Una de las muchas manifestaciones ciudadanas contra el brutal Impuesto de Sucesiones
Es imposible imaginar un impuesto más injusto y brutal que el de Sucesiones, que grava las herencias. En España, que es uno de los pocos países que lo mantienen, se aplica con especial saña y crueldad, con valoraciones irreales de las herencias, tasas elevadas, multas e intereses leoninos. Al final, muchas herencias, algunas de la cuales son pequeños negocios que se pierden en la ruina, pasan a ser propiedad del Estado y las familias herederas quedan desheredadas, endeudadas y destrozadas.
Las herencias pasan a poder de las administraciones, que las subastan, casi siempre a precios muy inferiores al que ellos tasaron esos bienes y por debajo del precio real de mercado. Los que compran esas gangas suelen ser ricos que dominan el mundo mafioso y corrupto de las subastas, donde la información circula por canales estrechos y a las que solo acceden, casi siempre, los aprovechados y los amigos del poder, que reciben información privilegiada.
El destino de casi la totalidad de las herencias a las que las familias renuncian y las que son embargadas es ser subastadas y adquiridas por expertos en chollos y ventajas, muchos de ellos conectados a redes de partidos políticos, altos cargos y funcionarios soplones que les hacen llegar, en exclusiva, información sobre los bienes que se van a subastar.
Todo un mundo de corrupción y abuso que rodea al impuesto mas miserable y brutal vigente en España, que permite el robo de las herencias por parte de las administraciones públicas, que previamente han legalizado esos robos con leyes inicuas.
Mas de 55.000 familias renunciaron en 2020 a sus herencias y esos bienes pasaron a engrosar las propiedades de multimillonario Estado español, que después las transforma en dinero contante y sonante, mediante subastas, muchas veces amañadas y corrompidas.
De ese modo, el Estado pudre también las herencias, como casi todo lo que toca o gestiona.
Pero lo peor es que el actual gobierno socialista y comunista, a pesar de que el impuesto de Sucesiones es el mas odiado de España y el más injusto y confiscatorio entre los vigentes, junto con el de Patrimonio, está empeñado en imponerlo y en anular las rebajas que algunas autonomías gobernadas por la derecha ya han realizado para aliviar a los herederos y eliminar la injusticia oficial vigente.
Contra esa obsesión del gobierno socialista-comunista por esquilmar a los herederos se han creado plataformas que han luchado y luchan contra ese tributo infernal. Hoy son especialmente activas en Andalucía, Aragón, Asturias, Valencia, Madrid y Cataluña, mientras nacen y crecen otras en regiones esquilmadas o con riesgo de que el más brutal de los impuestos sea restaurado por la codiciosa izquierda.
La lucha de la plataforma andaluza "Stop Impuesto Sucesiones", presidida por Juan Carlos Valverde, un activista incansable y tenaz, logró convertir el impuesto de sucesiones en el más odiado y rechazado por la población, consiguiendo que tuviera una importante influencia en las últimas elecciones autonómicas, en las que movilizó, según han declarado varios expertos, un mínimo de 300.000 votos contra la socialista Susana Díaz (algunos hablan de 500.000), una cantidad de papeletas adversas que le hizo perder el control del gobierno, hoy en manos del PP y Ciudadanos, dos partidos que, junto con VOX, proclaman su rechazo al impuesto de Sucesiones, que de hecho han reducido y bonificado parcialmente.
El impuesto brutal que permite el robo de herencias es ya el más odiado por los ciudadanos en toda España y podría jugar un papel importante en las elecciones próximas, tanto autonómicas como generales. La gente ya sabe que el impuesto es injusto y canalla y que los que quieren imponerlo, por la fuerza, son los partidos de izquierda, PSOE y Podemos. Se supone que tomarán nota y les harán pagar la codicia y el abuso cuando las urnas se abran.
Francisco Rubiales
Las herencias pasan a poder de las administraciones, que las subastan, casi siempre a precios muy inferiores al que ellos tasaron esos bienes y por debajo del precio real de mercado. Los que compran esas gangas suelen ser ricos que dominan el mundo mafioso y corrupto de las subastas, donde la información circula por canales estrechos y a las que solo acceden, casi siempre, los aprovechados y los amigos del poder, que reciben información privilegiada.
El destino de casi la totalidad de las herencias a las que las familias renuncian y las que son embargadas es ser subastadas y adquiridas por expertos en chollos y ventajas, muchos de ellos conectados a redes de partidos políticos, altos cargos y funcionarios soplones que les hacen llegar, en exclusiva, información sobre los bienes que se van a subastar.
Todo un mundo de corrupción y abuso que rodea al impuesto mas miserable y brutal vigente en España, que permite el robo de las herencias por parte de las administraciones públicas, que previamente han legalizado esos robos con leyes inicuas.
Mas de 55.000 familias renunciaron en 2020 a sus herencias y esos bienes pasaron a engrosar las propiedades de multimillonario Estado español, que después las transforma en dinero contante y sonante, mediante subastas, muchas veces amañadas y corrompidas.
De ese modo, el Estado pudre también las herencias, como casi todo lo que toca o gestiona.
Pero lo peor es que el actual gobierno socialista y comunista, a pesar de que el impuesto de Sucesiones es el mas odiado de España y el más injusto y confiscatorio entre los vigentes, junto con el de Patrimonio, está empeñado en imponerlo y en anular las rebajas que algunas autonomías gobernadas por la derecha ya han realizado para aliviar a los herederos y eliminar la injusticia oficial vigente.
Contra esa obsesión del gobierno socialista-comunista por esquilmar a los herederos se han creado plataformas que han luchado y luchan contra ese tributo infernal. Hoy son especialmente activas en Andalucía, Aragón, Asturias, Valencia, Madrid y Cataluña, mientras nacen y crecen otras en regiones esquilmadas o con riesgo de que el más brutal de los impuestos sea restaurado por la codiciosa izquierda.
La lucha de la plataforma andaluza "Stop Impuesto Sucesiones", presidida por Juan Carlos Valverde, un activista incansable y tenaz, logró convertir el impuesto de sucesiones en el más odiado y rechazado por la población, consiguiendo que tuviera una importante influencia en las últimas elecciones autonómicas, en las que movilizó, según han declarado varios expertos, un mínimo de 300.000 votos contra la socialista Susana Díaz (algunos hablan de 500.000), una cantidad de papeletas adversas que le hizo perder el control del gobierno, hoy en manos del PP y Ciudadanos, dos partidos que, junto con VOX, proclaman su rechazo al impuesto de Sucesiones, que de hecho han reducido y bonificado parcialmente.
El impuesto brutal que permite el robo de herencias es ya el más odiado por los ciudadanos en toda España y podría jugar un papel importante en las elecciones próximas, tanto autonómicas como generales. La gente ya sabe que el impuesto es injusto y canalla y que los que quieren imponerlo, por la fuerza, son los partidos de izquierda, PSOE y Podemos. Se supone que tomarán nota y les harán pagar la codicia y el abuso cuando las urnas se abran.
Francisco Rubiales