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Los partidos que han mimado a los nacionalistas deben desaparecer de la política española



España está asustada y en peligro de romperse y los principales culpables de ese drama son los dos grandes partidos (PSOE y PP) que han gobernado el país en las últimas décadas. Hasta que no los avergoncemos y les obliguemos a pedir perdón y a refundarse con otros criterios y principios, por supuesto más éticos y democráticos, la resurrección de España no podrá empezar.

Los dos grandes partidos políticos españoles (PSOE y PP) han cometido tantos errores, han causado tanto daño a España y han protagonizado tantas traiciones que deberían desaparecer de la política española hasta que se refunden o renazcan con nuevas siglas, nuevos estatutos y nuevas propuestas, por supuesto más democráticas y decente que las actuales. Han acumulado tantos delitos y han llegado tan lejos en corrupción y abuso de poder que los jueces deberían ser los que los clausuraran por parecerse demasiado a asociaciones de malhechores, pero si no lo hicieran los jueces, deberían ser los ciudadanos quienes, por su comportamiento y con toda justicia, los condenaran al olvido.
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El balance de la mal llamada "democracia española" desde 1978 hasta hoy es aterrador. Sólo gracias a sus mentiras y a un bien engrasado aparato de propaganda, que cuenta con miles de intelectuales, periodistas y medios de comunicación sometidos, los partidos políticos que han gobernado el país han conseguido eludir su merecida desaparición. Han construido un Estado insostenible, plagado de instituciones inútiles y de políticos parásitos, con más políticos a sueldo del Estado que Francia, Alemania e Inglaterra juntos, nos han endeudado hasta las cejas, nos han expoliado con impuestos injustos y desproporcionados, utilizados más para mantener el Estado gigantesco que han construido que para prestar a los ciudadanos servicios de calidad, han debilitado y hecho retroceder la posición de España en el concierto mundial, nos han convertido en un país corrupto y desigual, donde millones de ciudadanos, empobrecidos y sin ilusiones, son infelices. Su última gran fechoría de calado ha sido colocar España al borde de la ruptura, con regiones decididas a conquistar la independencia, insatisfechas y con el peor nacionalismo dinamitando la unidad. Los dos grandes partidos que se han alternado en el gobierno, PSOE y PP, están agotados y en situación de insolvencia política y moral, mientras que sus socios, los nacionalistas extremos vascos y catalanes, se han convertido en agrupaciones enfermas de odio y enemigas de España.

Con ese balance a cuestas, esos dos partidos se resisten a ser enterrados con todas sus fuerzas, protegidos y ayudados por una ciudadanía que en parte ha sido conquistada con políticas clientelares antidemocráticas y en parte abducida por la propaganda oficial y de partidos, que cuenta con miles e escuderos de voluntad comprada y de muchos medios de comunicación sometidos gracias a la publicidad y a otras muchas concesiones y privilegios, algunos desconocidos por la sociedad.

El bipartidismo corrupto ha conseguido en los últimos 40 años, que los nacionalistas excluyentes, xenófobos , racistas y fascistas influyan y dominen la nación y el Estado, imponiendo sus odios, fobias, sofismas y papanatismos para destruir la historia que nos une desde hace siglos y para debilitar y destruir la actual nación española, una felonía terrible que ha sido posiblo porque los dos grandes partidos incumplieron reiteradamente su deber de defender la patria y en lugar de aplicar las leyes para acabar con el ácido corrosivo del odio y la rebelión, dialogaron con los enemigos, pactaron con ellos y a cambio de los votos que necesitaban para mantenerse en el poder les permitieron abusos de poder, corrupciones que les enriquecieron y una tolerancia con su odio, arbitrariedades y agresiones a España que en realidad fue una miserable cobardía.

Por todas esas razones, y también porque han marginado al pueblo y lo han traicionado construyendo, en lugar de una democracia verdadera, una dictadura e partidos magistralmente camuflada pero eficaz y llena de bajeza, el PSOE y el PP merecen sus precintados por la justicia y si esa Justicia no funciona, derrotado en las urnas por una ciudadanía a la que le ha llegado la hora de ser exigente y de pilotar la limpieza a fondo, regeneración y resurrección de España.

La falta de respeto al pueblo español y a su historia que los políticos han perpetrado constituye una felonía imperdonable.

La izquierda, pilotada por los socialistas, ha traicionado su esencia de servicio a los ciudadanos y defensa de los trabajadores para entregare al vicio de disfrutar del poder y de sus privilegios, sin otro fin que mantenerse en el poder y anteponiendo mil veces sus propios intereses al bien común. La derecha, pilotada por el Partido Popular, ha traicionado su imprescindible amor a la libertad individual y a la patria común, contaminándose voluntariamente de estatalismo y de un cúmulo de ideas socialdemócratas que la han alejado de sus raíces liberales, del concepto de servicio a los ciudadanos y del amor a la nación.

El socialismo nunca fue nacionalistas, sino internacionalista, pero el degradado socialismo español se besa a diario con los nacionalistas radicales y golpistas de Cataluña, cediendo a sus políticas de destrucción y empujándoles hacia la ruptura de la unidad territorial, que, si se produjera, traería también consigo una violenta explosión social,

Las mentiras, los atajos, la opacidad, el incumplimiento de las promesas, las traiciones y la corrupción en todas sus facetas se han convertido en política de uso diario en la España que nos han construido el PSOE, el PP y sus socios nacionalistas, ya inmersos en un avance sin retorno hacia el fracaso de España que sólo los ciudadanos podemos frenar con nuestra protesta decidida y aposición al escarnio y la traición.

Francisco Rubiales

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Lunes, 16 de Julio 2018
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