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Los orangutanes vuelven a la política y la democracia está en peligro.



Los ciudadanos están cada día más indignados ante la bajeza moral de los políticos. El espectáculo del entierro de Rita Barberá, donde se exhibieron los mismos políticos que la rechazaron, aislaron y empujaron hasta el estrés y la muerte, es un claro ejemplo de la baja estofa moral de la política actual, que causó mucho asco y rabia en la sociedad española, ya harta de soportar hipocresías y miserias en las alturas del poder.

Se ha desatado un tsunami en la política mundial que empuja a los ciudadanos, indignados y descontentos, a votar contra el poder establecido y a utilizar las urnas para vengarse de los que, desde el poder, han construido un mundo injusto, desigual, corrupto y sin piedad con los débiles. Esa marea indignada y rebelde está colocando al establishment contra las cuerdas y le está convenciendo de que la democracia ya no les sirve porque los ciudadanos ya no votan lo que les dicen los medios y los falsos profetas. Algunos creen que el actual camino de la política conduce hacia la oscuridad, el regreso de los orangutanes y el fin de la democracia.
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Los gorilas regresan a la política
La democracia no puede estar en peligro porque hace mucho que dejó de existir. Lo que está en peligro es la falsa democracia vigente, la que han construido los poderosos, un remedo del viejo sistema, al que han despojado de su grandeza y lo han envilecido, convirtiéndolo en una ceremonia de votos y urnas cada cuatro o cinco años, sin protagonismo ciudadano, sin una ley igual para todos, sin justicia, sin valores y con una crueldad capaz de aplastar al enemigo, arrasar países y etnias con la guerra y hacer que los ricos sean cada día más ricos y los pobres más pobres.

Un sistema como el actual, en el que los pobres pueden decidir porque votan como rebeldes y tomar decisiones contrarias a los intereses de los ricos, no le interesa al poder, que desde hace muchas décadas controla los destinos del mundo. El poder oculto y su establishment visible solo se plantean dos opciones ante su pérdida del control: o vuelven a domesticar a los ciudadanos, o acaban con la democracia y se arrojan en brazos del sueño que acarician desde hace mucho: un gobierno mundial único, armado hasta los dientes, dictatorial y con una autoridad férrea e inapelable.

Hasta ahora, las urnas no representaban un peligro para los poderosos porque los ciudadanos, confundidos, pastoreados o engañados por los políticos y los medios de comunicación, en su gran mayoría aliados del poder, votaban como el poder quería, eligiendo entre dos o tres candidatos que parecían distintos pero que eran iguales, todos sometidos a la disciplina de los grandes poderes.

Pero hay en el presente una inmensa y creciente marea de rebeldía en el mundo, algunos de cuyos frutos visibles son el Brexit, el indomable Vladimir Putin, el crecimiento de China, el deslizamiento hacia Oriente de Erdogan, el declive de Bruselas, el "No" a la paz colombiana con la guerrilla, la aparición de partidos rebeldes a los que llaman populistas o de extrema derecha, la oposición creciente a la globalización, a la corrupción y a los tratados de libre comercio, el asco mundial ante la dictadura de lo políticamente correcto y de la progresía y otros muchos.

Se avecinan tormentas porque los poderosos no van a permitir que se les escape la presa y buscan, como lobos, la manera de domesticar a los rebeldes y de arrasar los nuevos aires de libertad con oleadas de miedo.

La avanzadilla de los orangutanes ya son visibles en el Congreso, donde algunas actitudes, como la de negar un instante de silencio a un cadáver, son más propias de alimañas que de seres humanos.

El peligro se mastica y la tensión es densa en la atmósfera. El siglo XXI, como venimos asegurando en este blog "Voto en Blanco" desde hace más de una década, será el escenario de una lucha entre los ciudadanos y sus dirigentes, desacreditados, despreciados y hasta odiados por la ciudadanía, una lucha que deslegitima las falsas democracias y las hace inviables.

La receta del poder ante la rebeldía ciudadana no es la regeneración, como sería justo, sino el regreso de los orangutanes, que serán presentados como remedio ante el caos, la inseguridad, el desempleo y la profunda inquietud que causan la inmigración masiva, el terrorismo, la injusticia y las guerras crueles.

Cuidado porque los orangutanes están siendo ya reclutados para que el miedo aumente y los borregos retornen al redil.

Francisco Rubiales

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Viernes, 25 de Noviembre 2016
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