Zapatero, su partido y su gobierno, indignados, exhiben en mítines y ante los medios de comunicación sus problemas con la Iglesia Católica, pero silencian el apoyo que reciben del Islam, la religión más fanática y retrograda de la humanidad.
La Junta islámica española ha pedido descaradamente a los musulmanes que habitan en España que no voten al PP, con nombre y apellidos, y se apoye al PSOE o Izquierda Unida.
Conscientes de que el apoyo islamismo a la izquierda es un regalo envenenado , Zapatero y Llamazares lo ocultan ante los españoles, temerosos de que piensen y descubran todo lo que significa y representa.
Objetivamente, la actitud de la izquierda es perversa: cuando las críticas y juicios perjudican a la izquierda, se es integrista y se ataca el progreso, pero cuando la crítica es a la derecha, eso es compromiso. Por eso, las reflexiones de la Iglesia Católica contra algunos comportamientos morales y políticos de la izquierda han sido recibidos con indignación y aireados por Zapatero y los suyos, mientras que el apoyo de una religión violenta y retrógrada, que corta las manos al ladrón y asesina a pedradas a la adúltera, es silenciado.
La Junta islámica española ha pedido descaradamente a los musulmanes que habitan en España que no voten al PP, con nombre y apellidos, y se apoye al PSOE o Izquierda Unida.
Conscientes de que el apoyo islamismo a la izquierda es un regalo envenenado , Zapatero y Llamazares lo ocultan ante los españoles, temerosos de que piensen y descubran todo lo que significa y representa.
Objetivamente, la actitud de la izquierda es perversa: cuando las críticas y juicios perjudican a la izquierda, se es integrista y se ataca el progreso, pero cuando la crítica es a la derecha, eso es compromiso. Por eso, las reflexiones de la Iglesia Católica contra algunos comportamientos morales y políticos de la izquierda han sido recibidos con indignación y aireados por Zapatero y los suyos, mientras que el apoyo de una religión violenta y retrógrada, que corta las manos al ladrón y asesina a pedradas a la adúltera, es silenciado.