Información y Opinión

Los periodistas deben cambiar sus lealtades





En su última visita a Madrid, el pasado año, Bill Kovach, presidente del Comité de Periodistas Preocupados, defendió las mismas tesis que viene propagando Voto en Blanco desde su nacimiento, en abril de 2004: "los periodistas, que han abandonado al ciudadano y a la sociedad civil para entregar sus lealtades y servicios a sus propias empresas y a los grandes poderes, deben recuperar los viejos principios abandonados, volver a ser leales con su audiencia y reconducir sus actuales prioridades y lealtades hacia la transparencia, la ética y el control ferreo a los grandes poderes, sobre todo de los gobiernos y partidos políticos".

Nos alegra coincidir con alguien como Kovach y la organización que preside, entre otras razones porque sus tesis cada día se hacen más firmes y convincentes.

Nuestra tesis general, que coincide básicamente con la de Kovach, es que el periodismo moderno es una invención del ciudadano, hijo de la Revolución Francesa, y de la propia democracia, que crean al periodista y lo conciben como una pieza imprescindible para que pervivan las libertades y derechos. Sabe el ciudadano que, sin el apoyo de la prensa libre, la democracia es inviable y sabe también que, sin el control de los periodistas independientes y de los medios de comunicación libres, el Estado y los partidos políticos tienden, irremediablemente, a acumular poder y a ejercer un dominio ilimitado sobre la sociedad.

A cambio del valioso servicio que prestan a la sociedad, el periodista y los medios reciben del ciudadano y de la democracia privilegios como la extrema libertad de expresión, el derecho a investigar, incluso en asuntos complejos, el derecho a ser intermediarios exclusivos entre la sociedad y la información y el derecho a preservar sus fuentes.

Pero ha ocurrido que esa estructura de defensa de la sociedad democrática a través de la prensa libre ha saltado por los aires. Los medios y los periodistas han creido ser "el cuarto poder" y han sucumbido a la fascinación de los poderosos de la Tierra. Han cambiado su lealtad y han abandonado su alianza con los ciudadanos, sustituyéndola por alianzas de intereses e influencias con los otros grandes poderes: el gobierno, los partidos, las grandes corporaciones, los anunciantes, los lobbyes, etc.. La sociedad civil y los ciudadanos han quedado abandonados, sin medios para que defiendan sus intereses y puntos de vista, lo que ha introducido el virus del cancer en la democracia.

Y las consecuencias del cambio de lealtades no se han hecho esperar: los ciudadanos desconfian de los medios; la imagen de los periodistas cae por los suelos; el índice de lectura de periódicos cae constantemente; los ciudadanos buscan nuevos medios en Internet y nuevas vías para informarse y dotarse de opinión...

La caída de la imagen del periodista es paralela a la del político y la razón es evidente: tanto los periodistas como los políticos han consumado una enorme traición a la democracia, los periodistas renunciando a sus orígenes democráticos y cambiando sus lealtades y alianzas, mientras que los políticos ejerciendo la política como monopolio, sustituyendo la obligada lealtad al ciudadano por la servidumbre al propio partido político y expulsando de la política al ciudadano, olvidando que, en democracia, sólo el ciudadano es soberano y el único legitimador del sistema.



Franky  
Martes, 31 de Octubre 2006
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