político. Es posible que se trate de una confrontación interna, como la que ya se dio en la tregua de ETA (1998-1999) por la división de pareceres y, tal vez, de una advertencia al Gobierno Español y a los partidos vascos, ante la próxima reunión.
El diario de PRISA no sólo ve menos importante el comunicado, que la Kale Borroka, a la que el Gobierno no parece hacer demasiado caso, sino que prácticamente ve normales las palabras de los tres encapuchados: "Es una norma universal que los grupos terroristas exageran la retórica tremendista cuando, por los motivos que fuere, reducen su actividad armada".
Por su parte, “El Mundo” se centra en la pasividad del Gobierno, que lo considera un episodio más en la escalada de presiones. En su editorial dice: "La imagen, con las armas en la mano y disparos al aire, suscita la pregunta de si estamos ante un ultimátum de la banda. Asistimos a un endurecimiento de sus posiciones en un gesto para causar el mayor impacto posible, justo cuando se cumplen seis meses del inicio del llamado proceso de paz".
Y ABC muestra preocupación por el bloqueo del proceso: "La gravedad del comunicado (...) no reside tanto en lo que dice, como en lo que calla. ETA no ratifica expresamente el alto el fuego `permanente´, ni manifiesta su voluntad de continuar el proceso abierto por la tregua, ni siquiera emplaza al Gobierno a dar nuevos pasos para facilitar lo que los terroristas llaman una `solución democrática´ al conflicto; el diálogo queda bloqueado, ha entrado directamente en su clausura definitiva".
El Gobierno de Zapatero se encuentra aterido y constreñido, como se veía venir. El proceso abierto con una organización terrorista, sin voluntad de acuerdo, supone el abismo insalvable por ese odio furibundo de los etarras y por la guerra de opiniones librada en la sociedad y aireada por la prensa. El fin de la violencia negociado con el terrorismo, tendrá muchas ventajas, pero los escollos parecen mayores. La banda entiende el `proceso´ de modo muy diferente, al supuesto por el Presidente del Gobierno.
Camilo Valverde Mudarra