La Inteligencia Artificial recrea el rostro de Jesús de Nazaret
Si tuviera que elegir en las urnas entre el mentiroso, corrupto y despilfarrador Pedro Sánchez y una máquina dotada de Inteligencia Artificial y creada para tomar decisiones justas y servir al ciudadano y a las leyes, sin duda votaría por el robot.
El hecho de dudar entre un candidato humano y una máquina es síntoma evidente del profundo deterioro sufrido por la política y de la degeneración de la clase dirigente de nuestro mundo.
La ciencia es capaz de abrir puertas sorprendentes: se usan genes para conseguir mosquitos que no propaguen la malaria; se crean embriones híbridos entre humano y mono, para estudiar los primeros momentos de la vida; o se 'cultivan' todo tipo de órganos para probar medicamentos o entender enfermedades y se fabrican en laboratorio mini cerebros. Pero de todas esas puertas, la más ilusionante y misteriosa es la de la Inteligencia Artificial.
La irrupción de la Inteligencia Artificial (IA) cambiará el mundo tal como lo conocemos. Muchos trabajos y profesiones serán realizados por máquinas dotadas de IA. Los más afectados en la primera ola serán la reparación de máquinas, contabilidad, auditoría y secretarías serán las áreas más afectadas por la nueva tecnología, de acuerdo a un informe del Foro Económico Mundial.
Sin embargo, nadie dice que la profesión más fácil de sustituir por un robot inteligente es la de político. La IA no roba, no es corrupta, no es malvada, no aplasta a los ciudadano, es austera y se atiene a las leyes. Los robots inteligentes son más merecedores del voto que la mayoría de los actuales dirigentes políticos, sobre todo los que esclavizan y arruinan a sus pueblos.
Pregúntenle a un cubano, a un venezolano, a un nicaragüense a cualquier otro súbdito de una tiranía comunista a quien prefiere, a su verdugo actual (Raúl Castro, Nicolás Maduro, Daniel Ortega, etc.) o a una máquina programada para respetar las leyes y decidir con inteligencia justicia y equidad.
Incluso en España, donde la tiranía es todavía incipiente, el liderazgo de una máquina con Inteligencia artificial sería competitivo. Si a muchos demócratas españoles nos obligarán a elegir entre la máquina inteligente y Pedro Sánchez, votaríamos, sin duda, al robot, convencido de que España ganaría en justicia, decencia, progreso, riqueza, verdad, limpieza y racionalidad, además de quedar libre de una corrupción que cuesta al país decenas de miles de millones cada año.
Francisco Rubiales
El hecho de dudar entre un candidato humano y una máquina es síntoma evidente del profundo deterioro sufrido por la política y de la degeneración de la clase dirigente de nuestro mundo.
La ciencia es capaz de abrir puertas sorprendentes: se usan genes para conseguir mosquitos que no propaguen la malaria; se crean embriones híbridos entre humano y mono, para estudiar los primeros momentos de la vida; o se 'cultivan' todo tipo de órganos para probar medicamentos o entender enfermedades y se fabrican en laboratorio mini cerebros. Pero de todas esas puertas, la más ilusionante y misteriosa es la de la Inteligencia Artificial.
La irrupción de la Inteligencia Artificial (IA) cambiará el mundo tal como lo conocemos. Muchos trabajos y profesiones serán realizados por máquinas dotadas de IA. Los más afectados en la primera ola serán la reparación de máquinas, contabilidad, auditoría y secretarías serán las áreas más afectadas por la nueva tecnología, de acuerdo a un informe del Foro Económico Mundial.
Sin embargo, nadie dice que la profesión más fácil de sustituir por un robot inteligente es la de político. La IA no roba, no es corrupta, no es malvada, no aplasta a los ciudadano, es austera y se atiene a las leyes. Los robots inteligentes son más merecedores del voto que la mayoría de los actuales dirigentes políticos, sobre todo los que esclavizan y arruinan a sus pueblos.
Pregúntenle a un cubano, a un venezolano, a un nicaragüense a cualquier otro súbdito de una tiranía comunista a quien prefiere, a su verdugo actual (Raúl Castro, Nicolás Maduro, Daniel Ortega, etc.) o a una máquina programada para respetar las leyes y decidir con inteligencia justicia y equidad.
Incluso en España, donde la tiranía es todavía incipiente, el liderazgo de una máquina con Inteligencia artificial sería competitivo. Si a muchos demócratas españoles nos obligarán a elegir entre la máquina inteligente y Pedro Sánchez, votaríamos, sin duda, al robot, convencido de que España ganaría en justicia, decencia, progreso, riqueza, verdad, limpieza y racionalidad, además de quedar libre de una corrupción que cuesta al país decenas de miles de millones cada año.
Francisco Rubiales