El deterioro del poder mundial y la desaparición de la decencia en todas las manifestaciones de la vida pública y del poder hacen posible que ser un buen hacker sea una garantía de éxito. Es más que tener un título superior o haber aprobado unas oposiciones para un alto puesto en el Estado porque en el mundo ha llegado la hora de los ladrones de datos, los piratas y los manipuladores.
El mundo es cada día mas electrónico, digital, informatizado e interconectado, lo que está convirtiendo al hacker, el típico pirata informatico, en una pieza deseada por el poder, que lo recluta y lo sitúa en oficinas siniestras y gabinetes de alta tecnología desdelos cuales influyen y modulan el mundo como quieren los poderosos.
El hacker al servicio del poder integra hoy, junto con periodistas, jueces y policías, el núcleo de las tropas de élite que defienden el establishment y el poder mundial, además de uno de los peores enemigos de la democracia. Están siendo reclutados de forma masiva por gobiernos, partidos políticos y grandes empresas. Pronto serán una pesadilla para el progreso, la democracia, la libertad y la decencia.
La guerra informática es el escenario más activo y virulento de la guerra que enfrenta a las grandes potencias mundiales, sobre todo a Estados Unidos, China y Rusia. Los hackers son como las tropas de élite de esa contienda, que también tiene ramificaciones en el mundo árabe, Irán, Arabia Saudí y algunos países emergentes y con ambiciones, como la India.
Hasta hay quien clasifica la modernidad y la fuerza de un país por el número de hackers que tiene reclutados.
La mayoría de los piratas al servicio del Estado luchan contra ese enemigo no declarado pero que los gobiernos cada día consideran más como el gran peligro: los propios ciudadanos, a los que vigilan, controlan sus cuentas, pinchan sus teléfonos y manipulan sin respeto alguno a la intimidad y a los derechos humanos básicos. Los gobiernos, muchos de ellos conscientes de que violan la democracia y la decencia, temen cada día más a sus propios ciudadanos, indignados ante el deterioro de la ética y la suciedad del poder. Porque temen a los ciudadanos, cada día hay más policías, arman a las fuerzas de seguridad con más armas y dotación que a las fuerzas armadas y fortalecen los servicios de inteligencia y el espionaje interior.
El avance de la suciedad en el mundo actual es paralelo al deterioro de la polItica y al auge de esos piratas llamados hackers, al serrvicio de gobiernos que deberían defender los intereses y la felicidad de sus ciudadanos en lugar de vigilarlos, controlarlos y muchas veces intimidarlos y acosarlos para que el miedo los ablande y los convierta en borregos.
Francisco Rubiales
El mundo es cada día mas electrónico, digital, informatizado e interconectado, lo que está convirtiendo al hacker, el típico pirata informatico, en una pieza deseada por el poder, que lo recluta y lo sitúa en oficinas siniestras y gabinetes de alta tecnología desdelos cuales influyen y modulan el mundo como quieren los poderosos.
El hacker al servicio del poder integra hoy, junto con periodistas, jueces y policías, el núcleo de las tropas de élite que defienden el establishment y el poder mundial, además de uno de los peores enemigos de la democracia. Están siendo reclutados de forma masiva por gobiernos, partidos políticos y grandes empresas. Pronto serán una pesadilla para el progreso, la democracia, la libertad y la decencia.
La guerra informática es el escenario más activo y virulento de la guerra que enfrenta a las grandes potencias mundiales, sobre todo a Estados Unidos, China y Rusia. Los hackers son como las tropas de élite de esa contienda, que también tiene ramificaciones en el mundo árabe, Irán, Arabia Saudí y algunos países emergentes y con ambiciones, como la India.
Hasta hay quien clasifica la modernidad y la fuerza de un país por el número de hackers que tiene reclutados.
La mayoría de los piratas al servicio del Estado luchan contra ese enemigo no declarado pero que los gobiernos cada día consideran más como el gran peligro: los propios ciudadanos, a los que vigilan, controlan sus cuentas, pinchan sus teléfonos y manipulan sin respeto alguno a la intimidad y a los derechos humanos básicos. Los gobiernos, muchos de ellos conscientes de que violan la democracia y la decencia, temen cada día más a sus propios ciudadanos, indignados ante el deterioro de la ética y la suciedad del poder. Porque temen a los ciudadanos, cada día hay más policías, arman a las fuerzas de seguridad con más armas y dotación que a las fuerzas armadas y fortalecen los servicios de inteligencia y el espionaje interior.
El avance de la suciedad en el mundo actual es paralelo al deterioro de la polItica y al auge de esos piratas llamados hackers, al serrvicio de gobiernos que deberían defender los intereses y la felicidad de sus ciudadanos en lugar de vigilarlos, controlarlos y muchas veces intimidarlos y acosarlos para que el miedo los ablande y los convierta en borregos.
Francisco Rubiales