En su balance de fin de año, el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, sorprendió a la audiencia, especialmente a los demócratas y a los conocedores del funcionamiento de las sociedades avanzadas, al destacar y agradecer la "ayuda" que los sindicatos UGT y Comisiones Obreras están prestando al gobierno en estos tiempos de crisis.
La sorpresa de los expertos y de los demócratas se fundamenta en que los sindicatos, salvo que sean "verticales" o "correas de transmisión" de gobiernos o partidos totalitarios, no están para "ayudar" al gobierno, sino a los trabajadores y, en todo caso, a la sociedad.
El Zapaterismo, con el reconocimiento explícito de su "alianza" operativa con los dos grandes sindicatos españoles, demuestra no sólo su parcialidad en la gestión del poder, sino, lo que es más grave, una concepción perversa de la economía y de la sociedad, poco democrática y muy cercana a la que rige en las sociedades totalitarias.
Sin embargo, ese reconocimiento público de la alianza gobierno-sindicatos apenas revela parte de la realidad, mucho más cruel y perniciona para España: el pacto gobierno-sindicatos cambia, de hecho, apoyo por subvenciones y se hace en contra de las empresas y de los verdaderos intereses de los trabajadores, ya que, según los datos comptrobados, esa "pinza" está destruyendo el tejido económico, arrasando el tejido empresarial, generando paro y arrastrando al país hacia la ruina y la derrota.
Ante la pasividad o la impotencia del gobierno, la crisis ha destruído ya en España a 127.000 empresas, mientras que más del 80 por ciento de las pymes que quedan vivas están asfixiadas y en peligro de quiebra.
La financiación de los sindicatos es uno de los secretos mejor guardados desde el comienzo de la transición política. La justificación es, según nos cuentan, para “garantizar la libertad sindical” proclamada en el artículo 28.1 de nuestra Constitución. La verdad es que reciben tanto dinero que conocer la realidad sería un desastre para el gobierno.
Un reciente informe sobre la financiación sindical publicado en Voto en Blanco sostiene que :
Hay una parte de financiación conocida: el Ministerio de Trabajo financia a las centrales sindicales, en 2009, con 15.798.500 euros para la financiación basada en la representatividad, según los delegados obtenidos en elecciones sindicales y con destino vago e indeterminado: actividades de carácter sindical, y con otros 4.800790 euros, que se destinan a “compensación económica por participación de centrales sindicales y organizaciones empresariales en los órganos consultivos centrales y territoriales del Ministerio de Trabajo e Inmigración, de sus organismos autónomos y de las entidades gestoras de la Seguridad Social”. ¡Genial!
Pero, hete aquí que estos 20 milloncejos son tan sólo una puntita de la parte visible del iceberg. Tan bajísimo es el grado de afiliación en España (cuentan con un millón largo de trabajadores afiliados ¡según sus propios datos!), que los sindicatos se “buscan” sus recursos en otras subvenciones, al margen de las de su representatividad (obviando que dicha condición se adquiere con el 10% del resultado electoral en las centrales de ámbito nacional), en función de otros conceptos como sus funciones consultivas o con el sufragio de actividades como la formación profesional.
Esos sindicatos a cuyos dirigentes se les llena la boca exigiendo transparencia a todo el mundo (empresarios, organismos oficiales, instituciones, etc.), llevan, sin embargo, más de 30 años ocultando sus finanzas, incluso en la parte de recursos que proceden del erario público, a través de las distintas administraciones descentralizadas del Estado.
Pero la realidad es más increíble y dramática: CC OO y UGT recibieron nada menos que 125 millones del Estado en el segundo trimestre de 2009.
La sorpresa de los expertos y de los demócratas se fundamenta en que los sindicatos, salvo que sean "verticales" o "correas de transmisión" de gobiernos o partidos totalitarios, no están para "ayudar" al gobierno, sino a los trabajadores y, en todo caso, a la sociedad.
El Zapaterismo, con el reconocimiento explícito de su "alianza" operativa con los dos grandes sindicatos españoles, demuestra no sólo su parcialidad en la gestión del poder, sino, lo que es más grave, una concepción perversa de la economía y de la sociedad, poco democrática y muy cercana a la que rige en las sociedades totalitarias.
Sin embargo, ese reconocimiento público de la alianza gobierno-sindicatos apenas revela parte de la realidad, mucho más cruel y perniciona para España: el pacto gobierno-sindicatos cambia, de hecho, apoyo por subvenciones y se hace en contra de las empresas y de los verdaderos intereses de los trabajadores, ya que, según los datos comptrobados, esa "pinza" está destruyendo el tejido económico, arrasando el tejido empresarial, generando paro y arrastrando al país hacia la ruina y la derrota.
Ante la pasividad o la impotencia del gobierno, la crisis ha destruído ya en España a 127.000 empresas, mientras que más del 80 por ciento de las pymes que quedan vivas están asfixiadas y en peligro de quiebra.
La financiación de los sindicatos es uno de los secretos mejor guardados desde el comienzo de la transición política. La justificación es, según nos cuentan, para “garantizar la libertad sindical” proclamada en el artículo 28.1 de nuestra Constitución. La verdad es que reciben tanto dinero que conocer la realidad sería un desastre para el gobierno.
Un reciente informe sobre la financiación sindical publicado en Voto en Blanco sostiene que :
Hay una parte de financiación conocida: el Ministerio de Trabajo financia a las centrales sindicales, en 2009, con 15.798.500 euros para la financiación basada en la representatividad, según los delegados obtenidos en elecciones sindicales y con destino vago e indeterminado: actividades de carácter sindical, y con otros 4.800790 euros, que se destinan a “compensación económica por participación de centrales sindicales y organizaciones empresariales en los órganos consultivos centrales y territoriales del Ministerio de Trabajo e Inmigración, de sus organismos autónomos y de las entidades gestoras de la Seguridad Social”. ¡Genial!
Pero, hete aquí que estos 20 milloncejos son tan sólo una puntita de la parte visible del iceberg. Tan bajísimo es el grado de afiliación en España (cuentan con un millón largo de trabajadores afiliados ¡según sus propios datos!), que los sindicatos se “buscan” sus recursos en otras subvenciones, al margen de las de su representatividad (obviando que dicha condición se adquiere con el 10% del resultado electoral en las centrales de ámbito nacional), en función de otros conceptos como sus funciones consultivas o con el sufragio de actividades como la formación profesional.
Esos sindicatos a cuyos dirigentes se les llena la boca exigiendo transparencia a todo el mundo (empresarios, organismos oficiales, instituciones, etc.), llevan, sin embargo, más de 30 años ocultando sus finanzas, incluso en la parte de recursos que proceden del erario público, a través de las distintas administraciones descentralizadas del Estado.
Pero la realidad es más increíble y dramática: CC OO y UGT recibieron nada menos que 125 millones del Estado en el segundo trimestre de 2009.
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