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Los muertos acabarán con la presidenta Susana



“Los muertos que vos matáis gozan de buena salud”. José Zorrilla, Don Juan Tenorio, 1844.

La presidenta de Andalucía tiene en los muertos a sus peores enemigos. Hay dos tipos de muertos que la acosan y la quieran liquidar: los muertos que han resucitado con Pedro Sánchez y los muertos que siguen muertos, pero indignados contra Susana desde la otra vida porque la presidenta de los andaluces les arrebata sus herencias y burla sus últimas voluntades con el cruel e indignante Impuesto de Sucesiones.

Pedro Sánchez era un muerto y él está ahora liquidando a Susana Díaz. Pero hay otros muertos que la esperan: los que están siendo burlados y saqueados con el Impuesto de Sucesiones que Andalucía aplica con una crueldad inconcebible. Puede que sean los muertos y no los vivos los que acaben con el dominio socialista andaluz, un poder que Susana Díaz está llevando hasta la ruina.

Los muertos que Susana ha ido dejando por las cunetas de la política andaluza están ahora resucitando, rebosantes de vida, tras su derrota frente a Pedro Sánchez, y salen de sus tumbas con un hacha en la mano.

Otros muertos, aquellos a que Susana ha expoliado con su Impuesto de Sucesiones, claman venganza desde el más allá.

Si los muertos pudieran regresar, habría miles dispuestos a agarrar por el cuello a la presidenta andaluza Susana Díaz para castigarla por el sufrimiento que ella causa a sus herederos, a los que humilla, expolia y arruina con el anticonstitucional y brutal Impuesto de Sucesiones.
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El ejército de los muertos que derrotó a Sauron y a sus orcos
Susana empieza a estar asustada porque los que ella creía muertos resucitan a la sombra de Pedro Sánchez, dispuestos a vengarse y a complicar su futuro. El ejército de los muertos siempre ha sido un mal enemigo.

Uno de los capitanes de ese ejército es el alcalde de Dos Hermanas (Sevilla), Francisco Toscano, firme defensor de la candidatura de Pedro Sánchez a la Secretaría General del PSOE. Pero hay más capitanes, entre ellos la ex ministra Bibiana Aido y Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, un político sevillano de 47 años, ex concejal de Sevilla, exdiputado autonómico, con larga experiencia orgánica en el PSOE, tan íntimo enemigo de Susana Díaz como próximo a Pedro Sánchez. Cualquiera de ellos podría ser el "enterrador" de la actual presidenta. Todos tienen capacidad suficiente para mover con fuerza la silla presidencial de Susana y crearle problemas terribles. Si la militancia socialista andaluza huele a inseguridad, miedo o derrota en Susana su caída será rápida. Las lealtades se desmoronan y kas ratas huyen cuando los "profesionales" de la política, habituados a privilegios y a dinero fácil, huelen a derrota.

En política, los cadáveres siempre son rematados y cuando la política es tan vil como la española, a los cadáveres se les da sepultura sin piedad, con una rapidez endiablada.

Tengo un amigo en Madrid, catedrático de Psicología, que tiene la curiosa teoría de que los muertos siguen pendientes de los vivos, desde la otra vida, y que incluso influyen de manera decisiva en la Historia, en situaciones graves o extremas.

Si eso fuera verdad, la andaluza Susana Díaz debería sentir algo más que miedo porque hay miles de muertos andaluces indignados y dispuestos a castigarla por no respetar su voluntad y por lo que está haciendo con sus hijos y herederos, a los que expolia, humilla y causa inmenso dolor despojándolos de las herencias recibidas de sus mayores.

Pero esos muertos, antes de ir a por la presidenta andaluza, quizás pasen por la Moncloa porque ellos saben bien que el principal culpable de la brutal vigencia del confiscador y anticonstitucional Impuesto de Sucesiones en España es Mariano Rajoy, quien, en contra del consejo de los expertos, no se atrevió a suprimir ese tributo cuando disfrutaba de mayoría absoluta y lo cedió cobardemente a las autonomías, para que ellas sufrieran el desgaste, sin ni siquiera asegurar que se aplicara con idéntica intensidad en todo el territorio español, condenando así a los españoles a padecer la arbitrariedad, la codicia y la injusticia que emana de los políticos.

No sé si Susana, antigua catequista, sigue siendo creyente, pero muchos creen, como mi amigo el psicólogo, que los muertos tienen poder e influyen desde el más allá, hasta el punto de poder cambiar el rumbo de la Historia. Él dice que Susana Díaz, al mantener tercamente ese impuesto injusto y generador de tanta injusticia y dolor, se está "condenando" y que en las próximas elecciones recibirá un serio correctivo en esa Andalucía donde los vivos se someten, pero quizás los muertos se rebelen.

Quizás los muertos no puedan intervenir desde la otra vida, pero por lo menos están empujando con gran fuerza a los vivos que se han rebelado y que luchan contra el Impuesto de Sucesiones de Rajoy y Susana, cada día más numerosos. Ya tienen casi 150.000 firmas y la asociación "Stop Impuesto Sucesiones" no parará hasta conseguir 500.000. En la asociación también dicen que "Si Susana se empeña en no bonificar ese impuesto, le arrebataremos más de medio millón de votos en las próximas elecciones".

Los socialistas andaluces, decididos tercamente a mantener vigente ese impuesto, a pesar de que existe un verdadero clamor popular que exige su desaparición y bonificación máxima, deberían recordar que la religión católica proclama que los muertos tienen poder para interceder ante Dios. También deberían recordar como en la trilogía "El Señor de los anillos", un ejército de muertos ayudó a las fuerzas del bien a ganar la decisiva La Batalla de Morannon (Batalla de las Puertas Negras), la última contra Saurón y las fuerzas del mal.

El impuesto que Susana se empeña en mantener, pese a las protestas, es el más impopular de España y es considerado por los expertos como abusivo, confiscatorio y anticonstitucional, pues obliga a pagar por lo que ya ha pagado y rompe el derecho de los españoles a ser iguales ante las leyes, ya que heredar en Andalucía cuesta cien veces más que heredar en Madrid o Canarias.

Otras autonomías que tenían ese impuesto alto están cediendo ante la presión popular y se disponen a bonificarlo, pero Andalucía, por voluntad expresa de su presidenta, se mantiene indiferente e insensible, a pesar de que Ciudadanos, el partido que la sostiene en el poder, le exige que lo reduzca drásticamente y de que los medios de comunicación publican casi a diario casos sangrantes que reflejan la brutalidad de ese impuesto y la falsedad de que sólo lo pagan los ricos, como repite la propaganda de la Junta.

Francisco Rubiales


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Lunes, 3 de Julio 2017
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