¿Sabe usted que una cama de hospital público cuesta tres veces mas que una cama en hospital privado, siendo la calidad igual? ¿Sabe usted que una plaza escolar pública cuesta dos veces la que una privada, con idéntica calidad? A mi también me gusta, en teoría, mas lo público que lo privado, pero cuando lo público está desvirtuado, corrompido y al servicio de partidos políticos y de castas, mas que del biuen común, entonces prefiero lo privado, entre otras razones porque no nos cuesta dinero y genera puestos de trabajo reales, no pagados con los impuestos, como los públicos. Para creer en lo público, como usted y yo, debemos antes limpiar la política de ladrones, corruptos e indeseables que se han olvidado del interés general y que imponen su voluntad sobre la de las mayorías ¿Han eliminado la financiación pública de los partidos políticos y sindicatos, como exige la mayoría de los españoles? No les interesa y cierran los oídos. ¿Han evitado desde lo público, como era su deber, o han estimulado y bendecido el robo masivo de los ahorros de cientos de miles de españoles con la estafa de las preferentes y las subordinadas? ¿Ha evitado ese sector público al que usted defiende que las cajas de ahorro sean saqueadas o, por el contrario, empezaron a ser saqueadas cuando lo público (políticos y sindicalistas) se sentaron en sus consejos de administración? Creer en lo público es un lujo en estos tiempos porque lo público está cien veces mas podrido que lo privado, lo que ya es decir mucho. ¿Funciona la Justicia pública? ¿Son justos los impuestos que cobran los gobernantes públicos? ¿No es cierto que no se otorgan créditos a los pequeños empresarios y autónomos porque el gobierno no quiere, pues le bastaría hacerlo desde la banca que controla, nacionalizada con nuestros impuestos, para que el crédito fluyera? En fin, ¡ojalá pudiéramos creer en lo público!, pero lo público ha sido secuestrado y asesinado por un poder político que se ha plagado de malhechores, corruptos y gente sin valores.
Para poder creer en lo público hay que regenerar primero la pocilga política.
Para poder creer en lo público hay que regenerar primero la pocilga política.