Blesa y su amigo José Mari
Los saqueadores de las cajas de ahorro españolas siguen disfrutando del botín, viviendo en magníficas residencias, engrosando las filas de los ricos y sin que nadie les persiga. Entre las muchas injusticias y suciedades de esta España falsamente democrática, gobernada por gente sin valores e inmoral, la libertad impune, ostentosa e hiriente de los saqueadores es la mayor.
El saqueo de las cajas ha entrado en los juzgados, pero no en las cárceles. Más de cien directivos están imputados, pero solo 3 pisaron la cárcel, aunque después salieron rápidamente. El peor parado ha sido el juez Elpidio Silva, procesado por atreverse a encarcelar a un saqueador intocable, Miguel Blesa, ex presidente de Caja Madrid y amigo personal de José María Aznar.
En Madrid se han refugiado muchos de ellos, amparándose en el anonimato que proporcionan las grandes ciudades, pero otros siguen viviendo en sus capitales de provincias, donde sus riquezas son mas visibles. Otros están en Sotogrande y otras urbanizaciones de lujo de la costa española. En Córdoba y en Sevilla hay saqueadores que se han comprado pisos de lujo, en Toledo, fincas, en Castilla y Leon ambas cosas y los hijos de todos ellos van a colegios de élite. Nadie molesta a los saqueadores, sin que la Justicia castrada de España les reclame lo robado, ni les castigue por sus canallescos delitos, felices en su sucia impunidad, entre otras razones porque cada día está mas cerca la fecha de la prescripción de sus crímenes, lo que los convertirá ya, definitivamente, en millonarios con el botín legalizado, sin delitos que pagar.
Los estafados y sus abogados tienen miedo porque el tiempo pasa y no se juzga a ningún ratero. La posibilidad de que esa gentuza impune se libre del castigo que merecen causa vergüenza, rabia y odio a la Justicia pasiva y al poder político injusto que les ampara.
Ni siquiera está detenido el gobernador del Banco de España, al que le estalló en pleno rostro no el saqueo de una o varias cajas de ahorros, sino de todo el sistema, sin que se diera cuenta, sin que moviera un dedo para evitarlo. Es metafísicamente imposible que el sistema de cajas haya quebrado por entero sin la complicidad de MAFO y sin el amparo del poder supremo de este país.
Muchos ciudadanos están en las calles porque han sido estafados con productos financieros trucados e ideados para robar dinero a los clientes. España se ha llenado de vergüenza ante el mundo por haber protagonizado una estafa masiva contra sus ciudadanos sin parangón en el mundo. Muchos inversionistas extranjeros ven en esa estafa de las participaciones preferentes y subordinadas pura inseguridad jurídica y la constatación de que en la cúspide del sistema político español hay gente descontrolada y desenfrenada, sin miedo al castigo, sin respeto a la ley, capaz de cualquier barbaridad.
Sin embargo, el delito perpetrado es demasiado grande para que prescriba. La justicia popular se pondrá en movimiento, tarde o temprano, si la Justicia oficial sigue ausente. El pueblo acumula indignación y señala a los saqueadores y a sus padrinos para algún día, aunque sea dentro de muchos años, hacerles pagar lo que han hecho.
El saqueo de las cajas ha entrado en los juzgados, pero no en las cárceles. Más de cien directivos están imputados, pero solo 3 pisaron la cárcel, aunque después salieron rápidamente. El peor parado ha sido el juez Elpidio Silva, procesado por atreverse a encarcelar a un saqueador intocable, Miguel Blesa, ex presidente de Caja Madrid y amigo personal de José María Aznar.
En Madrid se han refugiado muchos de ellos, amparándose en el anonimato que proporcionan las grandes ciudades, pero otros siguen viviendo en sus capitales de provincias, donde sus riquezas son mas visibles. Otros están en Sotogrande y otras urbanizaciones de lujo de la costa española. En Córdoba y en Sevilla hay saqueadores que se han comprado pisos de lujo, en Toledo, fincas, en Castilla y Leon ambas cosas y los hijos de todos ellos van a colegios de élite. Nadie molesta a los saqueadores, sin que la Justicia castrada de España les reclame lo robado, ni les castigue por sus canallescos delitos, felices en su sucia impunidad, entre otras razones porque cada día está mas cerca la fecha de la prescripción de sus crímenes, lo que los convertirá ya, definitivamente, en millonarios con el botín legalizado, sin delitos que pagar.
Los estafados y sus abogados tienen miedo porque el tiempo pasa y no se juzga a ningún ratero. La posibilidad de que esa gentuza impune se libre del castigo que merecen causa vergüenza, rabia y odio a la Justicia pasiva y al poder político injusto que les ampara.
Ni siquiera está detenido el gobernador del Banco de España, al que le estalló en pleno rostro no el saqueo de una o varias cajas de ahorros, sino de todo el sistema, sin que se diera cuenta, sin que moviera un dedo para evitarlo. Es metafísicamente imposible que el sistema de cajas haya quebrado por entero sin la complicidad de MAFO y sin el amparo del poder supremo de este país.
Muchos ciudadanos están en las calles porque han sido estafados con productos financieros trucados e ideados para robar dinero a los clientes. España se ha llenado de vergüenza ante el mundo por haber protagonizado una estafa masiva contra sus ciudadanos sin parangón en el mundo. Muchos inversionistas extranjeros ven en esa estafa de las participaciones preferentes y subordinadas pura inseguridad jurídica y la constatación de que en la cúspide del sistema político español hay gente descontrolada y desenfrenada, sin miedo al castigo, sin respeto a la ley, capaz de cualquier barbaridad.
Sin embargo, el delito perpetrado es demasiado grande para que prescriba. La justicia popular se pondrá en movimiento, tarde o temprano, si la Justicia oficial sigue ausente. El pueblo acumula indignación y señala a los saqueadores y a sus padrinos para algún día, aunque sea dentro de muchos años, hacerles pagar lo que han hecho.