Algunos comerciantes del Casco Viejo de San Sebastián y ciertos dueños de otros tantos locales sitos en calles aledañas al Bulevar donostiarra han recibido estos días sendas desagradables visitas de un individuo o una pareja de sujetos solicitándoles “un aguinaldo para los presos”, quiero decir un obsequio para los etarras o las (er)ratas de la (des)banda(da) terrorista.
Al parecer, el individuo susodicho o uno de los dos sujetos en cuestión o de marras se dirige al jefe del establecimiento de esta guisa o parecida: “Aquí (encima del mostrador) dejo el sobre (de color sepia). Dentro de unos días, pasaré a recogerlo”.
El hecho no es nuevo (ni bueno -ahora que se acerca la buena nueva de Nochebuena-), pues la estrategia viene repitiéndose sistemáticamente, al menos, durante los últimos años, por estas mismas fechas. Pero hoy, en concreto, ha acudido incrementada con una razón o valor añadido, de peso, porque la extorsión ha venido acompañada con el retruécano de esta malhadada y malhallada disyuntiva: “aguinaldo” (o sea, o aquí -dentro de la plica- hay algo de pasta) o “Aguinaga” (es decir, puede ocurrirle a tu negocio lo que le ha pasado recientemente a la empresa de angulas “Aguinaga”).
Ángel Sáez García
Al parecer, el individuo susodicho o uno de los dos sujetos en cuestión o de marras se dirige al jefe del establecimiento de esta guisa o parecida: “Aquí (encima del mostrador) dejo el sobre (de color sepia). Dentro de unos días, pasaré a recogerlo”.
El hecho no es nuevo (ni bueno -ahora que se acerca la buena nueva de Nochebuena-), pues la estrategia viene repitiéndose sistemáticamente, al menos, durante los últimos años, por estas mismas fechas. Pero hoy, en concreto, ha acudido incrementada con una razón o valor añadido, de peso, porque la extorsión ha venido acompañada con el retruécano de esta malhadada y malhallada disyuntiva: “aguinaldo” (o sea, o aquí -dentro de la plica- hay algo de pasta) o “Aguinaga” (es decir, puede ocurrirle a tu negocio lo que le ha pasado recientemente a la empresa de angulas “Aguinaga”).
Ángel Sáez García