Según Vidal Tascón, autor de "Hacia el colapso", detrás de los elevados déficits fiscales, de la prima de riesgo y de la volatilidad del Ibex 35 se encuentra un nivel de competitividad extremadamente bajo. y concluye que "Sin reformar el Título VIII de la Constitución ningún plan de estabilización será posible". Sin embargo, la escasa competitividad de la economía española es culpa de nuestros gobernantes. Es la clase política la que, con sus errores y traiciones, ha hecho de España uno de los países menos competitivos de Occidente.
La avaricia de los políticos españoles está destruyendo el tejido empresarial español y la riqueza de la nación. Cientos de miles de empresas han cerrado porque las administraciones públicas, violando la ley, no les pagan sus deudas y los impuestos desproporcionados e injustos que cobran los políticos son la principal causa de que la producción española no sea competitiva en los mercados. En Andalucía, por ejemplo, las empresas tardan más de ocho meses de media en cobrar de las administraciones, pero Griñán y los diputados andaluces cobra cada mes su sueldo. Sin políticos como los que tenemos, ineptos, insaciables, voraces, torpes y desalmados, el país iría bien y la crisis sería un obstáculo superable.Es probable, incluso, que con la densidad de políticos que mantiene Alemania, lo que implica que en España sobran 350.000 mantenidos por el Estado, España podría ser uno de los países más prósperos y pujantes de Europa.
La clase política española pesa sobre la economía y sobre todo el país como una insoportable losa de plomo que frena el progreso e impide la prosperidad. Los políticos son la peor pesadilla de España. Librarse de estos políticos no es ya una cuestión de democracia, sino de supervivencia.
Las empresas españolas son las que mas impuestos pagan proporcionalmente, de toda la Unión Europea Esos pagos desproporcionados a los políticos son la principal causa de la falta de competitividad española en los mercados. Los sueldos españoles son de los mas bajos de Europa, pero los impuestos disparan los costes y sacan a las empresas españolas del mercado. La voracidad fiscal de los políticos españoles, que prefieren arrebatar el dinero a los ciudadanos y a las empresas, por la fuerza, antes de reducir el tamaño del Estado, representa un auténtico drama para la economía española.
Además de representar el mayor lastre para el progreso, los políticos, con su ineptitud y falta de democracia, están detrás de casi todos los dramas de España, desde el nacionalismo excluyente e independentista catalán, que amenaza con destruir la unidad de la nación desatando conflictos que podrían llegar a la violencia, hasta la corrupción que anida en las administraciones, frenando el avance del país y generando una corriente de indignación ciudadana inmensa. Los políticos son los culpables de que España desconozca la verdadera democracia, de que los poderes básicos del Estado no sean libres e independientes, de que la prensa libre y crítica, capaz de fiscalizar al poder, ya no exista, de que la sociedad civil haya sido tomada y ocupada por los partidos políticos, colocándola en situación de coma y de males como los desahucios, el desempleo masivo, la falta de protección para los débiles y la parcialidad y arbitrariedad de la ley y del poder político haga infelices a los ciudadanos e inyecte tristeza en el antes alegre e ilusionado panorama español.
Los políticos no solo son el tercer mayor problema para los españoles, sino la principal causa de la mala salud de España. Erradicar esta política nefasta y degradada y sustituirla por una clase política democrática y adornada con valores y decencia es cuestión de vida o muerte para la ciudadanía.
La avaricia de los políticos españoles está destruyendo el tejido empresarial español y la riqueza de la nación. Cientos de miles de empresas han cerrado porque las administraciones públicas, violando la ley, no les pagan sus deudas y los impuestos desproporcionados e injustos que cobran los políticos son la principal causa de que la producción española no sea competitiva en los mercados. En Andalucía, por ejemplo, las empresas tardan más de ocho meses de media en cobrar de las administraciones, pero Griñán y los diputados andaluces cobra cada mes su sueldo. Sin políticos como los que tenemos, ineptos, insaciables, voraces, torpes y desalmados, el país iría bien y la crisis sería un obstáculo superable.Es probable, incluso, que con la densidad de políticos que mantiene Alemania, lo que implica que en España sobran 350.000 mantenidos por el Estado, España podría ser uno de los países más prósperos y pujantes de Europa.
La clase política española pesa sobre la economía y sobre todo el país como una insoportable losa de plomo que frena el progreso e impide la prosperidad. Los políticos son la peor pesadilla de España. Librarse de estos políticos no es ya una cuestión de democracia, sino de supervivencia.
Las empresas españolas son las que mas impuestos pagan proporcionalmente, de toda la Unión Europea Esos pagos desproporcionados a los políticos son la principal causa de la falta de competitividad española en los mercados. Los sueldos españoles son de los mas bajos de Europa, pero los impuestos disparan los costes y sacan a las empresas españolas del mercado. La voracidad fiscal de los políticos españoles, que prefieren arrebatar el dinero a los ciudadanos y a las empresas, por la fuerza, antes de reducir el tamaño del Estado, representa un auténtico drama para la economía española.
Además de representar el mayor lastre para el progreso, los políticos, con su ineptitud y falta de democracia, están detrás de casi todos los dramas de España, desde el nacionalismo excluyente e independentista catalán, que amenaza con destruir la unidad de la nación desatando conflictos que podrían llegar a la violencia, hasta la corrupción que anida en las administraciones, frenando el avance del país y generando una corriente de indignación ciudadana inmensa. Los políticos son los culpables de que España desconozca la verdadera democracia, de que los poderes básicos del Estado no sean libres e independientes, de que la prensa libre y crítica, capaz de fiscalizar al poder, ya no exista, de que la sociedad civil haya sido tomada y ocupada por los partidos políticos, colocándola en situación de coma y de males como los desahucios, el desempleo masivo, la falta de protección para los débiles y la parcialidad y arbitrariedad de la ley y del poder político haga infelices a los ciudadanos e inyecte tristeza en el antes alegre e ilusionado panorama español.
Los políticos no solo son el tercer mayor problema para los españoles, sino la principal causa de la mala salud de España. Erradicar esta política nefasta y degradada y sustituirla por una clase política democrática y adornada con valores y decencia es cuestión de vida o muerte para la ciudadanía.