Colaboraciones

“MÁS DE 50.000 MUERTOS AL AÑO EN ESPAÑA”





Desde el pasado domingo, 2 de enero de 2011, no se puede fumar en los espacios públicos españoles. Mil cien millones de fumadores existen en el mundo, lo que significa un tercio de la población mundial mayor de 15 años: 47 % de hombres y 11 % de mujeres, los que consumen una media de 14 cigarrillos al día. El reaccionismo de la población fumadora no se ha hecho esperar, porque ven reducido cada vez más el espacio de libertad para expeler humo. Es una batalla que Europa quiere ganar a toda costa en beneficio de la salud poblacional.

Hace un año, mi amigo Paco –fumador empedernido en lo mejor de su edad- jugaba con sus hermanas en una casa de campo. Las flores y los pinos que rodean la casa estallaban vitalidad y el cielo era azul profundo. De pronto, Paco perdió el conocimiento y se desplomó. Sus hermanas lo llevaron urgentemente al Hospital. Después de una serie de pruebas, los médicos concluyeron de que era un cáncer de pulmón que había llegado a la cabeza. Tenía que dejar de fumar radicalmente, someterse a un tratamiento de quimioterapia y seguir un régimen especial. Paco ansiaba vivir y se sometió a todo lo que le exigieron los médicos.

Un año más tarde, empeoró y murió tal como los galenos habían previsto: “Son pocos los que se salvan, 50.000 muertes al año en España, y un millón y medio en Europa.”. Los fumadores, además, no dañan sólo su propia salud, sino también la de los llamados “fumadores pasivos”; es decir, aquellos que no fuman, pero que están en contacto constante con los fumadores y respiran el humo de los cigarrillos. El tabaco está directamente relacionado con 29 enfermedades, de las que 10 son diferentes tipos de cáncer y es la principal causa del 95 % de las bronquitis y de más del 50 % de las enfermedades cardiovasculares. Fueron, precisamente, los españoles los que introdujeron el tabaco en Europa.

Colón descubrió el uso del tabaco en Cuba y, durante el siglo XVI, se extendió rápidamente entre las clases bajas de España. A partir del siglo XVII, se convierte en un importante producto del comercio colonial. La corona española pronto intentó fiscalizar su producción, elaboración y comercio. Una de las primeras fábricas fue la de Sevilla, actual Universidad. En el siglo XIX, se hicieron fábricas en Alicante, Madrid, Valencia, Santander, Bilbao, etc. Pero el tabaco siguió siendo administrado por el Estado con gravosos impuestos hasta que se concedió en régimen de monopolio.

Algunos de los actuales fumadores acusan estos hitos de la historia del tabaco y temen que los gobiernos europeos quieran rentabilizar otras nuevas drogas y opiáceos que rindan más que el tabaco. De hecho, ya hay políticos que piden la liberalización de otras drogas y se acabe con el consumo del tabaco. Sin embargo, de hecho, nadie puede negar que el tabaco es de las drogas que crean más dependencia, e incluso que los que consiguen desengancharse del hábito vuelven, una y otra vez, a caer en su consumo. Una batalla que hay que ganar para el bien de todos.

JUAN LEIVA

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Lunes, 3 de Enero 2011
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